lunes, 30 de junio de 2014

EL ÚNICO QUE TRABAJA ES EL SER HUMANO


"La idea de que estás aquí para realizar un "trabajo" determinado te ha sido impuesta durante siglos. Naturalmente, los que la impusieron no querían que estuvieras ocioso y disfrutaras. Ellos impusieron la idea del "trabajo" porque tu trabajo crearía riqueza, tu trabajo crearía Alejandros Magnos, tu trabajo crearía guerras...

No sé por qué esa idea, aunque sea completamente absurda, le resultó atractiva a la gente. ¿Qué trabajo están haciendo los árboles? ¿Qué trabajo están haciendo los pájaros? ¿Qué trabajo están haciendo el sol, la luna y las estrellas? El hombre es el único ser lo suficientemente loco como para pensar que tiene que realizar un trabajo determinado. Pero así es como han creado la mente obsesionada en conseguir...

Al ego le gusta pensar que tú eres indispensable para la existencia que, sin tu trabajo, la existencia no estaría completa.

Eso es lo que mis padres y mis profesores me enseñaron, que tenía que llevar a cabo un determinado trabajo en mi vida, si no, sería un vagabundo, un vago. Y yo siempre les decía: "A lo mejor ese es mi papel aquí, ¡ser un vagabundo! Alguien tiene que desempeñar el papel de vagabundo..."...

El condicionamiento que ha creado una sociedad de adictos al trabajo, que censura a los que no participan, es muy erróneo. Es cierto que existen ciertas necesidades: se necesita comida, se necesita ropa, se necesita algún cobijo. Naturalmente, para cubrir esas pequeñas necesidades, hay que hacer algo. Pero el destino de la existencia no es formar un hogar, tener hijos, y dedicarse a pelear con el cónyuge. A mí no me parece que, en el vasto panorama de la existencia, tus pequeñas estupideces estén cumpliendo algún destino.

Lo quiero enfatizar para que mi gente lo comprenda claramente: no tenemos ninguna tarea que cumplir. Lo que tenemos que hacer es unirnos a la celebración de la existencia. Esas pequeñas necesidades son solamente medidas de supervivencia. No presumas de lo grande que es el saldo de tu cuanta bancaria, la existencia no lo necesita. No presumas de tener un cargo político importante, primer ministro o presidente, la existencia ni siquiera sabe nada acerca de ti. La existencia está más en armonía con los pajarillos que cantan sin motivo alguno, por pura energía.

Yo quiero acabar con la mente obsesionada por conseguir. Esa es tu enfermedad. Quiero que te relajes y disfrutes. Simplemente haz las pocas cosas que sean necesarias, o mejor aún, apáñatelas para que alguien las haga por ti. Depende de tu inteligencia...

Yo no soy un mensajero que va diciendo que hay que hacer esto o lo otro. Yo no impongo ninguna disciplina, excepto la libertad. No tengo ningún mandamiento; los mandamientos han destruido la dignidad del hombre. Quiero que recuperes la dignidad de los árboles, la dignidad de los pájaros, la dignidad de los océanos, de las cumbres de los himalayas, la dignidad de las estrellas. Todas esas cosas están celebrando, danzando, disfrutando, rebosando de energía. El único que trabaja es el ser humano.

Yo quiero transformar incluso esas pequeñas tareas que tú haces. Hazlas más ascéticas, más creativas. Conviértelas en una gran dicha, porque se trata de tu vida. Te proporcionan comida, vestimenta; así que, lo que quiera que hagas, no es una tarea, es simplemente para permanecer en este cuerpo el mayor tiempo posible y celebrar la existencia...

Hay que vivir cada momento en belleza, en dicha, hay que convertir cada momento en un festival de luces".

Osho
Creer en lo imposible antes del desayuno. 
La experiencia de la auténtica realidad
Tomado del blog: Osho Maestro

«CARIÑO, ESTOY ENOJADO, ESTOY SUFRIENDO»


Decir «Cariño, te quiero» es bueno, es importante. Es natural que compartamos nuestra alegría y nuestros buenos sentimientos con el ser amado, pero cuando sufres, cuando estás enojado con esa persona, también debes decírselo. Has de expresar lo que sientes, tienes todo el derecho, ya que esto es el verdadero amor. Intenta hacer todo lo posible para decirle con serenidad: «Cariño, estoy enojado contigo. Estoy sufriendo». Quizá haya un tono de tristeza en tu voz, pero está bien, lo importante es no decir algo para castigar o culpar a la otra persona. Cuando dices: «Cariño, estoy enojado. Estoy sufriendo y necesito que lo sepas», es el lenguaje del amor, porque habéis prometido apoyaros mutuamente, como pareja, como marido y mujer. El padre y el hijo, la madre y la hija, también son una pareja, o sea que aunque sea tu hijo o tu padre, debes expresar lo que piensas.

