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sábado, 25 de abril de 2020

¡DESPIERTA! ¡FELICIDAD ERES TÚ!








Despertarse es la espiritualidad, porque sólo despiertos podemos entrar en la verdad y descubrir qué lazos nos impiden la libertad. Esto es la iluminación. Es como la salida del sol sobre la noche, la luz sobre la oscuridad. Es la alegría que se descubre a sí misma, desnuda de toda forma. Esto es la iluminación. El místico es el hombre iluminado, el que todo lo ve con claridad, porque está despierto.





No quiero que os creáis lo que os digo, porque yo lo digo, sino que cuestionéis cada palabra y analicéis su significado y lo que os dice en vuestra vida personal; pero con sinceridad, sin auto-engañaros por comodidad o por miedos.





Lo importante es el Evangelio, no la persona que lo predica ni sus formas. No la interpretación que se le ha dado siempre o el que le da éste o aquél, por muy canonizado que esté. Eres tú el que tienes que interpretar el mensaje personal que encierra para ti, en el ahora. No te importe lo que la religión o la sociedad prediquen.





La sociedad sólo canoniza a los que se conforman con ella. En el tiempo de Jesús y ahora. A Jesús no pudieron canonizarlo y por ello lo asesinaron.





¿Quiénes creéis que lo mataron?. ¿Los malos?. No. A Jesús lo asesinaron los buenos de turno, los más respetados y creídos en aquella sociedad. A Jesús lo mataron los escribas, los fariseos y sacerdotes; y si no andas con cuidado, asesinarás a Jesús mientras vives dormido.











Del libro:


La Iluminación es la Espiritualidad


Anthony de Mello


¡DESPIERTA! ¡FELICIDAD ERES TÚ!


Despertarse es la espiritualidad, porque sólo despiertos podemos entrar en la verdad y descubrir qué lazos nos impiden la libertad. Esto es la iluminación. Es como la salida del sol sobre la noche, la luz sobre la oscuridad. Es la alegría que se descubre a sí misma, desnuda de toda forma. Esto es la iluminación. El místico es el hombre iluminado, el que todo lo ve con claridad, porque está despierto.

No quiero que os creáis lo que os digo, porque yo lo digo, sino que cuestionéis cada palabra y analicéis su significado y lo que os dice en vuestra vida personal; pero con sinceridad, sin auto-engañaros por comodidad o por miedos.

Lo importante es el Evangelio, no la persona que lo predica ni sus formas. No la interpretación que se le ha dado siempre o el que le da éste o aquél, por muy canonizado que esté. Eres tú el que tienes que interpretar el mensaje personal que encierra para ti, en el ahora. No te importe lo que la religión o la sociedad prediquen.

La sociedad sólo canoniza a los que se conforman con ella. En el tiempo de Jesús y ahora. A Jesús no pudieron canonizarlo y por ello lo asesinaron.

¿Quiénes creéis que lo mataron?. ¿Los malos?. No. A Jesús lo asesinaron los buenos de turno, los más respetados y creídos en aquella sociedad. A Jesús lo mataron los escribas, los fariseos y sacerdotes; y si no andas con cuidado, asesinarás a Jesús mientras vives dormido.



Del libro:
La Iluminación es la Espiritualidad
Anthony de Mello

viernes, 24 de abril de 2020

IMPORTA LA VIDA








El ir contra la realidad, haciendo problemas de las cosas, es creer que «tú» importas, y lo cierto es que tú, como personaje individual, no importas nada.





Ni tú, ni tus decisiones ni acciones importan nada en el desarrollo de la vida; es la vida la que importa y ella sigue su curso. Sólo cuando comprendes esto y te acoplas a la unidad, tu vida cobra sentido. Y esto queda muy claro en el Evangelio. ¿Importaron todas las transgresiones y desobediencias para la historia de la salvación?. ¿Importa si yo asesino a un hombre?. ¿Importó el que asesinaran a Jesucristo?. Los que lo asesinaron creían estar haciendo un acto «bueno», de justicia, y lo hicieron después de mucho «discernimiento».





Jesús era portador de la luz y por ello predicaba las cosas más raras y contrarias al judaísmo, a sus creencias e interpretaciones religiosas: Hablaba con las mujeres, comía con ladrones y prostitutas. Pero, además, interpretaba la Ley en profundidad, cargándose las reglas y sus formas. Los «sabios» y los «poderosos» tenían que cargárselo. ¿Podía ser de otra manera?. Era necesario que muriera así, asesinado y no enfermo de vejez.





Cuentan que un rey godo se emocionó al oír el relato de Jesús y dijo: «¡De estar yo allí, no se lo hubieran cargado!».





¿Lo creemos así, como ese rey godo?.





Dormimos.





La muerte de Jesús descubre la realidad en una sociedad que está dormida, y por ello, su muerte es la luz. Es el grito para que despertemos.








