lunes, 31 de julio de 2017

LA TELEVISIÓN







La televisión ¿muestra lo que ocurre?





En nuestros países, la televisión muestra lo que ella quiere que ocurra; y nada ocurre si la televisión no lo muestra.





La televisión, esa última luz que te salva de la soledad y de la noche, es la realidad. Porque la vida es un espectáculo: y a los que se portan bien, el sistema les promete un cómodo asiento.








Tomado de:
Cuentos de Galeano en la Jornada
Eduardo Galeano
Fotografía de internet

LA TELEVISIÓN


La televisión ¿muestra lo que ocurre?

En nuestros países, la televisión muestra lo que ella quiere que ocurra; y nada ocurre si la televisión no lo muestra.

La televisión, esa última luz que te salva de la soledad y de la noche, es la realidad. Porque la vida es un espectáculo: y a los que se portan bien, el sistema les promete un cómodo asiento.


Tomado de:
Cuentos de Galeano en la Jornada
Eduardo Galeano
Fotografía de internet

ACEPTA TU DOLOR






ACEPTA TU DOLOR


POBREZA DE NO USAR RECURSOS






POBREZA DE NO USAR RECURSOS


viernes, 28 de julio de 2017

PREGUNTAS Y RESPUESTAS 3







P: ¿Podría decirnos algo sobre la capacidad de perdonar?





Thich Nhat Hanh:


R: La capacidad de perdonar es fruto del entendimiento. A veces, incluso cuando queremos perdonar a alguien, no somos capaces de hacerlo. La buena voluntad necesaria para perdonar puede estar presente, pero la amargura y el sufrimiento siguen también estando presentes. Para mi el perdón es resultado de la práctica de observar profundamente y comprender.





En la oficina que teníamos en París en los años setenta y ochenta una mañana recibimos una muy mala noticia. Había llegado una carta en que nos decían que una niña de once años que viajaba en un barco procedente de Viet Nam había sido violada por un pirata del mar. Cuando su padre intentó intervenir lo arrojaron al mar. La niña saltó al mar también, y se ahogó. Yo estaba enojado. Como seres humanos, tenemos derecho a enojarse; pero como practicantes, no tenemos derecho a cesar de practicar.





No fui capaz de desayunar; la noticia era demasiado para mí. Medité caminando en un bosque cercano. Intenté ponerme en contacto con los árboles, los pájaros y el cielo azul, para calmarme, y luego me senté y medité. La meditación duró mucho rato.





Mientras meditaba me vi nacer en la zona costera de Tailandia. Mi padre era un pescador pobre; mi madre era una mujer inculta. La pobreza me rodeaba por todas partes. A los catorce años tuve que ponerme a trabajar con mi padre en el barco para ganar nuestro sustento; este trabajo era muy duro. Cuando mi padre murió, tuve que hacerme cargo de su actividad yo solo para sostener a mi familia.





Un pescador que conocía me dijo que muchos refugiados del mar que salían de Viet Nam solían llevar consigo sus posesiones muy valiosas, como oro y alhajas. Me dijo que si interceptábamos uno solo de estos barcos y nos quedábamos con una parte del oro, seríamos ricos. Como era un pescador pobre e inculto, su propuesta me tentó. Y un día decidí irme con él y robar a los refugiados del mar. Cuando vi como el pescador violaba a una de las mujeres que viajaban en el barco, sentí la tentación de hacer lo mismo. Miré a mi alrededor y cuando me di cuenta de que nada me podía detener —no había policías y no corría ningún riesgo— me dije a mí mismo: «Lo puedo hacer, una sola vez». Fue así como me convertí en pirata del mar que viola a una niña pequeña.





Ahora imagínense que van en el barco y que llevan un arma de fuego. Si me disparan y me matan, su acto no me ayudará. Nadie me ha ayudado en toda mi vida y nadie ayudó a mis padres en toda su vida. De niño, me criaron sin educación. Yo jugaba con niños delincuentes y ya de mayor me convertí en pescador pobre. Ningún político o educador me ayudó jamás. Y porque nadie me ayudó, me convertí en pirata del mar. Si disparas contra mí, me matarás.