Si estás sufriendo tienes el deber de decírselo, y cuando seas feliz, comparte también tu felicidad con él o con ella.

Cuando sufras, cuenta a tu ser amado que estás sufriendo.

Aunque creas que él ha causado tu ira, debes mantener la promesa que le hiciste. La única condición es decírselo con serenidad y de una manera afectuosa.

Hazlo lo antes posible, sin ocultar más de veinticuatro horas la ira o el sufrimiento que sientes.

De lo contrario, esta carga será demasiado pesada para ti y te emponzoñará por dentro. No decírselo demostrará que no la amas lo suficiente y confías poco en la otra persona. Así que has de contarle el sufrimiento y la ira que sientes lo más pronto que puedas.

Veinticuatro horas es el plazo máximo de tiempo que puedes esperar para hacerla.

Quizá sientas que no puedes decírselo enseguida porque aún estás demasiado alterado, demasiado enojado. En ese caso, practica la respiración consciente y sal a pasear. Y cuando te hayas tranquilizado y te sientas preparado para compartir tu dolor, díselo. Pero si el plazo de tiempo está a punto de terminar y aún no te has calmado, escribe lo que sientes.

Redacta una «nota de paz», un mensaje de paz. Mándale la carta y asegúrate de que la reciba antes de que hayan transcurrido veinticuatro horas. Es algo muy importante. Los dos habéis de comprometeros a actuar de este modo cuando os enojéis. De lo contrario no estaréis respetando los términos de vuestro tratado de paz.

Extracto del libro:
LA IRA (El dominio del fuego interior)
Thich Nhat Hanh

domingo, 29 de junio de 2014

AMOR Y LIBERTAD


Este es el problema del hombre: amor y libertad. 
Estas dos palabras son las más importantes de la lengua humana.

Es muy fácil elegir una -escoger el amor y desprenderse de la libertad-, pero entonces siempre estarás acosado por la libertad y ello destruirá tu amor. Dará la impresión de que este va contra la libertad, que es hostil a ella, antagonista. ¿Cómo se puede abandonar la libertad? No se puede hacer ni siquiera por el amor. Poco a poco te hartarás del amor y empezarás a irte al otro extremo. 

Un día abandonarás el amor y correrás hacia la libertad. Pero ¿cómo se puede vivir libres y sin amor? El amor es una gran necesidad. Ser amado y amar es casi una respiración espiritual. El cuerpo no puede vivir sin aire, y el espíritu no puede vivir sin amor. 

De este modo uno se mueve como un péndulo: de la libertad al amor, del amor a la libertad. De esa manera la rueda puede continuar durante muchas vidas. Así es como ha continuado. La llamamos la rueda de la vida. No para de girar: los mismos radios subiendo y bajando. 

La liberación se produce cuando se alcanza una síntesis entre el amor y la libertad. Elegid la paradoja. No escojáis las alternativas que os ha dado la paradoja. Elige toda la paradoja. No escojas uno, sino ambos; elige juntos. Adentrate en el amor y permanece libre. Permanece libre, pero jamás hagas que tu libertad se vuelva antiamor.

Extracto del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 240

sábado, 28 de junio de 2014

MARKETING Y ALIMENTOS CHATARRA

Toma menos de 15 minutos el vídeo de Anna Lappé escritora y activista que nos da unos minutos de reflexión sobre el problema de salud y alimentación.

El responsables principal no es McDonalds o Coca Cola, el problema esta en ti, en mi, en nosotros que vivimos dormidos y somos manipulados.

viernes, 27 de junio de 2014

LOS 4 PILARES: AMOR, VALORACIÓN, NORMAS Y COMUNICACIÓN


Amor, valoración, normas y comunicación: sobre este trampolín el hijo salta a su vida para recorrer, primero, el camino de la autodependencia y luego, el camino del encuentro con los otros.