Del libro:


La Iluminación es la Espiritualidad


Anthony de Mello


IMPORTA LA VIDA


El ir contra la realidad, haciendo problemas de las cosas, es creer que «tú» importas, y lo cierto es que tú, como personaje individual, no importas nada.

Ni tú, ni tus decisiones ni acciones importan nada en el desarrollo de la vida; es la vida la que importa y ella sigue su curso. Sólo cuando comprendes esto y te acoplas a la unidad, tu vida cobra sentido. Y esto queda muy claro en el Evangelio. ¿Importaron todas las transgresiones y desobediencias para la historia de la salvación?. ¿Importa si yo asesino a un hombre?. ¿Importó el que asesinaran a Jesucristo?. Los que lo asesinaron creían estar haciendo un acto «bueno», de justicia, y lo hicieron después de mucho «discernimiento».

Jesús era portador de la luz y por ello predicaba las cosas más raras y contrarias al judaísmo, a sus creencias e interpretaciones religiosas: Hablaba con las mujeres, comía con ladrones y prostitutas. Pero, además, interpretaba la Ley en profundidad, cargándose las reglas y sus formas. Los «sabios» y los «poderosos» tenían que cargárselo. ¿Podía ser de otra manera?. Era necesario que muriera así, asesinado y no enfermo de vejez.

Cuentan que un rey godo se emocionó al oír el relato de Jesús y dijo: «¡De estar yo allí, no se lo hubieran cargado!».

¿Lo creemos así, como ese rey godo?.

Dormimos.

La muerte de Jesús descubre la realidad en una sociedad que está dormida, y por ello, su muerte es la luz. Es el grito para que despertemos.


Del libro:
La Iluminación es la Espiritualidad
Anthony de Mello

sábado, 28 de noviembre de 2015

EL AMOR ES CLARIVIDENTE


Le preguntaron a Beethoven lo que quería expresar con la 3a. sinfonía, y el gran músico contestó: «Si yo pudiera expresar lo que significa con palabras, no necesitaría expresarlo con música». Sólo los sensibles son capaces de disfrutar de la belleza. Sólo los que tienen sentido del humor pueden comprender el aparente despropósito de la vida. Precisamente porque tenemos la palabra «Dios» y asociamos a esa palabra las ideas con las que nos han programado, somos incapaces de descubrirlo en la vida corriente y cotidiana, y en las personas que están pasando a nuestro lado. Los que aman la belleza son capaces de captar a Dios, porque aman la vida y las personas. Sólo el amor es clarividente. Cuando ya no te haga falta el agarrarte a las palabras de la Biblia, entonces es cuando ésta se convertirá para ti en algo muy bello y revelador de la vida y su mensaje. 

Lo triste es que la Iglesia oficial se ha dedicado a enmarcar el ídolo, encerrarlo, defenderlo, cosificándolo sin saber mirar lo que realmente significa. 

La mejor manera de acercarte a la verdad es que pases tiempo mirando el mar, el campo, la naturaleza y, sobre todo, que repares en las personas como seres nuevos, sin conceptos, sin memoria, y que las escuches desde adentro con tu corazón abierto de par en par, comprendiéndolas, amándolas: Esta es la mejor oración. Un día sentirás el asombro de haber estado prisionero de los conceptos y de tu «ego». Entonces verás lo bella que se te hace la Biblia que te acerca a la vida y no te aleja de ella ya. Entonces habrás encontrado la interpretación de la Biblia y, en ella, el manual para comprender mejor la vida. 

«Una vez había un cachorro de león que se perdió y se metió en un rebaño de ovejas. Creció allí y se creía una oveja como ellas. Pero un día un león adulto llegó por allí y las ovejas corrieron espantadas para ponerse a salvo y, entre ellas, el pequeño león también corrió asustado. Pero el león, que lo había descubierto, le da alcance y el cachorro asustado le dice: «¡No me comas, por favor!». Pero el león, sin decir nada, lo coge y lo arrastra hasta el borde de una charca y le obliga allí a que mire las dos imágenes reflejadas en el agua. El cachorro, al verse como en realidad era, como un león, despertó y, desde ese momento, ya fue todo un león».

Esto es lo que nos tiene que ocurrir a nosotros después de este curso: que despertemos para ver claramente que somos leones y no ovejas…

Extracto del libro:
La Iluminación es la Espiritualidad
Anthony de Mello
Fotografía de internet

domingo, 15 de noviembre de 2015

LA BIBLIA Y EL TELESCOPIO


Por eso os digo: ¡Cuidado al leer la Biblia!. Leerla con lógica, teniendo presente la cultura de las gentes que la escribieron, cuya iluminación que transmiten nada tiene que ver con el contexto desde donde la escriben. Una cosa es el mensaje y otras el tiempo y las formas. Hay que leerla con apertura, sin apegarte a las formas, sabiendo comprender su esencia. También a Jesús le rechazaron por hereje. Cuando leáis las Escrituras tened en una mano la Biblia y en la otra el telescopio.