Esa noche medité sobre esto. Una vez más, me vi como joven pescador que se convierte en pirata del mar. También vi como cientos de bebés nacían esa noche en las costas de Tailandia. Me di cuenta de que si nadie ayudara a esos bebés a crecer con educación y posibilidades de llevar una vida decente, en veinte años algunos de esos bebés serían piratas del mar. Empecé a entender que si yo hubiese nacido niño en esa aldea de pescadores, también yo me hubiese convertido en pirata del mar. Cuando comprendí esto, mi enojo con los piratas se disipó.





En vez de enojarme con el pescador, sentí compasión por él. Prometí que si algo pudiera hacer para ayudar a los bebés que habían nacido esa noche en las costas de Tailandia, lo haría. La energía llamada enojo se transformó en la energía de la compasión por medio de la meditación. La capacidad de perdonar, y el entendimiento, son frutos de la práctica de observar profundamente, yo la llamo meditar.









Extracto del libro:


Sea libre donde esté


Thich Nhat Hanh


Fotografía tomada de internet


PREGUNTAS Y RESPUESTAS 3


P: ¿Podría decirnos algo sobre la capacidad de perdonar?

Thich Nhat Hanh:
R: La capacidad de perdonar es fruto del entendimiento. A veces, incluso cuando queremos perdonar a alguien, no somos capaces de hacerlo. La buena voluntad necesaria para perdonar puede estar presente, pero la amargura y el sufrimiento siguen también estando presentes. Para mi el perdón es resultado de la práctica de observar profundamente y comprender.

En la oficina que teníamos en París en los años setenta y ochenta una mañana recibimos una muy mala noticia. Había llegado una carta en que nos decían que una niña de once años que viajaba en un barco procedente de Viet Nam había sido violada por un pirata del mar. Cuando su padre intentó intervenir lo arrojaron al mar. La niña saltó al mar también, y se ahogó. Yo estaba enojado. Como seres humanos, tenemos derecho a enojarse; pero como practicantes, no tenemos derecho a cesar de practicar.

No fui capaz de desayunar; la noticia era demasiado para mí. Medité caminando en un bosque cercano. Intenté ponerme en contacto con los árboles, los pájaros y el cielo azul, para calmarme, y luego me senté y medité. La meditación duró mucho rato.

Mientras meditaba me vi nacer en la zona costera de Tailandia. Mi padre era un pescador pobre; mi madre era una mujer inculta. La pobreza me rodeaba por todas partes. A los catorce años tuve que ponerme a trabajar con mi padre en el barco para ganar nuestro sustento; este trabajo era muy duro. Cuando mi padre murió, tuve que hacerme cargo de su actividad yo solo para sostener a mi familia.

Un pescador que conocía me dijo que muchos refugiados del mar que salían de Viet Nam solían llevar consigo sus posesiones muy valiosas, como oro y alhajas. Me dijo que si interceptábamos uno solo de estos barcos y nos quedábamos con una parte del oro, seríamos ricos. Como era un pescador pobre e inculto, su propuesta me tentó. Y un día decidí irme con él y robar a los refugiados del mar. Cuando vi como el pescador violaba a una de las mujeres que viajaban en el barco, sentí la tentación de hacer lo mismo. Miré a mi alrededor y cuando me di cuenta de que nada me podía detener —no había policías y no corría ningún riesgo— me dije a mí mismo: «Lo puedo hacer, una sola vez». Fue así como me convertí en pirata del mar que viola a una niña pequeña.

Ahora imagínense que van en el barco y que llevan un arma de fuego. Si me disparan y me matan, su acto no me ayudará. Nadie me ha ayudado en toda mi vida y nadie ayudó a mis padres en toda su vida. De niño, me criaron sin educación. Yo jugaba con niños delincuentes y ya de mayor me convertí en pescador pobre. Ningún político o educador me ayudó jamás. Y porque nadie me ayudó, me convertí en pirata del mar. Si disparas contra mí, me matarás.

Esa noche medité sobre esto. Una vez más, me vi como joven pescador que se convierte en pirata del mar. También vi como cientos de bebés nacían esa noche en las costas de Tailandia. Me di cuenta de que si nadie ayudara a esos bebés a crecer con educación y posibilidades de llevar una vida decente, en veinte años algunos de esos bebés serían piratas del mar. Empecé a entender que si yo hubiese nacido niño en esa aldea de pescadores, también yo me hubiese convertido en pirata del mar. Cuando comprendí esto, mi enojo con los piratas se disipó.

