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sábado, 23 de enero de 2016

CONSEJOS


Los hombres valiosos llegan a la fama por sus obras. Los necios se hacen famosos por la propaganda.

Nuestra sociedad de consumo también “fabrica” ídolos famosos, porque necesita venderlos.

Si el sabio te censura, piénsalo. Si el estúpido te alaba, ¡laméntalo!

El que se sabe merecedor de la aprobación y del aplauso, no hace nada para conseguirlos.

El árbol que sobresale muy pronto con sus ramas, suele ser el que primero cae por falta de raíces.

El hombre seguro de sí mismo goza cuando es apreciado y se duele ante el menosprecio, pero no malgasta su tiempo para cambiar la opinión ajena.

La propaganda es muchas veces como el agua: deja en el fondo el oro y saca a flote el leño seco.

Si eres sensato valoras mas el juicio de los pocos que te conocen de verdad, que las alabanzas o los juicios negativos de los que te desconocen.

El necio se irrita con la corrección del amigo y se hincha con la alabanza del adulador.

El orgullo hincha la pobreza del necio y la humildad agranda la riqueza del sabio.

El orgullo es la fachada de la estupidez y la humildad es el cimiento de la sabiduría.

Tomado del libro
Animo para Vivir
Josue Rodríguez

domingo, 19 de abril de 2015

SOBRE LA VIDA


Acepta la responsabilidad de edificarte a ti mismo , y el valor de acusarte en el fracaso 
para volver a empezar otra vez, corrigiéndote.

Nuca te quejes del ambiente o de quienes te rodean, hay quienes en tu mismo ambiente 
supieron vencer. Las circunstancias son buenas o malas según la voluntad 
o la fortaleza de tu corazón.

Aprende a convertir toda situación difícil en un arma para luchar. 

No te quejes de tu pobreza, de tu soledad o de tu suerte, enfréntate con valor y 
acepta que de una u otra manera son el resultado de tus actos, y la prueba que has 
de ganar.

No te amargues de tu propio fracaso, ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o 
seguirás justificándote como un niño.

Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar, y que ninguno es tan 
terrible para claudicar.

Deja ya de engañarte, eres la causa de ti mismo , de tu necesidad, de tu dolor, de tu 
fracaso.

No olvides nunca, que la causa de tu presencia es tu pasado, como la causa de tu 
futuro es tu presente.

Aprende de los fuertes, de los valientes, de los audaces, imita a los enérgicos, a los 
vencedores, a quienes no aceptan situaciones, a quienes vencieron a pesar de todo.

Piensa menos en tus problemas y mas en tu trabajo, y tus problemas sin alimento 
morirán.

Mírate en el espejo de ti mismo .

Comienza a ser sincero contigo mismo , reconociéndote por tu valor, por tu voluntad 
y por tu debilidad para justificarte.

Recuerda que dentro de ti hay una fuerza que todo puede hacerlo; reconociéndote 
a ti mismo mas libre y mas fuerte, dejaras de ser un títere de las circunstancias, 
porque tu mismo eres tu destino.

Decídete de una vez y triunfaras en la vida.

Tomado del libro
Animo para Vivir
Josue Rodríguez

martes, 14 de abril de 2015

EL PRECIO DE UN MILAGRO


Tess era una niña precoz de 8 anos. Un día escucho a su madre y a su Padre hablar acerca de su hermanito Andrew . Ella solo sabía que su hermano estaba muy enfermo y que su familia no tenÍa dinero.

Planeaban mudarse para un complejo de apartamentos el siguiente mes porque su padre no tenÍa el dinero para las facturas medicas y la hipoteca.

Solo una operación costosísima a podría salvar a Andrew. Escucho que su padre estaba gestionando un préstamo pero no lo conseguía.

Escucho a su padre murmurarle a su madre, quien tenia los ojos llenos de lagrimas, “Solo un milagro puede salvarlo."

Tess fue a su cuarto y saco un frasco de jalea lleno de monedas que mantenía escondido en el closet. Vació todo su contenido en el suelo y lo contó cuidadosamente. Lo contó una segunda vez, ¡una tercera! . La cantidad tenía que ser perfecta.

No había margen para errores.

Luego coloco todas las monedas en el frasco nuevamente, lo tapo y se escabullo por la puerta trasera y camino 6 cuadras hasta la farmacia del pueblo. Espero pacientemente su turno. El farmacéutico parecía muy ocupado con un cliente y no le prestaba atención.

Tess movió su pie haciendo un ruido. Nada. Se aclaro la garganta con el peor so nido que pudo producir. Nada. Finalmente, saco una moneda del frasco y golpeo el mostrador.

“¿Que deseas?- le pregunto el farmacéutico en un tono bastante desagradable.

Y le dijo sin esperar respuesta: “¿No ves que estoy hablando con mi hermano que acaba de llegar de Chicago y no lo he visto en años?".

“Bueno, yo también quiero hablarle acerca de mi hermanito,” le contesto Tess en el mismo tono que usara el farmacéutico. “Esta muy enfermo y quiero comprar un milagro .”

“¿Que dices?” dijo el farmacéutico

“Su nombre es Andrew y tiene algo creciéndole dentro de la cabeza y mi padre dice que solo un milagro lo puede salvar. Así que, ¿cuanto cuesta un milagro?

“Aquí no vendemos milagros, pequeña. Lo siento pero no te puedo ayudar” le contesto el farmacéutico ahora en un tono mas dulce.

“Mire, yo tengo el dinero para pagarlo. Si no es suficiente, conseguiré el resto. Solo dígame cuanto cuesta. El hermano del farmacéutico era un hombre elegante. Se inclino y le pregunto a la niña:

“¿Que clase de milagro necesita tu hermanito?"

“No lo se." Contesto Tess con los ojos a punto de explotar. “Solo se que esta bien enfermo y mi mami dice que necesita una operación. Pero mi papa no puede pagarla, así que yo quiero usar mi dinero.”

“¿Cuánto dinero tienes?- le pregunto el hombre de Chicago.

“Un dolar con once centavos”- contesto Tess en una voz que casi no se entendió.

“Es todo el dinero que tengo pero puedo conseguir mas si lo necesita."

“Pues que coincidencia." Dijo el hombre sonriendo. “Un dolar con once centavos, es justo el precio de un milagro para hermanos menores.” Tomo el dinero en una mano y con la otra cogió a la niña del brazo y le dijo: “Llévame a tu casa. Quiero ver a tu hermano y conocer a tus padres. Veamos si yo tengo el milagro que tu necesitas."

Ese hombre de buena apariencia era el Dr. Carlton Armstrong, un cirujano especialista en neurocirugía. La operación se efectuó sin cargos y en poco tiempo Andrew estaba de regreso a casa y de buena salud. Los padres de Tess hablaban felices de las circunstancias que llevaron a este doctor hasta su puerta.

“Esa cirugía,” dijo su madre, “fue un verdadero milagro. Me pregunto cuanto habrá costado.

Tess sonrió. Ella sabía exactamente cuanto costaba un milagro: un dolar con once centavos mas la fe de una pequeña.

La fe es creer que se tiene lo que no se ve. Perseverar en lo imposible" Hay una frase muy bella que dice: “Si le pides a Dios un árbol te lo dará, en forma de semilla".

Tomado del libro
Animo para Vivir
Josue Rodríguez