Nota: De Mello hace alusión sobre el telescopio, por la negativa de la iglesia de hacer uso de él cuando Galileo se los pedía. Decían era dudar de dios.

Buscar siempre la verdad. La verdad es lo importante, venga de donde venga, si de la ciencia, si de Buda o de Mahoma, lo importante es descubrir la verdad en donde todas las verdades coinciden, porque la verdad es una. No se puede tener miedo a mirar por el telescopio. 

Hay muchos santos que, sin conocer la Biblia, se han encontrado con la realidad. El verdadero texto es la vida. La Biblia nos refiere la vida, y por ello es un medio, pero también es un mito, que trata de expresar lo inexplicable en palabras, en forma de historias, para que de ella saquemos el significado de la vida que es el mensaje de Dios.

Algunos mitos son históricos y otros no. La vida de Jonás no es histórica, la de Jesús sí. Nuestra mente humana no está preparada para ver la realidad de la vida y se queda en los conceptos que tratan de expresar el mensaje de esos mitos. La vida histórica de Jesús se ha convertido en un mito y hay que desmitificarla para recobrar la frescura de un mensaje que está vivo.

Dejar fuera de la Biblia los fanatismos, los límites culturales, costumbres y prejuicios del pueblo judío de aquella época.

Jesús, al celebrar la Eucaristía, toma el pan y el vino que era la comida corriente del pobre, lo más asequible en su país. En otros países tienen que importar pan y vino para celebrarla, ¿Por qué?. Unos jesuitas misioneros se escandalizaban porque unos orientales celebraran con pan de arroz y zumo de frutas, que era lo más asequible allí. ¿Qué es lo más importante, la esencia o la forma?. ¿El mensaje o el modo?. Distinguir lo esencial de lo adicional y no considerar los errores como verdades.

Einstein llegó a probar con la teoría de la relatividad que no siempre la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta, sino que, en algunos casos, la curva puede acercar esos, puntos. Si tú ves una cosa clara y la experimentas necesitarás mucha valentía para demostrar algo que va en contra de las creencias generales aceptadas por la sociedad y por la religión. Te llamarán loco. Los científicos tienen la ventaja de poderlo demostrar, los iluminados sólo lo pueden vivir. Y, sin embargo, las teorías no curan y la fe sí.

Ambas pueden ser acertadas o equivocadas.

Hay que quitarles los aditamentos culturales y fanáticos para probar la verdad. Lo importante es mirar no al dedo, sino hacia dónde señala para descubrir la verdad. En eso nos es de gran ayuda la Biblia; que nos revela los datos y actitudes que nos acercan a la verdad.

Extracto del libro:
La Iluminación es la Espiritualidad
Anthony de Mello
Fotografía de internet

viernes, 23 de octubre de 2015

CUESTIÓNATE


Te despertarás a base de cuestionarte cada creencia tuya y todas las que te vengan del exterior. Si no te agarras a ningún concepto, cosa o ideología, te será fácil descubrir en seguida dónde está la verdad y la realidad, que es la voluntad de Dios escrita en la vida. Pero hay quien no está dispuesto a hacerlo. 

¡Convence al capitalista de que cuestione su capital!. ¡O al político sus ideas  cerradas!. Están demasiado apegados a sus razones materiales. 

La palabra no describe la realidad, sino que la indica. La realidad no puede expresarse en su profundidad y sus matices, porque la palabra no es capaz de contenerla. Y, por ello, los místicos aseguran que es imposible expresar la realidad de Dios. 

De la misma manera, en la Biblia se nos señala solamente el camino, como ocurre con las escrituras musulmanas, budistas, etc. Por ello, con las Escrituras se han cometido abusos de interpretación al querer aplicarlas literalmente. Por tomarla al pie de la letra, ya hemos hablado de lo que ocurrió en los siglos pasados con la quema de herejes y otras barbaridades. 

Todos los fanáticos querían agarrarse a su Dios y hacerlo el único. También los católicos tomamos al pie de la letra lo del «único Dios» y quisimos hacerlo nuestro. Las barbaridades y crueldades que se han hecho para defender que «solo dentro de la fe católica está la salvación» y el que no está bautizado se condena eternamente, no se suelen publicar. Todo esto se podrá desvelar en los siglos venideros. Aún hay mucho fanatismo que oculta los errores por miedo a perder una imagen a la que nos agarramos. 