En vez de enojarme con el pescador, sentí compasión por él. Prometí que si algo pudiera hacer para ayudar a los bebés que habían nacido esa noche en las costas de Tailandia, lo haría. La energía llamada enojo se transformó en la energía de la compasión por medio de la meditación. La capacidad de perdonar, y el entendimiento, son frutos de la práctica de observar profundamente, yo la llamo meditar.


Extracto del libro:
Sea libre donde esté
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet

¿CUÁNDO LLEGA LA FELICIDAD?






¿CUÁNDO LLEGA LA FELICIDAD?


jueves, 27 de julio de 2017

TAO TE KING: PRINCIPIO 31







Las armas son instrumentos nefastos,


odiados por todos los seres.





Quien posee el recto SENTIDO


no quiere saber nada de ellas.





En la vida diaria la izquierda es


para el noble el puesto de honor.





Pero en la guerra, lo es la derecha.





Las armas son instrumentos nefastos


que no convienen al noble.





Sólo las usa cuando no queda más remedio.





Sobre todas las cosas, aprecia la calina y la paz.





Cuando vence, no se regocija en su victoria.





Alegrarse sería como festejar


los asesinatos cometidos.





Quien se alegra de un homicidio


no alcanzará la meta que persigue.





En la dicha, consideramos


que el puesto de honor está a la izquierda.





En la desdicha, que lo está a la derecha.





El general adjunto ocupa la izquierda,


el general en jefe, la derecha.





Ocupa, pues, el sitio que le correspondería


según es costumbre en las ceremonias fúnebres.





Matar a un gran número de hombres


ha de lamentarse con lágrimas compasivas.





El vencedor de la batalla


ha de llevar luto como en un funeral.











Extracto del libro:


Lao-Tsé


Tao Te King


Fotografía tomada de internet

TAO TE KING: PRINCIPIO 31


Las armas son instrumentos nefastos,
odiados por todos los seres.

Quien posee el recto SENTIDO
no quiere saber nada de ellas.

En la vida diaria la izquierda es
para el noble el puesto de honor.

Pero en la guerra, lo es la derecha.

Las armas son instrumentos nefastos
que no convienen al noble.

Sólo las usa cuando no queda más remedio.

Sobre todas las cosas, aprecia la calina y la paz.

Cuando vence, no se regocija en su victoria.

Alegrarse sería como festejar
los asesinatos cometidos.

Quien se alegra de un homicidio
no alcanzará la meta que persigue.

En la dicha, consideramos
que el puesto de honor está a la izquierda.

En la desdicha, que lo está a la derecha.

El general adjunto ocupa la izquierda,
el general en jefe, la derecha.

Ocupa, pues, el sitio que le correspondería
según es costumbre en las ceremonias fúnebres.

Matar a un gran número de hombres
ha de lamentarse con lágrimas compasivas.

El vencedor de la batalla
ha de llevar luto como en un funeral.



Extracto del libro:
Lao-Tsé
Tao Te King
Fotografía tomada de internet

NECESIDADES






NECESIDADES


martes, 25 de julio de 2017

SENCILLEZ DE CARÁCTER






SENCILLEZ DE CARÁCTER


LA SIMPLEZA NO ES SENCILLEZ









Cuando hablo de «simpleza» (bobería, superficialidad) no me refiero a la «sencillez» (virtud, sabiduría). El monje budista Matthieu Ricard94 afirma: «Tener una mente sencilla no es ser simple.» Y luego agrega: 





«Al contrario, la sencillez de la mente va acompañada de lucidez. Como el agua clara que permite ver el fondo del lago, la sencillez permite ver la naturaleza de la mente detrás de los velos de los pensamientos errabundos.» (p.161)





Y en el mismo sentido, el filósofo Comte-Sponville95 concluye: 





«La sencillez no es inconciencia; la sencillez no es estupidez. El hombre sencillo no es un simple. La sencillez constituye más bien el antídoto de la reflexividad y de la inteligencia, porque le impide acrecentarse...» (p. 160)





Desde mi punto de vista, lo sencillo se diferencia de lo simple al menos en cuatro aspectos: 






  • Lo simple es insípido; lo sencillo rebosa de gusto y belleza intrínseca

  • Lo simple es la ignorancia de uno mismo sin tener conciencia de ello; la sencillez es el olvido de uno mismo tras conocerse. 

