jueves, 30 de abril de 2020

UN SIMPLE MAL ENTENDIDO






UN SIMPLE MAL ENTENDIDO


EL ORIGEN DEL ORIGEN








Un enamorado estaba relatando a su amada todo lo que había hecho por ella: 





«He hecho muchas cosas por ti. Por culpa tuya he sido blanco de muchas flechas. Mis bienes han volado y mi dignidad al mismo tiempo. ¡Ah, cuánto he sufrido por tu amor! Ya no hay noche ni día que me traiga una sonrisa». 





Así enumeraba la lista de los amargos brebajes que había tenido que absorber. No hacía esto con el fin de culpabilizar a su amada, sino, más bien, para probarle su sinceridad. Pues la sed de los enamorados no colma ningún instinto. Describía sus penas sin cansarse. ¿Cómo podría un pez cansarse del agua? 





Cuando había terminado de hablar de sus desengaños, añadía: 





«¡Y aún no te he dicho nada!». 





Era como la candela que ignora su llama y se funde en lágrimas. 





Su amada le respondió: 





«Es verdad, has hecho todo eso por mí. Pero ahora préstame atención y escucha esto: ¡tú no has ido hasta el origen del origen del amor y todo lo que has hecho es aún poca cosa! 





—Dime ¿cuál es, pues, ese origen? 





—Es la muerte, la desaparición, la inexistencia. ¡Has hecho todo para probar tu amor, salvo morir!». 





En aquel mismo instante, el enamorado rindió el alma en la alegría y esta alegría le quedó, eternamente.











150 Cuentos sufíes


Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī


Fotografía tomada de internet





EL ORIGEN DEL ORIGEN


Un enamorado estaba relatando a su amada todo lo que había hecho por ella: 

«He hecho muchas cosas por ti. Por culpa tuya he sido blanco de muchas flechas. Mis bienes han volado y mi dignidad al mismo tiempo. ¡Ah, cuánto he sufrido por tu amor! Ya no hay noche ni día que me traiga una sonrisa». 

Así enumeraba la lista de los amargos brebajes que había tenido que absorber. No hacía esto con el fin de culpabilizar a su amada, sino, más bien, para probarle su sinceridad. Pues la sed de los enamorados no colma ningún instinto. Describía sus penas sin cansarse. ¿Cómo podría un pez cansarse del agua? 

Cuando había terminado de hablar de sus desengaños, añadía: 

«¡Y aún no te he dicho nada!». 

Era como la candela que ignora su llama y se funde en lágrimas. 

Su amada le respondió: 

«Es verdad, has hecho todo eso por mí. Pero ahora préstame atención y escucha esto: ¡tú no has ido hasta el origen del origen del amor y todo lo que has hecho es aún poca cosa! 

—Dime ¿cuál es, pues, ese origen? 

—Es la muerte, la desaparición, la inexistencia. ¡Has hecho todo para probar tu amor, salvo morir!». 

En aquel mismo instante, el enamorado rindió el alma en la alegría y esta alegría le quedó, eternamente.



150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

miércoles, 29 de abril de 2020

EL FOCO DE LA ATENCIÓN CONSCIENTE






8.EL PERSONAJE.








EL Personaje es nuestro Ego, el protagonista. Funcionamos viéndonos, haciendo coincidir la escena interior con la exterior creada. Así nos gustamos. Se trata de un montaje teatral. También intentamos seducir y convencer. Esta construcción nos produce el placer y la seguridad de creer que estamos manejando el ambiente, la situación, la “realidad”.





A esto se refiere la autoimagen. Luego quedan los retoques, las quejas, las críticas… y en este juego buscamos una autoestima sostenida por alfileres. Escena tras escena, transcurre la existencia… aunque nada tenga que ver con la vida.











Bibliografía: 


La luciérnaga ciega: Soko Daido Ubalde


Fotografía tomada de internet


EL FOCO DE LA ATENCIÓN CONSCIENTE


8.EL PERSONAJE.


EL Personaje es nuestro Ego, el protagonista. Funcionamos viéndonos, haciendo coincidir la escena interior con la exterior creada. Así nos gustamos. Se trata de un montaje teatral. También intentamos seducir y convencer. Esta construcción nos produce el placer y la seguridad de creer que estamos manejando el ambiente, la situación, la “realidad”.

A esto se refiere la autoimagen. Luego quedan los retoques, las quejas, las críticas… y en este juego buscamos una autoestima sostenida por alfileres. Escena tras escena, transcurre la existencia… aunque nada tenga que ver con la vida.