Lo mismo ocurre con los fanatismos históricos en los cuales también la religión estuvo presente. Colón no descubrió América, pues ella ya se había descubierto a sí misma. Era una tierra poblada que tenía una forma de vida, unas creencias y una cultura. Lo que se descubrió al arribar a ella fue la ignorancia de los europeos que no sabían que existía. Allí no se respetó nada por parte de los «descubridores». Se les cambiaron nombres y apellidos, creencias, y una forma de vivir y de expresar su cultura. En nombre de una «civilización» y de una religión se destruyó todo, sin discriminación alguna y, a cambio, se les saquearon sus tesoros antes de que se enteraran de su valor. Ningún misionero comprendió la riqueza de su cultura, de sus conocimientos, de su filosofía y de sus creencias. No podían reconocer otra cultura y otra fe «diferentes» porque estaban indoctrinados y programados por su papel de «salvadores». Estaban apoyados por la creencia de toda una Iglesia cuyo Papa se tomó toda la potestad del mundo para repartir aquellas tierras entre españoles y portugueses para «convertirlas». Y esto lo hizo por tomar las Escrituras al pie de la letra. 

Otro tanto ocurrió con Galileo, que en su reunión con obispos y cardenales sólo pedía que mirasen por el telescopio y se negaron, porque mirar era dudar de la Palabra de Dios, ya que se interpretaba la Biblia como que era el sol el que daba vueltas alrededor de la Tierra, y dudarlo suponía herejía.

Extracto del libro:
La Iluminación es la Espiritualidad
Anthony de Mello
Fotografía de internet

domingo, 27 de septiembre de 2015

EL TEXTO DE LA VIDA


Lo importante es despojarse de ilusiones y emociones que no tienen cabida porque no son reales. Ilusionándose no alcanza uno la libertad ni la mística. Dice Sócrates que: «La vida no conocida, no vale la pena vivirla». Hay que disfrutar de las cosas, conocerlas y elegir lo constructivo. Hay que disfrutar de todo, pero sin apegarse a nada.

Cuando te desapegues, verás cómo disfrutas mucho más de todo, pues serás mucho más libre para recrearte en cada cosa sin quedar fijada en ninguna.

El dudar es esencial para la fe. El único enemigo de la fe es el miedo, no la duda, pues si no dudas, no cuestionarás ni robustecerás tu fe, y entrarás fácilmente en el fanatismo. El fanático es el que no puede resistir el cuestionarse las cosas, y si alguien las cuestiona en su presencia se horroriza, porque teme el que le hagan dudar. No olvides que, según vives en esta vida, serás en la otra. Es ahora cuando has de buscar la verdad por ti mismo.

Una persona que camina hacia la iluminación, lo primero que se cuestionará es: ¿Estaré loco yo, o es que están locos los demás?. Si al atacar tu doctrina tú te molestas, mala señal. ¿Por qué no escuchas y luego cuestionas?.

Tampoco te es válido poner tu seguridad en las personas que piensan como tú.

Lo importante es escuchar y cuestionarlo desde tú mismo. Esa responsabilidad es sólo tuya y no puedes apoyarla en otro por mucho prestigio y credibilidad que tenga. La apertura, así se llama fe. La fe no es inamovible y has de renovarla continuamente para que esté viva. Nunca puedes estar seguro de a dónde esa fe te va a llevar. Es esa la fe que redime la vida, dejando muerto el pasado y empujándote al presente. El presente es la vida, y sólo aquí está Dios y la Eternidad. Por ello hay que vivir despierto, vigilante, para no perderte nada de ella.

Extracto del libro:
La Iluminación es la Espiritualidad
Anthony de Mello
Fotografía de internet

sábado, 19 de septiembre de 2015

SI, PERO...


Hay un juego psicológico, el del triángulo, que se suele llamar el juego del «Sí..., pero...». Es como una transacción entre dos o más personas. Un psicólogo que era un genio pensó que tú, en ese juego, haces uno de esos tres papeles del triángulo irremediablemente —rescatador, perseguidor o víctima—.
  • El rescatador actúa bajo el influjo de culpabilidad.
  • El perseguidor actúa bajo el influjo de agresividad.
  • La victima actúa bajo el influjo de resentimiento.
Si tú entras en el triángulo, irremediablemente te cargarás con las consecuencias: te quemarás. Supongamos que estoy cansado y necesito tiempo para mí. Y tú me vienes con cara de victima reclamando mi atención. Yo, que soy incapaz de decir que no a nadie, voy y te doy una cita para después de cenar. Inmediatamente yo me voy sintiendo cada vez más resentido por tu intromisión, me pongo furioso por haberte dicho que sí. Entonces vienes, y yo me contengo y te recibo bastante bien, pero cuando veo que no son más que banalidades lo que me dices, empiezo a impacientarme y el cabreo se me sale por los poros. Así es que, violentamente, te corto para decir: Pero ¡Para este problema me vienes a molestar a estas horas!. Y estalla la tragedia. Con decirte que no podía atenderte a tiempo se hubiese evitado todo esto, pero al no saber decir que no, hice:
  • De rescatador cuando dije que sí.
  • De víctima cuando me dolí de dar un tiempo que no quería dar.
  • De perseguidor porque le di un palo.
¿Qué hay de bueno en eso?

