Puedes ser pintor con sólo aprender el arte; puedes aprender todo lo que se puede enseñar en las escuelas de arte; puedes ser hábil y puedes pintar bellos cuadros, incluso puedes convertirte en una figura de renombre en el mundo; nadie será capaz de saber que es sólo técnica, a no ser que te cruces con un Maestro; pero tú siempre sabrás que es sólo técnica.
Tus manos se han vuelto habilidosas, tu cabeza conoce la destreza, pero tu corazón no fluye. Pintas, pero no eres un pintor. Creas una obra de arte, pero no eres un artista. Tú la haces, pero no estás en ella. La haces como haces otras cosas, pero no eres un amante. No estás involucrado en ella totalmente. Tu ser interno permanece a distancia, indiferente, se queda a un lado. Tu cabeza y tus manos siguen trabajando, pero tú no estás ahí. La pintura no transmitirá tu presencia. No te transmitirá a ti. Puede que lleve tu firma, pero no tu ser.
Un Maestro lo sabrá inmediatamente, porque esa pintura estará muerta. ¡Hermosa, sí! ¡Pero también se puede decorar un cadáver! ¡También se puede pintar un cadáver! Incluso puedes ponerle lápiz de labios, y parecerán rojos; pero el lápiz de labios, no importa lo rojo que sea, no puede tener la calidez de la sangre que fluye. Esos labios... ¡pintados! Pero no hay vida en ellos.
Osho.