Piensen en sus casas... ¿Qué pilares estaban firmes? ¿Cuáles un poco flojos?.¿Cuáles faltaron?.

Y una vez saltado el trampolín, como hijo debo saber que mi vida depende ahora de mi, que soy responsable de lo que hago, que libero a mis padres de todo compromiso que no sea el afectivo, de toda obligación y de toda deuda que crea tener con ellos. Conservarán su amor por mi, pero no sus obligaciones. Afirmo esto con absoluta conciencia de lo que digo. Todo lo que un papá o una mamá quieran dar a sus hijos después que éstos sean adultos, será parte de su decisión de dárselo, pero nunca de su obligación. Por supuesto, antes del fin de la adolescencia estamos obligados para con nuestros hijos, allí no es un tema de decisión.

Si le preguntan a mi mamá cómo está compuesta su familia, seguramente dirá: “Mi familia está compuesta por mi marido, mis dos hijos, mis dos nueras y mis tres nietos”. Si me preguntan a mi cómo está compuesta mi familia, yo digo: “Mi esposa y mis dos hijos”, no digo: “Mi esposa, mis dos hijos, mi mamá y mi papá”.

Esto no quiere decir que mi mamá no sea de mi familia, o que yo no la quiera.

Mi mamá sigue queriendo que la familia seamos todos, y tiene razón.

Pero es diferente para ella que para mi.

Como padre debo saber que el trampolín debe estar listo para la partida de mis hijos, porque el encuentro con ellos es el encuentro hasta el trampolín. Luego habrá que construir nuevos encuentros, sin obligaciones no obediencias, encuentros apoyados solamente en la libertad y en el amor.

Cuando un hijo se vuelve grande, los padres tenemos que asumir el último parto.

Hacemos varios partos con los hijos. Uno cuando el chico nace, otro cuando va al colegio primario y deja la casa, otro cuando se va por primera vez de campamento y duerme fuera de la casa, otro cuando tiene su primer novio o novia, otro cuando se recibe en el colegio secundario, y el último cuando termina su adolescencia o decide dejar definitivamente la casa paterna.

En el último parto, finalmente le damos a nuestro hijo la patente de adulto. Asumimos que es autodependiente, que no tiene que pedirnos permiso para hacer lo que se le de la gana.

En algún momento, le damos el último empujoncito que yo llamo el último pujo, le deseamos lo mejor y, a partir de allí le delegamos el mando.

Quedás a cargo de vos mismo, quedás a cargo de cómo te vaya, quedás a cargo de darle de comer a tu familia, quedás a cargo de pagar el colegio de tus hijos, quedás a cargo de todo lo que quieras para vos y para los tuyos, y en lo que no puedas hacerte cargo, renunciá.

Hace unos años atendí a una pareja que tenía un hijo al que querían ayudar. Eran “tan buenos”.

El hijo era un médico recién egresado que ganaba 1.200 pesos en el puesto del hospital y la nuera ganaba 700 trabajando como maestra jardinera en la escuela del barrio. Entre los dos casi llegaban a 2.000 pesos, que no es poco. Pero los cuatro padres, que los querían tanto, se pusieron de acuerdo y les regalaron “a los chicos” un departamento en Libertador y Tagle cuyas expensas eran de 1.650 pesos por mes.

¿Cuál es la ayuda que les estamos dando a esos chicos?.

Cuando estos dos pagan las expensas, la luz, el gas y el teléfono, ya no les queda un peso para vivir. Esta es la ayuda de algunos papás buenos, una cosa sin sentido, o peor, con un sentido nefasto: esclavizar a los hijos a depender de los padres.

Hay que aprender a terminar con la función de padre y con la función de hijo. Esto significa olvidarse de la función y centrarse en el sentido del amor. Todas las obligaciones mutuas que nos teníamos (las mías: sostenerte, bancarte, ayudarte, etc, y las tuyas: haceme caso, pedirme permiso, hacer lo que yo diga) se terminaron.

Hay que dejar que los hijos se equivoquen, que pasen algunas necesidades y soporten algunas renuncias, dejarlos que se frustren y se duelan, que aprendan a achicarse cuando corresponde. Que dejen de pedirles a los padres que se achiquen para no achicarse ellos.

Me gustaría tener la certeza que Demián y Claudia podrán arreglárselas con sus vidas cuando yo ya no esté.