Bibliografía: 
La luciérnaga ciega: Soko Daido Ubalde
Fotografía tomada de internet

DAÑOS COLATERALES






DAÑOS COLATERALES


martes, 28 de abril de 2020

LA INFINITA LISTA MENTAL DE COSAS-POR-HACER








La mente tiende a etiquetar todo como malo o un problema. Si nos despertamos tiesos en la mañana, la mente lo etiqueta como algo malo y luego se preocupa por el envejecimiento. Si nos enteramos de que seremos despedidos de nuestro empleo, la mente inmediatamente concluye lo peor y se preocupa por el futuro. Incluso si algo bueno sucede, la mente busca la posible desventaja o se preocupa por perder lo recién obtenido.





La mente considera que su trabajo es rechazar los sucesos del presente con el fin de sacar lo mejor del futuro. La lógica es que si estamos felices en el ahora, no haremos nada para alcanzar cosas mejores. Así que buscamos lo negativo para poder determinar qué pasos tomar para mejorar. Esto mantiene la mente muy ocupada y nos deja con una sensación permanente de carencia y de no estar completos. Debido a que siempre hay algo sucediendo que podría ser etiquetado como malo, siempre hay algo de arreglar o mejorar. Como resultado, llevamos en nuestra mente una siempre-creciente lista de cosas por hacer. Sentimos la necesidad de mejorar nuestras dietas, nuestra apariencia, nuestras finanzas, salud, relaciones y nuestra carrera. De modo más inmediato, tenemos la necesidad de cambiar como nos sentimos cuando experimentamos una fuerte emoción o sensación.





Incluso tenemos una lista de cosas por hacer para lograr ser mejores espiritualmente: Debo ser más consciente o presente. Necesito ser menos crítico. Necesito encontrar un propósito en mi vida. Debo ser más intuitivo y más compasivo. Necesito tener una experiencia más profunda de Plenitud. Las enseñanzas espirituales son primordialmente descripciones de nuestra verdadera naturaleza y afirman que ya somos lo que buscamos; aun así los buscadores espirituales muchas veces recurren a tales enseñanzas en espera de hallar prescripciones para alcanzar una mejor realidad. Los buscadores espirituales no necesariamente buscan la verdad, sino una lista más espiritual de cosas-por-hacer. Incluso cuando se les dice que la consciencia es todo lo que existe y que la vida ya es amorosa y perfecta, ellos quieren una lista de pasos a seguir para sentir ese amor y perfección con más frecuencia.





Una pregunta sencilla puede modificar esta tendencia de sentir que necesitamos arreglar o mejorar el momento: ¿En realidad es tan malo este momento? ¿Hay algo realmente presente ahora mismo que sea un problema? ¿Qué tal si sentirme tieso en la mañana no es tan malo, sino solamente una sensación particular? ¿Qué tal si sentirme tieso está bien? Podemos hacer la misma pregunta sobre cualquier vivencia: ¿Es la tristeza una mala sensación? ¿Es la confusión una mala sensación? ¿Es la falta de dinero realmente un problema en este momento? ¿Es la pérdida de un empleo o una relación realmente un problema en este momento? 





En este momento, nunca existe en realidad un problema, solo ideas e historias sobre un problema. 


 


Este tipo de cuestionamiento produce un efecto contrario al de añadir cosas a nuestra lista de pendientes. Puede reducir la sensación de tener que actuar en reacción a la actualidad. Incluso cuando necesita hacer algo pendiente, cuestionar las conclusiones mentales puede poner en perspectiva la necesidad de hacer. Además reducirá la sensación de estar abrumado, creada por la infinita letanía de problemas imaginarios y la infinita lista mental de cosas que pensamos debemos hacer en relación a ellos.





Más importante aún, preguntar qué es real sobre este momento preciso puede ponernos en contacto con la belleza y el milagro que están siempre presentes en este misterio llamado vida. No hay nada problemático o malo en el aquí y ahora, al contrario hay una profundidad y riqueza infinita por descubrir en el momento presente. Todo lo que en realidad importa, como la paz, alegría, satisfacción, conexión y el amor, lo encuentra en el aquí y ahora, solamente en este instante. Para sentir esta plenitud y maravilla, solo debemos poner en duda la idea de que la paz, alegría, satisfacción y el amor no estén ya aquí y ahora, luego observar a ver si lo están. ¿Hay paz presente en éste momento? ¿Hay algo de amor en este momento? ¿Cómo se siente esa paz? ¿Cuál es la naturaleza de ese amor que está aquí ahora? Hacer este tipo de preguntas es lo único que necesita para ponerse en contacto con la maravillosa riqueza del momento presente. Y no hay nada que debemos “hacer” sobre ello.