  • Lo simple es pesado, torpe y disfuncional; lo sencillo es ligero, ágil y funcional. 

  • El simple es peligrosamente estúpido; el sencillo es maravillosamente sabio. 

  • Cuanto más sencilla es una mente, más se ilumina, más crece. Cuanto más simple es una mente, más se cierra sobre sí misma. 




Los datos muestran que cuanto mayor es el grado de simpleza mental, mayor es la tendencia al fundamentalismo, al autoritarismo y al dogmatismo.96 Y a más simpleza cognitiva, más identificación y necesidad de ídolos o celebridades externas (menos identidad personal), lo cual explicaría la adhesión a ciertos fanatismos.97 Podría establecerse un continuo y ubicar en un extremo las mentes simples, cerradas, defensivas y fundamentalistas y en el otro extremo las mentes complejas, abiertas, tolerantes y críticas. 





La siguiente frase del ensayista inglés William Hazlitt explica bellamente lo que intento decir: «La sencillez de carácter es el resultado natural del pensamiento profundo.»









94. Ricard, M. (2005). En defensa de la felicidad. Barcelona: 

Urano.



95. Comte-Sponville, A. (2005). Pequeño tratado de las 

grandes virtudes. Barcelona: Paidós.



96. Heiser, D. M. (2005). «A study of fundamentalism and 

cognitive complexity among undergraduate students at 


a fundamentalist college.» Adler School of Professional 


Psychology: AAE 3166445.





97. Nartub M. M.; Cayanus, J., McCutcheon. y Maltby, J. 



(2003). «Celebrity worship and cognitive flexibility.» 






North American Journal of Psychology, 5, 75-80.















Extracto del libro:


El arte de ser flexible


Walter Riso


Fotografía tomada de internet


LA SIMPLEZA NO ES SENCILLEZ


Cuando hablo de «simpleza» (bobería, superficialidad) no me refiero a la «sencillez» (virtud, sabiduría). El monje budista Matthieu Ricard94 afirma: «Tener una mente sencilla no es ser simple.» Y luego agrega: 

«Al contrario, la sencillez de la mente va acompañada de lucidez. Como el agua clara que permite ver el fondo del lago, la sencillez permite ver la naturaleza de la mente detrás de los velos de los pensamientos errabundos.» (p.161)

Y en el mismo sentido, el filósofo Comte-Sponville95 concluye: 

«La sencillez no es inconciencia; la sencillez no es estupidez. El hombre sencillo no es un simple. La sencillez constituye más bien el antídoto de la reflexividad y de la inteligencia, porque le impide acrecentarse...» (p. 160)

Desde mi punto de vista, lo sencillo se diferencia de lo simple al menos en cuatro aspectos: 

  • Lo simple es insípido; lo sencillo rebosa de gusto y belleza intrínseca
  • Lo simple es la ignorancia de uno mismo sin tener conciencia de ello; la sencillez es el olvido de uno mismo tras conocerse. 
  • Lo simple es pesado, torpe y disfuncional; lo sencillo es ligero, ágil y funcional. 
  • El simple es peligrosamente estúpido; el sencillo es maravillosamente sabio. 
  • Cuanto más sencilla es una mente, más se ilumina, más crece. Cuanto más simple es una mente, más se cierra sobre sí misma. 
Los datos muestran que cuanto mayor es el grado de simpleza mental, mayor es la tendencia al fundamentalismo, al autoritarismo y al dogmatismo.96 Y a más simpleza cognitiva, más identificación y necesidad de ídolos o celebridades externas (menos identidad personal), lo cual explicaría la adhesión a ciertos fanatismos.97 Podría establecerse un continuo y ubicar en un extremo las mentes simples, cerradas, defensivas y fundamentalistas y en el otro extremo las mentes complejas, abiertas, tolerantes y críticas. 

La siguiente frase del ensayista inglés William Hazlitt explica bellamente lo que intento decir: «La sencillez de carácter es el resultado natural del pensamiento profundo.»