Eso me dejaría muy tranquilo. Voy a hacer todo lo necesario para poder ver antes de partir lo bien que se arreglan sin mi.

Lo que nuestros hijos necesitan es que hagamos lo posible para que no nos necesiten. Esta es nuestra función de padres.

Extracto del libro:
El Camino del Encuentro
Jorge Bucay

BULLYING

CONDUCIENDO CON TUS AMIGOS.

Un vídeo fuerte pero directo. El beber y conducir es un alto riesgo.

miércoles, 25 de junio de 2014

10 ASOMBROSAS FORMAS DE LIMPIAR TU HOGAR CON AGUA OXIGENADA

El peróxido de hidrógeno, mejor conocido como agua oxigenada. tiene usos para limpiar el hogar. Olvídate de los costosos detergentes y descubre en todo lo que puede ayudarte esta poderosa sustancia.

Esponjas. Una mezcla de agua oxigenada con agua caliente será ideal para limpiar tus esponjas. Basta que las remojes y luego las dejes secar al sol.
Plantas. ¿Los gusanos se comen tus plantas? Coloca una gota pequeña de agua oxigenada en tu rociador de agua y listo. ¡Olvídate de tus flores comidas!

Pisos. Para lograr pisos relucientes y desinfectados, basta que coloques un poco de agua oxigenada junto con tu producto de limpieza preferido para lograr mayor efectividad.


Cepillos de dientes. Los cepillos de dientes acumulan una gran cantidad de gérmenes, eso no es novedad. Por ese motivo, es necesario limpiarlos para evitar bacterias indeseadas en nuestra boca. Para hacerlo, remoja tu cepillo en agua oxigenada por unos segundos, luego enjuaga y listo. ¡Fuera suciedades! 
Inodoro. Para dejar el inodoro reluciente, bastará que dejes una taza de agua oxigenada en la tapa por unos 20 minutos. ¡Quedará como nuevo!
Ollas y sartenes. ¿Tus ollas y sartenes tienen restos de comida que no puedes remover? ¡Prueba una mezcla de agua oxigenada y bicarbonato de sodio para limpiarlas! Quitarás todos los residuos muy fácilmente, eliminando cualquier tipo de bacteria.
Tablas y maderas. ¿Tus tablas de corte han quedado manchadas por determinados alimentos? ¡Pasa un poco de agua oxigenada para removerlas! En cuestión de minutos, estarán tan limpias como antes.
Frutas y verduras. Frotar un paño humedecido en agua oxigenada puede ayudarte a eliminar las bacterias y gérmenes de tus alimentos. Basta que luego los pases por agua y listo. ¡Estarán prontos para saborear!
Refrigerador. SI quieres mayor efectividad a la hora de limpiar el refrigerador e incluso el lavavajillas, puedes colocar un poco de agua oxigenada en un rociador de spray. Rocía sin temor alguno y seca con un paño pequeño.
Azulejo. Si acaso tienes problemas de moho en los azulejos de tu baño, un cepillo humedecido con agua oxigenada es lo que necesitas para eliminar las bacterias. En caso de que las manchas aún persistan, repite el mismo procedimiento hasta lograr los resultados buscados.
Yahoo.com.mx
https://mx.mujer.yahoo.com/fotos/10-asombrosas-formas-de-limpiar-tu-hogar-con-agua-oxigenada-1403533918-slideshow/

LA FAMILIA COMO TRAMPOLIN


La casa donde vivió el niño que fui y las personas con las que compartí mi vida familiar fueron el trampolín hacia mi vida adulta.

La familia siempre es un trampolín y en algún momento tenemos que plantarnos allí y saltar al mundo de todos los días.

Si al saltar del trampolín me quedo colgado, dependo, y finalmente nunca hago mi viaje.

Que bueno sería animarse a saltar del trampolín de una manera espectacular.

Esto es posible si el trampolín es saludable. Si la relación familiar es sana. Si la pareja es soportativa.

Este trampolín tiene cuatro pilares fundamentales. Tan fundamentales que si no son sólidos, ningún chico 
puede caminar por el sin caerse.

El primer pilar es el amor 
Un hijo que no se ha sentido amado por sus padres tiene una historia grave: le será muy difícil llegar a 
amarse a si mismo. El amor por uno mismo se aprende del amor que uno recibe de los padres. No quiere decir 
que no se pueda aprender en otro lado, sólo que este es el mejor lugar donde se aprende. Por supuesto que 
además un niño que no ha sido amado no puede amar, y si esto sucediera para que saldría a encontrarse con 
los otros.