Pero aún no para allí, pues por la noche me siento culpable y arrepentido con lo que, por la mañana voy con mucha amabilidad a preguntarte que tal estás. Y tú aprovechas mi buena disposición para pedirme otra entrevista. ¿Ves el juego?. He querido hacer de rescatador y no sólo me he dejado utilizar, sino que, a consecuencia de ello, he pasado a ser víctima y perseguidor y, además, tú sigues con la misma actitud, no aprendiste nada.

La culpa en verdad la tengo yo, por meterme en el juego y dejarme enredar por él, en vez de ser sincero y decir que no puedo. Aquel proverbió «si dejas la puerta abierta los que se meten son los fuertes y quedan fuera los débiles». Dejar la puerta abierta para todos, sin discernimiento, es peligroso.

Alardeas de servicial y de bueno y no caes en la cuenta de que no saber decir que no es de cobardes, egoístas e hipócritas, pues te gusta parecer bueno cuando por dentro estás que echas chispas. Todos, alguna vez, dijimos sí cuando deseábamos decir no, y lo hacemos por sentido de culpabilidad metido en nuestra mente y por las buenas apariencias, por lo que pueda pensar de mí.

En el pecado llevamos la penitencia. Sólo el día que no te importe lo que piensen de ti las personas porque no las necesitas, comenzarás a saber amar a las personas como son y darles la respuesta adecuada. Lo cierto es que nuestro «ego» es el que propicia esa necesidad de que te necesiten para sentirte importante.

Vamos a poner unos ejemplos:

Rescatador (4 casos que lo muestran):

1.- Cuando me lanzo a dar ayuda, cuando yo, en realidad, no lo veo claro o no veo la necesidad de que tenga que hacerlo yo y no otro, o nadie me la pide y me ofrezco.

2.- Cuando me presto a ayudarte porqué me lo pides, pero yo no quiero ayudarte.

3.- Cuando intento ayudarte yo, sin antes insistir para que seas tú quien te ayudes.

4.- Cuando tu necesitas algo de mí, pero no lo dices explícitamente esperando que yo lo adivine.

Extracto del libro:
La Iluminación es la Espiritualidad
Anthony de Mello
Fotografía de internet

martes, 25 de agosto de 2015

EJERCICIO (EL MAL NO EXISTE)


Piensa en algo que hayas hecho en el pasado y que al recordarlo tenga sentido de culpabilidad. Entiende que, como para ti lo que hacías tenia una parte de agrado, esa parte no te dejó ver tu injusticia, o pudo más que ella. Tú actuabas bajo los efectos de la programación, paralizado e hipnotizado por ella, creías que tu felicidad estaba en hacer aquello, ¿No?. A ver si eres capaz de ver lo que sucedió como consecuencia de una enfermedad de la que quieres sanar.

Si te das cuenta de ello, es que despiertas a la realidad, es que te estás sensibilizando, y en donde hay sensibilidad — apertura hacia la verdad — no puede haber pecado. Puedes estar enfermo y necesitar curarte, despertarte más a la realidad, pero si ya lo puedes observar, señal de que lo estás consiguiendo.

Ya sabes el porqué de tu obrar así. 

A ver si eres capaz de perdonarte tú, sin más sentido de culpabilidad ni resentimiento. Si de verdad has comprendido la situación y aceptado tu papel en ella, ya no habrá remordimiento ni rechazo alguno al recordarlo.

Ahora piensa en algún rechazo, ofensa o injusticia que has recibido de otro. ¿Era una ofensa?. ¿O es que tu miedo e inseguridad hizo que te sintieras ofendido?. Es posible que el otro no supiese obrar debidamente, pero piensa que, al actuar así, a quien hizo más daño es a sí mismo, no a ti. ¿Eres capaz de verlo?.

El otro es inocente, aunque en ese momento hubiese reaccionado ofuscadamente, cómo un loco. Pero lo importante es que él no está capacitado para ofenderte, ni con palabras, ni con actitudes, ni con gestos. Es tu inseguridad la que se sintió atacada e hizo que tus mecanismos de defensa se pusieran en guardia. Recompón la situación y verás como es así. 

¿Qué es el pecado?. Existe el pecado, pero es un acto de locura. Tú preocúpate de desmontar tu programación y no te preocupes de lo que te digan.

Extracto del libro:
La Iluminación es la Espiritualidad
Anthony de Mello
Fotografía de internet

viernes, 31 de julio de 2015

EL MAL NO EXISTE


Párate a pensar si, en algún momento de tu vida, has hecho mal a sabiendas, y si no lo has hecho, ¿Por qué crees tú que los demás sí son capaces de hacerlo?. Algún enfermo mental puede qué lo haga, pero éste no es responsable de sus actos. Todos, sin excepción, buscamos nuestro bien, aunque lo disimulemos, pero la mayor parte de las veces ese «bien» es equivocado, no es bien en realidad.