Extracto del libro:


Eso es eso


aka Nirmala


Fotografía tomada de internet


LA INFINITA LISTA MENTAL DE COSAS-POR-HACER


La mente tiende a etiquetar todo como malo o un problema. Si nos despertamos tiesos en la mañana, la mente lo etiqueta como algo malo y luego se preocupa por el envejecimiento. Si nos enteramos de que seremos despedidos de nuestro empleo, la mente inmediatamente concluye lo peor y se preocupa por el futuro. Incluso si algo bueno sucede, la mente busca la posible desventaja o se preocupa por perder lo recién obtenido.

La mente considera que su trabajo es rechazar los sucesos del presente con el fin de sacar lo mejor del futuro. La lógica es que si estamos felices en el ahora, no haremos nada para alcanzar cosas mejores. Así que buscamos lo negativo para poder determinar qué pasos tomar para mejorar. Esto mantiene la mente muy ocupada y nos deja con una sensación permanente de carencia y de no estar completos. Debido a que siempre hay algo sucediendo que podría ser etiquetado como malo, siempre hay algo de arreglar o mejorar. Como resultado, llevamos en nuestra mente una siempre-creciente lista de cosas por hacer. Sentimos la necesidad de mejorar nuestras dietas, nuestra apariencia, nuestras finanzas, salud, relaciones y nuestra carrera. De modo más inmediato, tenemos la necesidad de cambiar como nos sentimos cuando experimentamos una fuerte emoción o sensación.

Incluso tenemos una lista de cosas por hacer para lograr ser mejores espiritualmente: Debo ser más consciente o presente. Necesito ser menos crítico. Necesito encontrar un propósito en mi vida. Debo ser más intuitivo y más compasivo. Necesito tener una experiencia más profunda de Plenitud. Las enseñanzas espirituales son primordialmente descripciones de nuestra verdadera naturaleza y afirman que ya somos lo que buscamos; aun así los buscadores espirituales muchas veces recurren a tales enseñanzas en espera de hallar prescripciones para alcanzar una mejor realidad. Los buscadores espirituales no necesariamente buscan la verdad, sino una lista más espiritual de cosas-por-hacer. Incluso cuando se les dice que la consciencia es todo lo que existe y que la vida ya es amorosa y perfecta, ellos quieren una lista de pasos a seguir para sentir ese amor y perfección con más frecuencia.

Una pregunta sencilla puede modificar esta tendencia de sentir que necesitamos arreglar o mejorar el momento: ¿En realidad es tan malo este momento? ¿Hay algo realmente presente ahora mismo que sea un problema? ¿Qué tal si sentirme tieso en la mañana no es tan malo, sino solamente una sensación particular? ¿Qué tal si sentirme tieso está bien? Podemos hacer la misma pregunta sobre cualquier vivencia: ¿Es la tristeza una mala sensación? ¿Es la confusión una mala sensación? ¿Es la falta de dinero realmente un problema en este momento? ¿Es la pérdida de un empleo o una relación realmente un problema en este momento? 

En este momento, nunca existe en realidad un problema, solo ideas e historias sobre un problema. 
 
Este tipo de cuestionamiento produce un efecto contrario al de añadir cosas a nuestra lista de pendientes. Puede reducir la sensación de tener que actuar en reacción a la actualidad. Incluso cuando necesita hacer algo pendiente, cuestionar las conclusiones mentales puede poner en perspectiva la necesidad de hacer. Además reducirá la sensación de estar abrumado, creada por la infinita letanía de problemas imaginarios y la infinita lista mental de cosas que pensamos debemos hacer en relación a ellos.

Más importante aún, preguntar qué es real sobre este momento preciso puede ponernos en contacto con la belleza y el milagro que están siempre presentes en este misterio llamado vida. No hay nada problemático o malo en el aquí y ahora, al contrario hay una profundidad y riqueza infinita por descubrir en el momento presente. Todo lo que en realidad importa, como la paz, alegría, satisfacción, conexión y el amor, lo encuentra en el aquí y ahora, solamente en este instante. Para sentir esta plenitud y maravilla, solo debemos poner en duda la idea de que la paz, alegría, satisfacción y el amor no estén ya aquí y ahora, luego observar a ver si lo están. ¿Hay paz presente en éste momento? ¿Hay algo de amor en este momento? ¿Cómo se siente esa paz? ¿Cuál es la naturaleza de ese amor que está aquí ahora? Hacer este tipo de preguntas es lo único que necesita para ponerse en contacto con la maravillosa riqueza del momento presente. Y no hay nada que debemos “hacer” sobre ello.