94. Ricard, M. (2005). En defensa de la felicidad. Barcelona: 
Urano.
95. Comte-Sponville, A. (2005). Pequeño tratado de las 
grandes virtudes. Barcelona: Paidós.
96. Heiser, D. M. (2005). «A study of fundamentalism and 
cognitive complexity among undergraduate students at 
a fundamentalist college.» Adler School of Professional 
Psychology: AAE 3166445.
97. Nartub M. M.; Cayanus, J., McCutcheon. y Maltby, J. 
(2003). «Celebrity worship and cognitive flexibility.» 
North American Journal of Psychology, 5, 75-80.


Extracto del libro:
El arte de ser flexible
Walter Riso
Fotografía tomada de internet

UN APEGO






UN APEGO


lunes, 24 de julio de 2017

ENCUENTRO







El yo


No individualidad 


Vacío





Yo no existo y, si durante un momento tú tampoco estás allí, se producirá un en­cuentro: dos vacíos se unirán. Recuerda: sólo dos vacíos pueden encontrarse; no hay otra fu­sión posible. Siempre que hay una unión, se trata de dos vacíos fusionándose.





El yo es muy sólido, demasiado sustancial para fusionarse. Entonces, puedes luchar, cho­car, pero no puedes reunirte con otro. Puedes pensar que ese choque entre dos voces es una reunión; y es una especie de reunión: se juntan, pero nunca están realmente juntos. Se encuen­tran y aun así no se encuentran. Se tocan uno al otro y aun así permanecen intactos. Tu vacío interior permanece como tierra virgen: no ha si­do penetrado.





Pero, cuando el yo no está allí, cuando no sientes mucho "yo", cuando no estás pensando para nada en ti, eso es lo que Buda llama anat­ta: no individualidad. Fue muy mal interpretado. En la india la gente hablaba de atman: el sí mis­mo, el sí mismo supremo. Todo el mundo bus­caba el supremo sí mismo, la forma de transfor­marse en el sí mismo fundamental. Y entonces viene Buda y dice que no hay sí mismo que al­canzar y que es mejor la no individualidad. Su enseñanza no podía ser aceptada. Buda fue ex­pulsado de su país. No se lo aceptaba en ninguna parte. Un Buda siempre es expulsado. Adondequiera que vaya, lo expulsarán, pues te golpea tan profundamente que no puedes tolerarlo. Dice que no existes.





Cuando estás vacío, cuando no hay más que vacío, se produce el encuentro. Cualquiera que sea capaz de vaciarse se fusionará. Y ésta es la única forma de hacerse uno con la existencia. Puedes llamarlo amor, puedes llamarlo devoción, puedes llamarlo meditación, o como más te guste.





Tú estás aquí porque la vida se te ha dado así. Yo estoy aquí porque la vida se me ha dado así. 





Recuerda: eres sabio, inteligente, calculador. Aun si fallas, lo liarás con gran sabiduría. Lo racionaliza­rás. Dirás que no había nada que obtener. O encontrarás argumentos que oculten el hecho. Si estás alerta a esta posibilidad de fallar, entonces la fusión se hace posible de inmediato. Y digo de inmediato, porque no hay necesidad de posponerla.









Referencia:


El dios de todos (Osho)


Un camino espiritual para descubrir a Dios


Fotografía tomada de internet


ENCUENTRO


El yo
No individualidad 
Vacío

Yo no existo y, si durante un momento tú tampoco estás allí, se producirá un en­cuentro: dos vacíos se unirán. Recuerda: sólo dos vacíos pueden encontrarse; no hay otra fu­sión posible. Siempre que hay una unión, se trata de dos vacíos fusionándose.

El yo es muy sólido, demasiado sustancial para fusionarse. Entonces, puedes luchar, cho­car, pero no puedes reunirte con otro. Puedes pensar que ese choque entre dos voces es una reunión; y es una especie de reunión: se juntan, pero nunca están realmente juntos. Se encuen­tran y aun así no se encuentran. Se tocan uno al otro y aun así permanecen intactos. Tu vacío interior permanece como tierra virgen: no ha si­do penetrado.

Pero, cuando el yo no está allí, cuando no sientes mucho "yo", cuando no estás pensando para nada en ti, eso es lo que Buda llama anat­ta: no individualidad. Fue muy mal interpretado. En la india la gente hablaba de atman: el sí mis­mo, el sí mismo supremo. Todo el mundo bus­caba el supremo sí mismo, la forma de transfor­marse en el sí mismo fundamental. Y entonces viene Buda y dice que no hay sí mismo que al­canzar y que es mejor la no individualidad. Su enseñanza no podía ser aceptada. Buda fue ex­pulsado de su país. No se lo aceptaba en ninguna parte. Un Buda siempre es expulsado. Adondequiera que vaya, lo expulsarán, pues te golpea tan profundamente que no puedes tolerarlo. Dice que no existes.