El miedo y el recelo a perder el «bien» nos hace egoístas, interesados y hasta crueles. ¡Cuando el verdadero bien es libre y gratuito y está dentro de nosotros!. Cuando creemos atrapar el bien nos volvemos vanidosos, ¡Tonto, pero si ha estado siempre contigo y no es obra tuya!.

El bien existe, es la esencia de la vida. Cuando no sabemos verlo o disfrutarlo, a esa sensación le llamamos «mal», pero en sí el mal no existe, lo que apreciamos es una ofuscación o menor percepción del bien, y a eso le llamamos «mal» y nos da miedo, porque estamos hechos para el bien y la felicidad, y el perderlos de vista nos asusta, nos inquieta hasta el sufrimiento cuando no somos capaces de ver la realidad tal cual es.

Si lo comprendes todo, lo perdonas todo, y sólo existe el perdón cuando te das cuenta de que, en realidad, no tienes nada que perdonar. Así es el perdón del Padre. La civilización no ha avanzado lo suficiente para comprender que el criminal es un enfermo que no es responsable de sus actos, como no lo son los locos. Ambos necesitan cura y no que los encierren.

Todos en presencia del amor cambiamos, aun cuando el amor puede ser muy duro. No olvidemos que la respuesta del amor es siempre la que el otro necesita, porque el amor verdadero es clarividente y es comprensivo. Siempre está de parte del otro.

Un niño malo no existe y un hombre malo no existe. Pero sí equivocados, mal programados y locos. Pegando al hombre o encerrándolo no lo curas. Puedes hacerle cambiar su conducta presionándole mucho, por miedo, pero no cambiarás la enfermedad que lo hace funcionar así, su compulsión. La puedes reprimir, pero saldrá luego y saldrá con más agresividad y violencia.

Los actos compulsivos vienen, la mayoría de las veces, por la represión sexual, que sale de una forma simbólica — como la cleptomanía — para satisfacer deseos que están reprimidos en el inconsciente. Como no llegues a descubrirlo y des libre paso a esa represión, los actos compulsivos seguirán ahí y no se curarán nunca por mucho que te empeñes en cambiar la conducta.

Si descubriésemos el origen de nuestras represiones, nos curaríamos para siempre, por eso es tan importante que nos conozcamos a fondo, bien despiertos y conociéndonos nosotros fácilmente conoceremos a los demás.

El inconsciente humano tiene una enorme importancia. Es algo muy delicado y enormemente complicado en su sensibilidad, con casos de efectocausa que, al descubrirlos, se logran resultados mágicos. Pero si esto no se conoce, ¿Cómo se puede cambiar?. El mal que haces a los demás es lo mismo que hacerte mal a ti mismo. El día que comprendas esto, el perdón será muy fácil para ti. Tú podrás defenderte del otro, lo pararás, pero no sentirás ningún odio, sino la comprensión del amor clarividente.

El hombre es libre, pero no existe libertad para distorsionar el bien. Sólo un loco o un dormido hacen el mal — los que no saben lo que es la libertad o no tienen libertad para ser ellos mismos — porque son esclavos de sus compulsiones o sus miedos. Son llevados por su resentimiento y su egoísmo que los hace crueles. Te tienes que defender de sus modos, pero no confundir al enfermo con su enfermedad y condenarlo.

Extracto del libro:
La Iluminación es la Espiritualidad
Anthony de Mello
Fotografía de internet

miércoles, 15 de julio de 2015

MÁS O MENOS IGUALES


Cuando sabes amar será señal de que has llegado a percibir a las personas como semejantes a ti. Nadie hay mejor ni peor que tú. Es posible que el otro haya obrado mal en la misma circunstancia y tú no, pero habrá sido por su programación, o por circunstancias anteriores que ahora le han hecho por miedo comportarse así. Todos tenemos las mismas inclinaciones y, la prueba, es que si nos molestan los fallos de los demás es, precisamente, porque nos están recordando nuestros propios fallos, y si nosotros no nos permitimos el fallar... o no queremos reconocérnoslo... ¿Cómo vamos a aceptárselos a los demás?. En cuanto tú te reconoces lo tuyo, ya no te molesta verlo en los demás.

De haber sido yo víctima de la violencia, de la represión, de la crueldad o el sadismo, y, además, estar drogado por una programación que me da inseguridad y dispara mis deseos de poder, ¿Quién sería yo?. Sería seguramente dictador, o asesino, o cualquier otra clase de malhechor. Jesús se daba cuenta de que, como todo hombre, no era mejor que los demás. Y lo dijo: «¿Por qué me llamáis bueno..?». Era mejor porque estaba despierto, con los ojos bien abiertos a la realidad, porque había vivido mucho, conocido a muchas personas y había aprendido a amarlas de verdad, pero sabía que eso no es ser más que los demás. Jesús no rechazaba a los malos porque los comprendía, pero sí rechazaba a los hipócritas que falseaban la verdad y ensuciaban la bondad. Rechazaba a los que se sometían a los poderosos y eran crueles con los débiles. Lo que rechazaba era su actitud, y se lo decía en la cara para que despertasen Hasta que no veas a las personas inocentes no sabrás amar como Jesús.