El trampolín que no tiene este pilar es peligroso. Es difícil caminar por el. Es un trampolín inestable. 

El segundo pilar es la valoración
Si la familia no ha tenido un buen caudal de autovaloración, si los padres se juzgaban a si mismo como poca 
cosa, entonces el hijo también se siente poca cosa.

Si uno viene de una casa donde no se lo valora, a uno le cuesta mucho valorarse. Las casas con un buen 
nivel de autoestima tiene trampolines adecuados. Dice Virginia Satir: “En las buenas familias la olla de 
autoestima de la casa está llena”. Quiere decir: los papás creen que son personas valiosas, creen que los hijos 
son valiosos, papá cree que mamá es valiosa, mamá cree que papá es valioso, papá y mamá creen que su 
familia es valiosa y ambos están orgullosos del grupo que armaron.

Cuando un hijo llega a la casa y dice: “¡Que linda es esta familia!”, ahí sabemos que el trampolín está entero.

Cuando el chico llega a la casa y dice: “¿Me puedo ir a vivir a lo de la tía Margarita?”... estamos en 
problemas.

Cuando un padre le dice a un hijo: “¡Porque no te vas a vivir con la tía Margarita!”, también algo complicado 
está pasando.

El tercer pilar
Las normas deben existir con la sola condición de no ser rígidas, sino flexibles, elásticas, cuestionables, 
discutibles y negociables. Pero tienen que estar.
Así como creo que las reglas en una familia están para ser violadas y que será nuestro compromiso crear 
nuevas, creo también que este proceso debe apoyarse en un tiempo donde se haya aprendido a madurar en 
un entorno seguro y protegido. Este es el entorno de la familia. Las normas son el marco de seguridad y 
previsibilidad necesario para mi desarrollo. Una casa sin normas genera un trampolín donde el hijo no puede 
plantarse para saltar...

El último pilar es la comunicación
Para que el salto sea posible, es necesaria una comunicación honesta y permanente.

Ningún tema ha sido mas tratado por los libros de psicología como el de la comunicación. Léanlos en pareja, 
discútanlo con sus hijos, chárlenlos entre todos con el televisor apagado... Esta es una manera de fortalecer la 
comunicación, pero no es la mas importante. La fundamental es aquella que empieza con las preguntas dichas 
desde el corazón: ¿Cómo estás. ¿Cómo pasaste el día?. ¿Querés que charlemos?...

Y sobre este pilar, exclusivamente sobre este pilar, se apoya la posibilidad de reparar los demás pilares.

Extracto del libro:
El Camino del Encuentro
Jorge Bucay

martes, 24 de junio de 2014

EL SUEÑO DE LA VIDA

A 10 años de tu partida, a 10 años de haber sufrido ese accidente y días después perderte.

Porque sigues siendo parte de la vida...por que aun te extraño....por que con tu muerte me sigues enseñando lo maravilloso de mis días.

Que todos los actos de amor que tuviste conmigo sean el motor para seguir amando la vida.

lunes, 23 de junio de 2014

SEGURIDAD EN EL MANEJO

Un vídeo muy fuerte, las imágenes son impactantes...a quien lograran concientizar?


CHIYONO


Chiyono era una mujer bella.

Aunque en su interior atesoraba el amor más puro y hermoso, la mayoría de los hombres que se acercaron a su vida buscaban disfrutar del deseo que les despertaba la perfección de su cuerpo.

Y Chiyono descubrió que no había hombre que pudiera corresponder a su amor; que el único amante que podía ver lo que los ojos velaban era el amor divino. Y vagó de monasterio en monasterio, y en todos recibió la misma negativa. Su belleza sólo podría alterar la tranquilidad de los monjes, y hasta era posible que consiguiera con su sola presencia que más de uno abandonara la austeridad y el silencio.

Chiyono, cansada de ser valorada sólo por su aspecto, deformó su cuerpo sometiéndolo a dolorosas quemaduras. Su rostro, de piel aterciopelada y blanco perla, era ahora carne viva y purulenta. Tras recuperarse de sus heridas, decidió volver a visitar los monasterios que antes le habían cerrado sus puertas.