Extracto del libro:
Eso es eso
aka Nirmala
Fotografía tomada de internet

ABRIR Y CERRAR DE OJOS






ABRIR Y CERRAR DE OJOS


lunes, 27 de abril de 2020

MALOS ENTENDIDOS








MALOS ENTENDIDOS


LA RELIGIÓN








Analizando las diferencias entre Japón y México, veo tres especialmente importantes: la educación, la religión y la actitud hacia la vida misma y la naturaleza.





LA RELIGIÓN:





En un programa de televisión al que me invitó Ricardo Rocha, yo hacia de traductor y Ricardo le preguntó a un grupo de empresarios japoneses:


-¿Cuál es la diferencia entre los trabajadores japoneses y los mexicanos?





Los japoneses cuchichearon entre si, y luego se levantó el jefe y dijo:





-Hemos visitado muchas empresas mexicanas y creemos que el trabajador mexicano es mucho más hábil; pero en el día de hoy estuvimos en la Villa y nos dimos cuenta de por qué las relaciones entre los obreros y la empresa son tan deficientes. Lo que vimos en la Villa es que los dos pueblos (japoneses y mexicanos) son iguales: les gustan las peregrinaciones, las tamboras, los amuletos, los chistes, etcétera. Pero ustedes van a los templos a pedir y a esperar, y en el sintoismo nosotros vamos a ofrecer De igual forma, los sindicatos mexicanos presentan pliego de peticiones, y los sindicatos japoneses presentan pliego de ofrecimientos.





¡Pequeña pero gran diferencia! ¿A qué me refiero con esto? Si este año fabricamos mil autos Datsun, y ofrecemos fabricar mil doscientos el año entrante, ¿qué ofrece la empresa? Si tenemos cinco por ciento de errores en la producción y ofrecemos reducirlos a tres por ciento, ¿qué ofrece la empresa? Y sobre la base de esos ofrecimientos, las empresas japonesas han logrado cero por ciento de error y calidad total just in time, justo a tiempo. Con pliego de peticiones no es posible. Pedimos más días no laborables, mas vacaciones, mas aguinaldo que mi cumpleaños me lo paguen triple...











Extracto del libro:


La culpa es de la vaca 1a parte


Lopera y Bernal


Fotografía de Internet


LA RELIGIÓN


Analizando las diferencias entre Japón y México, veo tres especialmente importantes: la educación, la religión y la actitud hacia la vida misma y la naturaleza.

LA RELIGIÓN:

En un programa de televisión al que me invitó Ricardo Rocha, yo hacia de traductor y Ricardo le preguntó a un grupo de empresarios japoneses:
-¿Cuál es la diferencia entre los trabajadores japoneses y los mexicanos?

Los japoneses cuchichearon entre si, y luego se levantó el jefe y dijo:

-Hemos visitado muchas empresas mexicanas y creemos que el trabajador mexicano es mucho más hábil; pero en el día de hoy estuvimos en la Villa y nos dimos cuenta de por qué las relaciones entre los obreros y la empresa son tan deficientes. Lo que vimos en la Villa es que los dos pueblos (japoneses y mexicanos) son iguales: les gustan las peregrinaciones, las tamboras, los amuletos, los chistes, etcétera. Pero ustedes van a los templos a pedir y a esperar, y en el sintoismo nosotros vamos a ofrecer De igual forma, los sindicatos mexicanos presentan pliego de peticiones, y los sindicatos japoneses presentan pliego de ofrecimientos.

¡Pequeña pero gran diferencia! ¿A qué me refiero con esto? Si este año fabricamos mil autos Datsun, y ofrecemos fabricar mil doscientos el año entrante, ¿qué ofrece la empresa? Si tenemos cinco por ciento de errores en la producción y ofrecemos reducirlos a tres por ciento, ¿qué ofrece la empresa? Y sobre la base de esos ofrecimientos, las empresas japonesas han logrado cero por ciento de error y calidad total just in time, justo a tiempo. Con pliego de peticiones no es posible. Pedimos más días no laborables, mas vacaciones, mas aguinaldo que mi cumpleaños me lo paguen triple...