Extracto del libro:
La Iluminación es la Espiritualidad
Anthony de Mello
Fotografía de internet

sábado, 4 de julio de 2015

QUE ES EL AMOR


El amor de verdad es algo no personal, pues se ama cuando el «yo» programado no existe ya. El esforzarme yo por ver cómo eres tú, y comprenderte y aceptarte tal cual eres, ese es el amor. Esto no excluye que tenga preferencias. Yo prefiero la relación con personas determinadas porque esa relación es más gozosa, pero esa preferencia ha de dejarme libre para gozar con la amistad de los demás, para escuchar los demás instrumentos.

Cada relación tiene un sabor y unas características distintas. Hay proyectos que se dan en una relación y no en otra, pero ninguna de ellas puede, cuando se ama, excluir a las demás.

Cuando amas a una persona de verdad, ese amor despierta el amor a tu alrededor. Te sensibiliza para amar y comienzas a descubrir belleza y amor a tu alrededor.

El enamoramiento, en cambio, es de lo más egoísta. El amor de verdad es un estado de sensibilidad que te capacita para abrirte a todas las personas y a la vida. Y, cuando amas, no hay nada más fácil que perdonar.

Aceptar a las personas que todo el mundo rechaza, y no porque no veas sus fallos, sino precisamente porque los ves como realmente son, de dónde proceden y cómo se parecen a los tuyos, que ya tienes aceptados.

Aceptas también no tener razón, escuchando las razones de los demás con interés. Y, sobre todo, sabes responder al odio con el amor, no porque te esfuerces en ello, sino como milagro de la comprensión del amor verdadero que ve a la persona tal cual es.

Estas son las tres señales de estar despierto: perdonar, aceptar y responder ante todo con el amor.

Extracto del libro:
La Iluminación es la Espiritualidad
Anthony de Mello
Fotografía de internet

lunes, 15 de junio de 2015

EL AMOR ESA MARAVILLA


Cuando se te dio el regalo de la vida humana, se olvidaron de darte un manual de instrucciones. Algunos no lo necesitan. Pero a otros se les ha dado equivocado. Estos últimos ven la vida como algo que les angustia, les llena de ansiedad, de miedos y deseos. Esto es el resultado del manual que les ha proporcionado su cultura.

No es la naturaleza la causa del sufrimiento, sino el corazón del hombre lleno de deseos y de miedos que le inculca su programación desde la mente.

La felicidad no puede depender de los acontecimientos. Es tu reacción ante los acontecimientos los que te hace sufrir. Nacimos en este mundo para renacer, para ir descubriéndote como un hombre nuevo y libre.

La atracción que brota de ti no es amor. Eso que llamamos amor es un gusto por sí mismo, un negocio de toma y daca, y de condicionamientos: tanto como me ames te amaré. Es una dependencia, una necesidad de lograr una felicidad que nos reclama desde dentro (porque tú eres felicidad y has nacido para ser feliz), pero nuestra propia inseguridad hace que la reclamemos al exterior y lo hagamos con exigencias, compulsivamente y con miedos a que se escape. Lo manifestamos con un deseo de posesión, de controlar al otro, de manipularle, de apegarme a él, por la ilusión de creer que sin él, yo no podré ser feliz.

Extracto del libro:
La Iluminación es la Espiritualidad
Anthony de Mello
Fotografía de internet

sábado, 6 de junio de 2015

EJERCICIO SOBRE EL SUFRIMIENTO


EJERCICIO

¿Has experimentado alguna vez un sufrimiento grande?. Recuerda la situación y trata de comprender que si hubieras usado tu comprensión no habría surgido el sufrimiento.

El sufrimiento, ¿Qué es?. Es un deseo contrariado. Es un desear que las cosas ocurran como tú quieres que ocurran, o que las personas se comporten como tú quisieras y, al no ser así, el deseo choca con la realidad, y de esta fricción surge el sufrimiento.

El problema está en mi insistencia de que ocurra algo distinto a la realidad. Es la pretensión de distorsionar la realidad para conformarla a mi apego. Cuando yo deseo retener a un amigo, y ese amigo me abandona en la realidad, mi sufrimiento será el creer que, porque él se va, yo soy despreciado.

Mi deseo de ser querido y mi apego por determinada persona hacen que cifre mi felicidad en retenerlo. Y si no lo consigo, mi creencia y mi apego se estrellan contra la realidad. Y esto es el origen del sufrimiento.

Lo cierto es que todo es un engaño de la mente. ¡Tú no eres mi felicidad!. Es mi ilusión la que me hace creer que, si te tuviera a mis pies, yo sería feliz. Lo cierto es que no necesitas de nadie para ser feliz, y que el amor no es eso. El amor diría: Deseo disfrutar libremente de ti sin miedo a perderte.