Al ver su aspecto y conocer el porqué de su estado, los monjes aceptaron respetuosamente su presencia y valoraron su deseo de volcar su vida al despertar divino.

Cuando pudo por fin dedicarse a lo que quería, estuvo años -década tras década-realizando las mismas rutinas, pacientemente, intentando mantenerse alerta a las indicaciones de los maestros y a sus propias experiencias. Su vida era bien sencilla; pero había aprendido que no eran las actividades en sí las que daban plenitud y sentido a la vida, sino la actitud con que éstas se realizaban. De sus maestros había aprendido también a observarse al caminar… al fregar el suelo… al preparar la comida… al meditar sentada frente a un muro carente de objetos… Observaba su aburrimiento, su tristeza, su ira, su sueño… y sabía que en la realidad iluminada nada de esto era de ella… Si se aburría, se decía: ―el aburrimiento está pasando por mí… Si reaccionaba con ira, no la reprimía ni justificaba; se observaba y se decía: ―la ira está pasando por mí.

Y así estuvo años y más años, intentando ir más allá de la aparente repetición de la rutina, para descubrir la cualidad de frescura y espontaneidad que tenía, no lo acción en sí (fuera o no fuera nueva), sino la vivencia constante en el eterno presente.

Una noche, realizando una de las tareas propias de su rutina, fue a buscar agua a un pozo cercano. Tras llenar el destartalado cubo, se dispuso a llevarlo con calma y cuidado para no perder parte de su preciado contenido durante el camino. La noche, de nubes y claros, estaba tenuemente iluminaba por el resplandor de una hermosa luna llena. Chiyono alternaba su vista en el suelo, la Luna y el reflejo oscilante de ésta en el agua del balde.

De repente, mientras observaba el reflejo de la luna en el agua, tropezó, cediendo las asas y rompiéndose al impactar contra el suelo.

Durante unos instantes, la monja Chiyono permaneció inmóvil, observando los restos del cubo y cómo el agua se filtraba poco a poco en las porosidades del suelo… Luego, miró directamente a la luna… Y en ese sencillo percance, tras años de esfuerzo, paciencia y tenacidad, Chiyono se iluminó.

Rememorando lo que sintió en ese instante, escribió: De un modo y otro traté de mantener el cubo íntegro, esperando que el débil bambú nunca se rompiera. De repente, el fondo se cayó. No más agua; no más reflejo de la luna en el agua: vaciedad en mi mano.

Extracto del libro:
Recopilaciones "Cuentos y Fábulas del Buda"
Sri Deva Fénix

domingo, 22 de junio de 2014

DE LAS RELACIONES ADICTIVAS A LAS RELACIONES ILUMINADAS


TANTO SI VIVES SOLO COMO SI VIVES EN PAREJA, la clave es estar presente e intensificar progresivamente tu presencia mediante la atención al ahora.

Si quieres que florezca el amor, la luz de tu presencia debe ser lo suficientemente intensa como para no verte arrollado por el pensador o por el cuerpo-dolor, ni los confundas con quien eres. Conocerse como el Ser que está debajo del pensador, la quietud que está debajo del ruido mental, el amor y la alegría que se encuentran debajo del dolor, eso es libertad, salvación, iluminación.

Desidentificarse del cuerpo-dolor es llevar la presencia al dolor y así transmutarlo. Desidentificarse del pensamiento es poder ser el observador silencioso de tus pensamientos y de tu conducta, especialmente de los patrones repetitivos de tu mente y de los roles que representa tu ego.

Si dejas de investirla de «yoidad», la mente pierde su cualidad compulsiva, formada básicamente por la constante tendencia a juzgar y a resistirse a lo que es, creando así conflicto, drama y más dolor. De hecho, en el momento en que dejas de juzgar y aceptas lo que es, eres libre de la mente. Has creado espacio para el amor, para la alegría, para la paz.

PRIMERO DEJAS DE JUZGARTE A TI MISMO; después dejas de juzgar a tu pareja. El mayor catalizador del cambio en las relaciones es la aceptación total de tu pareja tal como es, dejando completamente de juzgarla y de intentar cambiarla.

Eso te lleva inmediatamente más allá del ego. A partir de entonces todos los juegos mentales y el apego adictivo se acaban. Ya no hay víctimas ni verdugos, ni acusadores ni acusados.