Extracto del libro:
La culpa es de la vaca 1a parte
Lopera y Bernal
Fotografía de Internet

domingo, 26 de abril de 2020

MENTE NO AGITADA POR LAS PASIONES






MENTE NO AGITADA POR LAS PASIONES


¿CÓMO PUEDO SER YO MISMO?








Debería ser lo más sencillo del mundo, pero no lo es. Para ser uno mismo no hace falta hacer nada; ya se es. ¿Qué otra cosa puedes ser? ¿Cómo puedes ser otro? Pero comprendo el problema. El problema surge porque la sociedad corrompe a todo el mundo. Corrompe la mente, el ser. Te impone cosas y tú pierdes el contacto contigo mismo. Intenta hacer de ti algo distinto de lo que estabas destinado a ser. Te aleja de tu centro. Te arrastra fuera de ti mismo. Te enseña a ser como Jesucristo o a ser como Buda o como éste o aquél; jamás te dice que seas tú mismo. Jamás te deja la libertad de ser; te impone imágenes externas, ajenas a ti.





Entonces surge el problema. En el mejor de los casos puedes fingir, pero cuando finges nunca te sientes satisfecho. Quieres ser tú mismo, algo muy natural, y la sociedad no te lo permite. La sociedad quiere que seas otro. Quiere que seas un impostor. No quiere que seas auténtico, porque las personas auténticas son peligrosas, rebeldes. A las personas auténticas no se las controla tan fácilmente, no se les puede imponer una disciplina. Las personas auténticas viven su realidad a su manera: van a lo suyo. No se preocupan por otras cosas. No se las puede sacrificar en nombre de la religión, ni en nombre del estado, la nación o la raza. Es imposible convencerlas de que se sacrifiquen. Las personas auténticas siempre defienden su felicidad. Su felicidad es lo absoluto, y no están dispuestas a sacrificarla por nada. Ése es el problema.





Por eso la sociedad distrae al niño: le enseña a ser otro. Y el niño aprende poco a poco a fingir, a ser hipócrita. Y un día —qué ironía— esa misma sociedad empieza a decirte: ¿Qué te ha pasado? ¿Por qué no eres feliz? ¿Por qué tienes esa cara de sufrimiento? ¿Por qué estás triste? Y entonces aparecen los sacerdotes. En primer lugar te corrompen, te desvían del sendero de la felicidad, porque sólo existe una felicidad posible: ser tú mismo. Entonces aparecen y te dicen: ¿Por qué eres desgraciado? ¿Por qué estás triste? Y te enseñan a estar siempre feliz. Primero te ponen enfermo y después te venden medicinas. Es una gran conspiración.





He oído contar una cosa…





Una viejecita judía va sentada en un avión junto a un noruego grandote. No para de mirarlo. Por último le pregunta:





—Perdone, ¿es usted judío?





—No —contesta el noruego.





Pasan unos minutos, la señora vuelve a mirarlo y a preguntarle:





—Puede contármelo. Usted es judío, ¿verdad?





El hombre contesta:





—Desde luego que no.





La señora sigue observándolo e insiste:





—Se nota que es usted judío.





Para que deje de molestarlo, el señor dice:





—Sí, vale. Soy judío.





La anciana lo mira y dice, moviendo la cabeza:





—No lo parece.





Así son las cosas. Me preguntas: «¿Cómo puedo ser yo mismo?». Olvídate de pretensiones, olvídate de ese afán por ser otro, olvídate del deseo de ser como Jesucristo, como Buda, de parecerte al vecino. Deja la competición y las comparaciones, y serás tú mismo. La comparación envenena. Siempre estás pensando en lo que hace el otro. Tiene una casa grande, un coche grande, y tú lo estás pasando mal. Tiene una esposa guapísima y tú lo estás pasando mal. Está subiendo por la escala del poder y la política mientras tú lo pasas mal. Compara e imitarás. Si te comparas con los ricos, empezarás a correr en la misma dirección. Si te comparas con las personas cultas, empezarás a acumular conocimientos. Si te comparas con los llamados santos empezarás a acumular virtudes… y los imitarás. E imitar significa perderse la oportunidad de ser uno mismo.