Cuando estás vacío, cuando no hay más que vacío, se produce el encuentro. Cualquiera que sea capaz de vaciarse se fusionará. Y ésta es la única forma de hacerse uno con la existencia. Puedes llamarlo amor, puedes llamarlo devoción, puedes llamarlo meditación, o como más te guste.

Tú estás aquí porque la vida se te ha dado así. Yo estoy aquí porque la vida se me ha dado así. 

Recuerda: eres sabio, inteligente, calculador. Aun si fallas, lo liarás con gran sabiduría. Lo racionaliza­rás. Dirás que no había nada que obtener. O encontrarás argumentos que oculten el hecho. Si estás alerta a esta posibilidad de fallar, entonces la fusión se hace posible de inmediato. Y digo de inmediato, porque no hay necesidad de posponerla.


Referencia:
El dios de todos (Osho)
Un camino espiritual para descubrir a Dios
Fotografía tomada de internet

POBREZA DE TIEMPO






POBREZA DE TIEMPO


domingo, 23 de julio de 2017

PARA LA CÁTEDRA DE DERECHO CIVIL







Están haciendo cola los pobres de absoluta pobrecía, los condenados a pena de pena perpetua. Olor a jabón barato, gente limpita y peinada; la ley se despierta temprano, hoy atiende el abogado de primera hora.





El abogado ve que en la cola espera una anciana con varios niños y un bebé en brazos. Cuando le llega el turno, ella muestra sus papeles. Los niños no son nietos, son hijos. Esa mujer tiene treinta años y nueve hijos, y viene a pedir ayuda. Ella había levantado un rancho de lata y madera en algún lugar de las orillas del Cerro de Montevideo; creía que era tierra de nadie, pero era de alguien. Y ahora van a echarla de allí, ya le ha llegado esa cosa que se llama orden de lanzamiento.





El abogado la escucha, revisa los papeles que ella ha traído, menea la cabeza. Demora en hablar, traga saliva, por fin dice:





—Lo lamento, señora, pero no hay nada que hacer.





El abogado lo dice en voz baja, mirando al suelo.





Cuando alza la mirada, ve un racimo de hijos en torno de esa mujer. Una de las niñas se está tapando las orejas con las manos. Quién sabe si ella sabe que esas palabras, no hay nada que hacer, ese trueno, ese castigo, van a aturdirle los oídos a lo largo de todas las vidas de su vida.












Tomado de:


Cuentos de Galeano en la Jornada


Eduardo Galeano


Fotografía de internet


PARA LA CÁTEDRA DE DERECHO CIVIL


Están haciendo cola los pobres de absoluta pobrecía, los condenados a pena de pena perpetua. Olor a jabón barato, gente limpita y peinada; la ley se despierta temprano, hoy atiende el abogado de primera hora.

El abogado ve que en la cola espera una anciana con varios niños y un bebé en brazos. Cuando le llega el turno, ella muestra sus papeles. Los niños no son nietos, son hijos. Esa mujer tiene treinta años y nueve hijos, y viene a pedir ayuda. Ella había levantado un rancho de lata y madera en algún lugar de las orillas del Cerro de Montevideo; creía que era tierra de nadie, pero era de alguien. Y ahora van a echarla de allí, ya le ha llegado esa cosa que se llama orden de lanzamiento.

El abogado la escucha, revisa los papeles que ella ha traído, menea la cabeza. Demora en hablar, traga saliva, por fin dice:

—Lo lamento, señora, pero no hay nada que hacer.

El abogado lo dice en voz baja, mirando al suelo.

Cuando alza la mirada, ve un racimo de hijos en torno de esa mujer. Una de las niñas se está tapando las orejas con las manos. Quién sabe si ella sabe que esas palabras, no hay nada que hacer, ese trueno, ese castigo, van a aturdirle los oídos a lo largo de todas las vidas de su vida.



Tomado de:
Cuentos de Galeano en la Jornada
Eduardo Galeano
Fotografía de internet

NUESTRA PROGRAMACIÓN






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