Sé que puedo gozar de tu amistad si la tomo tal cual es. El amor se produce en mí y en ti de una forma distinta, y yo no puedo exigir que sientas lo mismo que yo siento.

Tú no puedes exigir a nadie que te quiera, pero en cuanto no seas exigente y sueltes los apegos, podrás reconocer cuantas personas te quieren así como eres, sin exigirte nada, y comenzarás a saber lo que es amor.

La realidad es aquella que traspasa todo concepto. Observar cuándo sufrimos y ver todo lo que se presenta en la pantalla de nuestra conciencia para reconocer lo que la realidad te dice, fuera de todo concepto, y separado de tu sufrimiento. Poco a poco, abrir nuestra conciencia a las cosas que hasta ahora vivías como hábitos y, por ello, te pasaban desapercibidas. Saber lo que hay detrás de todo concepto y de todo sufrimiento. Esta es la liberación de la mística.

No renuncies a nada, pero no te apegues a nada. Disfruta de todo lo que te depare la vida y las personas, pero no retengas nada. Dejar que pasen es disfrutar de todas y renovar a cada instante la felicidad.

«Dios no muere el día que dejemos de creer en una deidad personal, pero nosotros morirnos el día que nuestras vidas no estén iluminadas por una actitud de admiración de la realidad más allá de la razón con un resplandor constante, renovado cada día». Si no tenemos esto moriremos.

¿Qué decir del concepto «Dios»?. Los cristianos hemos de apearnos de los conceptos de Dios, como los ateos que, en eso, nos llevan ventaja.

Conceptos todos podemos tenerlos, con tal de que no los confundamos con la realidad. El concepto de Dios no deja de ser un concepto de una realidad inefable, y, si tienes ese concepto, por lo menos, que sea un concepto de un Dios bueno, generoso, magnánimo y lleno del verdadero amor. Pero, por favor, que no sea un concepto tan raquítico que lo convierta en un Dios justiciero, poderoso y vengador. Hagamos por lo menos un Dios más grande y generoso que nosotros.

El pintor Peruchini se estaba muriendo y dijo a la mujer: «Déjame en paz, mujer, que quiero saber — tengo la curiosidad de saber — qué ocurre si me muero sin confesar... Yo he sido de profesión pintor, y Dios tiene como profesión perdonar, y espero que El sea tan bueno en su profesión como he sido yo en la mía».

Ha habido en Oriente muchas personas que han sido iluminadas sin necesidad de tener un concepto de Dios, ni siquiera hablar de El. El Reino de Dios está dentro de ti, no lo busques ni le pongas etiquetas fuera de ti porque harás un ídolo. El padre Rhaner, al hablar de los sacramentos, dice: «No es la invasión de una fuerza divina exterior a ti, más bien es la acción por medio de la cual el cristiano da más fuerza a lo que ya existía allí». El mundo es el cuerpo de Cristo. El sacramento es una fuerza que da más eficacia a lo que ya existía, a lo que ya tenía. Esta es la forma que lo expresa Rhaner. Rhaner es tan radical como lo es Hans Kung, y sería también condenado si fuese tan fácil entenderlo como lo es Hans Kung.

Como ejemplo de lo dicho antes, pensemos en el beso. El beso se considera como el sacramento del amor, pero no crea el amor. Se puede dar el amor sin beso, pero el beso sin amor no es nada. Pero el beso puede dar más significado a un amor que ya tenías. Cuidado, pues, con el concepto que tenéis de Dios, no os quedéis en el concepto, ir más allá, a la esencia. 

«Cuando el padre ayuda a su hijo pequeño todo el mundo sonríe. Cuando un padre ayuda a su hijo mayor, todo el mundo llora». No se puede crear una dependencia, ni aun de Dios. Dios quiere que nos liberemos de esos conceptos para ayudarte a confiar en ti mismo, para liberarte.

Recuerda aquello de «vete a atar tu camello, idiota». Has olvidado encontrar quién eres tú, y en vez de buscar los obstáculos que te lo impiden, clamas a Dios para que te solucione la papeleta. Buscas la felicidad sin darte cuenta que es una cosa que ya tienes, y no reparas más que en los obstáculos, sin molestarte en descubrir lo que hay detrás.

Toda la creación es Cuerpo de Cristo, y tú crees que sólo está en la Eucaristía. La Eucaristía señala esa creación. El Cuerpo de Cristo está por todas partes, y tú sólo reparas en su símbolo que te está apuntando lo esencial que es la vida. La vida que en la Eucaristía se está anunciando.
Sabes que el amor incondicional es el que te ama así como eres, hagas o que hagas; pues así es como Dios nos ama, y ese es el sacramento de la penitencia, que celebra ese amor incondicional.
El Bautismo es celebrar que el niño viene a Dios, es de Dios, y vamos a celebrar esto con el agua bautismal.

Extracto del libro:
La Iluminación es la Espiritualidad
Anthony de Mello
Fotografía de internet