Deja de compararte. Eres único. Nadie es como tú, nadie ha sido como tú ni nadie lo será. Eres sencillamente único, y cuando digo que eres único, recuerda que no me refiero a que seas mejor que los demás. Simplemente me refiero a que eres único. Ser único constituye una cualidad normal de todo ser. Ser único no supone una comparación; es algo tan natural como respirar. Todo el mundo respira y todo el mundo es único. Mientras estás vivo, eres único. Sólo los cadáveres se parecen; las personas vivas son únicas. Nunca se asemejan; es imposible. La vida jamás sigue un curso repetitivo. La existencia jamás se repite. Entona una nueva canción cada día, pinta algo nuevo cada día.





Respeta tu singularidad y olvídate de las comparaciones. La comparación es la culpable; en cuanto comparas, vas por mal camino. No te compares con nadie; la otra persona no es tú, tú no eres la otra persona. Deja que los demás sean, y relájate en tu ser. Empieza a disfrutar de lo que eres. Deléitate en los momentos que tengas a tu disposición.





La comparación te trae el futuro, la comparación provoca la ambición, y la violencia. Empiezas a luchar, a pelearte, a ser hostil.





La vida no es como un producto. La felicidad no es como un producto que otros tienen y tú no. «Si otros tienen la felicidad, ¿cómo puedo obtenerla yo?». La felicidad no es en absoluto un producto. Puedes tener cuanta quieras. Sólo depende de ti. Nadie va a competir por ella, nadie es tu competidor. Igual que un jardín hermoso: tú puedes mirarlo y admirarlo, como puede mirarlo y admirarlo cualquier otra persona. Nadie te impide que mires el jardín y que te parezca bonito porque ese alguien también lo esté mirando; la otra persona no te está explotando. El jardín no es ni más ni menos porque lo haya mirado otra persona; porque otra persona se quede embelesada ante la belleza del jardín, el jardín no es menos. Incluso podría decirse que el jardín ha ganado algo, porque alguien ha apreciado su belleza, y esa persona ha aportado una nueva dimensión al jardín.





Las personas felices aportan algo a la existencia; por el simple hecho de ser felices crean vibraciones de felicidad. Valorarás más este mundo cuantas más personas felices haya. No te plantees las cosas en términos de competición. No se trata de que si ellos son felices tú no puedas serlo y tengas que arrebatarles esa felicidad, tengas que competir con ellos. Recuerda que si los demás son desgraciados te resultará muy difícil ser feliz. A la felicidad puede acceder todo el mundo; todo el que abra su corazón puede acceder a la felicidad.





No se trata de que alguien haya conseguido algo. No es como un puesto político; si alguien llega a presidente de un país, desde luego los demás no pueden ser presidentes. Pero sí una persona ha alcanzado la iluminación, eso no le impide a nadie alcanzar la iluminación; aún más, le ayudará. Porque Buda alcanzó la iluminación a ti te resultará más fácil alcanzarla. Porque Jesucristo alcanzó la iluminación, a ti te resultará más fácil. Alguien ha empezado a hollar el camino; las huellas están ahí; esa persona te ha dejado unas sutiles señales. Puedes caminar más fácilmente, con más seguridad, con menos vacilaciones. La tierra entera puede iluminarse, cada ser puede alcanzar la iluminación. Pero no todo el mundo puede ser presidente de un país.





Un país tiene millones de habitantes, y sólo una persona puede ser su presidente; por supuesto, eso es competición. Pero millones de personas pueden alcanzar la iluminación, y eso no supone ningún problema.





Lo trascendente no entra en competiciones, y tu ser es transcendente. Así que pon tu vida en orden. La sociedad te ha hecho un lío en la cabeza, te ha enseñado la forma de vivir en continua competición. La meditación es una forma de vida no competitiva. La sociedad significa ambición; la actitud de meditación, de consciencia, no tiene ambiciones. Y cuando no eres ambicioso, puedes ser tú mismo. Así de sencillo.











Bibliografía: 


Alegría: Osho


Fotografía tomada de internet


¿CÓMO PUEDO SER YO MISMO?


Debería ser lo más sencillo del mundo, pero no lo es. Para ser uno mismo no hace falta hacer nada; ya se es. ¿Qué otra cosa puedes ser? ¿Cómo puedes ser otro? Pero comprendo el problema. El problema surge porque la sociedad corrompe a todo el mundo. Corrompe la mente, el ser. Te impone cosas y tú pierdes el contacto contigo mismo. Intenta hacer de ti algo distinto de lo que estabas destinado a ser. Te aleja de tu centro. Te arrastra fuera de ti mismo. Te enseña a ser como Jesucristo o a ser como Buda o como éste o aquél; jamás te dice que seas tú mismo. Jamás te deja la libertad de ser; te impone imágenes externas, ajenas a ti.

Entonces surge el problema. En el mejor de los casos puedes fingir, pero cuando finges nunca te sientes satisfecho. Quieres ser tú mismo, algo muy natural, y la sociedad no te lo permite. La sociedad quiere que seas otro. Quiere que seas un impostor. No quiere que seas auténtico, porque las personas auténticas son peligrosas, rebeldes. A las personas auténticas no se las controla tan fácilmente, no se les puede imponer una disciplina. Las personas auténticas viven su realidad a su manera: van a lo suyo. No se preocupan por otras cosas. No se las puede sacrificar en nombre de la religión, ni en nombre del estado, la nación o la raza. Es imposible convencerlas de que se sacrifiquen. Las personas auténticas siempre defienden su felicidad. Su felicidad es lo absoluto, y no están dispuestas a sacrificarla por nada. Ése es el problema.

Por eso la sociedad distrae al niño: le enseña a ser otro. Y el niño aprende poco a poco a fingir, a ser hipócrita. Y un día —qué ironía— esa misma sociedad empieza a decirte: ¿Qué te ha pasado? ¿Por qué no eres feliz? ¿Por qué tienes esa cara de sufrimiento? ¿Por qué estás triste? Y entonces aparecen los sacerdotes. En primer lugar te corrompen, te desvían del sendero de la felicidad, porque sólo existe una felicidad posible: ser tú mismo. Entonces aparecen y te dicen: ¿Por qué eres desgraciado? ¿Por qué estás triste? Y te enseñan a estar siempre feliz. Primero te ponen enfermo y después te venden medicinas. Es una gran conspiración.

He oído contar una cosa…

Una viejecita judía va sentada en un avión junto a un noruego grandote. No para de mirarlo. Por último le pregunta:

—Perdone, ¿es usted judío?

—No —contesta el noruego.

Pasan unos minutos, la señora vuelve a mirarlo y a preguntarle:

—Puede contármelo. Usted es judío, ¿verdad?

El hombre contesta:

—Desde luego que no.

La señora sigue observándolo e insiste:

—Se nota que es usted judío.

Para que deje de molestarlo, el señor dice:

—Sí, vale. Soy judío.

La anciana lo mira y dice, moviendo la cabeza:

—No lo parece.

Así son las cosas. Me preguntas: «¿Cómo puedo ser yo mismo?». Olvídate de pretensiones, olvídate de ese afán por ser otro, olvídate del deseo de ser como Jesucristo, como Buda, de parecerte al vecino. Deja la competición y las comparaciones, y serás tú mismo. La comparación envenena. Siempre estás pensando en lo que hace el otro. Tiene una casa grande, un coche grande, y tú lo estás pasando mal. Tiene una esposa guapísima y tú lo estás pasando mal. Está subiendo por la escala del poder y la política mientras tú lo pasas mal. Compara e imitarás. Si te comparas con los ricos, empezarás a correr en la misma dirección. Si te comparas con las personas cultas, empezarás a acumular conocimientos. Si te comparas con los llamados santos empezarás a acumular virtudes… y los imitarás. E imitar significa perderse la oportunidad de ser uno mismo.

Deja de compararte. Eres único. Nadie es como tú, nadie ha sido como tú ni nadie lo será. Eres sencillamente único, y cuando digo que eres único, recuerda que no me refiero a que seas mejor que los demás. Simplemente me refiero a que eres único. Ser único constituye una cualidad normal de todo ser. Ser único no supone una comparación; es algo tan natural como respirar. Todo el mundo respira y todo el mundo es único. Mientras estás vivo, eres único. Sólo los cadáveres se parecen; las personas vivas son únicas. Nunca se asemejan; es imposible. La vida jamás sigue un curso repetitivo. La existencia jamás se repite. Entona una nueva canción cada día, pinta algo nuevo cada día.

Respeta tu singularidad y olvídate de las comparaciones. La comparación es la culpable; en cuanto comparas, vas por mal camino. No te compares con nadie; la otra persona no es tú, tú no eres la otra persona. Deja que los demás sean, y relájate en tu ser. Empieza a disfrutar de lo que eres. Deléitate en los momentos que tengas a tu disposición.

La comparación te trae el futuro, la comparación provoca la ambición, y la violencia. Empiezas a luchar, a pelearte, a ser hostil.

La vida no es como un producto. La felicidad no es como un producto que otros tienen y tú no. «Si otros tienen la felicidad, ¿cómo puedo obtenerla yo?». La felicidad no es en absoluto un producto. Puedes tener cuanta quieras. Sólo depende de ti. Nadie va a competir por ella, nadie es tu competidor. Igual que un jardín hermoso: tú puedes mirarlo y admirarlo, como puede mirarlo y admirarlo cualquier otra persona. Nadie te impide que mires el jardín y que te parezca bonito porque ese alguien también lo esté mirando; la otra persona no te está explotando. El jardín no es ni más ni menos porque lo haya mirado otra persona; porque otra persona se quede embelesada ante la belleza del jardín, el jardín no es menos. Incluso podría decirse que el jardín ha ganado algo, porque alguien ha apreciado su belleza, y esa persona ha aportado una nueva dimensión al jardín.

Las personas felices aportan algo a la existencia; por el simple hecho de ser felices crean vibraciones de felicidad. Valorarás más este mundo cuantas más personas felices haya. No te plantees las cosas en términos de competición. No se trata de que si ellos son felices tú no puedas serlo y tengas que arrebatarles esa felicidad, tengas que competir con ellos. Recuerda que si los demás son desgraciados te resultará muy difícil ser feliz. A la felicidad puede acceder todo el mundo; todo el que abra su corazón puede acceder a la felicidad.

No se trata de que alguien haya conseguido algo. No es como un puesto político; si alguien llega a presidente de un país, desde luego los demás no pueden ser presidentes. Pero sí una persona ha alcanzado la iluminación, eso no le impide a nadie alcanzar la iluminación; aún más, le ayudará. Porque Buda alcanzó la iluminación a ti te resultará más fácil alcanzarla. Porque Jesucristo alcanzó la iluminación, a ti te resultará más fácil. Alguien ha empezado a hollar el camino; las huellas están ahí; esa persona te ha dejado unas sutiles señales. Puedes caminar más fácilmente, con más seguridad, con menos vacilaciones. La tierra entera puede iluminarse, cada ser puede alcanzar la iluminación. Pero no todo el mundo puede ser presidente de un país.

Un país tiene millones de habitantes, y sólo una persona puede ser su presidente; por supuesto, eso es competición. Pero millones de personas pueden alcanzar la iluminación, y eso no supone ningún problema.

Lo trascendente no entra en competiciones, y tu ser es transcendente. Así que pon tu vida en orden. La sociedad te ha hecho un lío en la cabeza, te ha enseñado la forma de vivir en continua competición. La meditación es una forma de vida no competitiva. La sociedad significa ambición; la actitud de meditación, de consciencia, no tiene ambiciones. Y cuando no eres ambicioso, puedes ser tú mismo. Así de sencillo.



Bibliografía: 
Alegría: Osho
Fotografía tomada de internet

sábado, 25 de abril de 2020

TÚ ERES EL CIELO, NO LAS NUBES.






TÚ ERES EL CIELO, NO LAS NUBES.


¡DESPIERTA! ¡FELICIDAD ERES TÚ!








Despertarse es la espiritualidad, porque sólo despiertos podemos entrar en la verdad y descubrir qué lazos nos impiden la libertad. Esto es la iluminación. Es como la salida del sol sobre la noche, la luz sobre la oscuridad. Es la alegría que se descubre a sí misma, desnuda de toda forma. Esto es la iluminación. El místico es el hombre iluminado, el que todo lo ve con claridad, porque está despierto.





No quiero que os creáis lo que os digo, porque yo lo digo, sino que cuestionéis cada palabra y analicéis su significado y lo que os dice en vuestra vida personal; pero con sinceridad, sin auto-engañaros por comodidad o por miedos.





Lo importante es el Evangelio, no la persona que lo predica ni sus formas. No la interpretación que se le ha dado siempre o el que le da éste o aquél, por muy canonizado que esté. Eres tú el que tienes que interpretar el mensaje personal que encierra para ti, en el ahora. No te importe lo que la religión o la sociedad prediquen.





La sociedad sólo canoniza a los que se conforman con ella. En el tiempo de Jesús y ahora. A Jesús no pudieron canonizarlo y por ello lo asesinaron.





¿Quiénes creéis que lo mataron?. ¿Los malos?. No. A Jesús lo asesinaron los buenos de turno, los más respetados y creídos en aquella sociedad. A Jesús lo mataron los escribas, los fariseos y sacerdotes; y si no andas con cuidado, asesinarás a Jesús mientras vives dormido.











Del libro:


La Iluminación es la Espiritualidad


Anthony de Mello