La aceptación total también supone el final de la codependencia; ya no te dejas arrastrar por el patrón inconsciente de otra persona, favoreciendo de ese modo su continuidad. Entonces, o bien os separáis —con amor—, o bien entráis juntos más profundamente en el ahora, en el Ser. ¿Es así de simple? Sí, es así de simple.

El amor es un estado de Ser. Tu amor no está fuera; está en lo profundo de ti. Nunca puedes perderlo, no puede dejarte. No depende de otro cuerpo, de otra forma externa.

EN LA QUIETUD DE TU PRESENCIA puedes sentir tu propia realidad informe e intemporal: es la vida no manifestada que anima tu forma física. Entonces puedes sentir la misma vida en lo profundo de los demás seres humanos y de las demás criaturas. Miras más allá del velo de la forma y la separación. Esto es alcanzar la unidad. Esto es amor.

Aunque es posible tener breves atisbos, el amor no puede florecer a menos que estés permanentemente liberado de la identificación mental y tu presencia sea lo bastante intensa como para haber disuelto el cuerpo-dolor, o hasta que puedas, al menos, mantenerte presente como observador. De ese modo, el cuerpo-dolor no podrá arrebatarte el control y destruir el amor.

PRACTICANDO EL PODER DEL AHORA (extracto)
Enseñanzas, Meditaciones y Ejercicios Esenciales
Eckhart Tolle

sábado, 21 de junio de 2014

SIN ENVASES

LA FELICIDAD NO ES UNA CUESTIÓN INDIVIDUAL


Esto no significa que tengas que ocultar la ira que sientes.

Has de dejar que la otra persona sepa que estás enojado y que sufres, es muy importante. Cuando te enfades con alguien, te ruego que no finjas no estar enojado, no pretendas que no estás sufriendo. Si aprecias a la otra persona, has de confesarle que estás enojado y que sufres. Díselo serenamente.

En el verdadero amor no hay cabida para el orgullo. No puedes pretender que no sufres, que no estás enojado, ya que esta clase de negación se basa en el orgullo: « ¿Enojado? ¿Yo? ¿Por qué debería estarlo? Estoy perfectamente». Pero en realidad no estás bien, estás viviendo en un infierno, la ira te está abrasando, y debes decírselo a tu pareja, a tu hijo o a tu hija. Tendemos a decir: « ¡Para ser feliz no te necesito, puedo serlo sin ti!». Pero con este engaño estamos rompiendo la promesa inicial que hicimos de compartirlo todo.

Al principio de vuestra relación os decíais: «No puedo vivir sin ti. Mi felicidad depende de ti». Os hacíais este tipo de declaraciones. Pero más tarde, cuando os enfadáis, decís lo contrario: « ¡No te necesito! ¡No te acerques a mí! ¡No me toques!». Y tú prefieres ir a tu habitación y cerrar la puerta.

Intentas hacer todo lo que puedes para demostrar que no necesitas a la otra persona. Es un comportamiento muy humano, muy común, pero carece de sabiduría.

La felicidad no es una cuestión individual. Si uno de vosotros no es feliz, el otro tampoco podrá serlo.

Extracto del libro:
LA IRA (El dominio del fuego interior)
Thich Nhat Hanh

viernes, 20 de junio de 2014

I AM ME

EL CAMINO DEL MEDIO


Como seres humanos no sólo buscamos la resolución de las situaciones sino que también sentimos que la merecemos. Sin embargo, no sólo no la merecemos sino que sufrimos por su causa. No nos merecemos una resolución, sino algo mejor. Merecemos el camino del medio, que es nuestro derecho de nacimiento, un estado de apertura mental que es capaz de relajarse en medio de la paradoja y la ambigüedad. En la medida en que hemos estado evitando la incertidumbre, es natural que tengamos síntomas de retirada, que nos retiremos de pensar que siempre hay un problema y que alguien, en alguna parte, tiene que resolverlo.

El camino del medio está muy abierto, pero avanzar por él es duro porque atenta directamente contra el núcleo del antiguo patrón neurótico que todos compartimos. Cuando nos sentimos solos, cuando no tenemos esperanza, lo que queremos hacer es ir a la izquierda o a la derecha. No queremos sentarnos y sentir lo que estamos sintiendo. No queremos pasar por la desintoxicación; y, sin embargo, el camino del medio nos anima a hacer exactamente eso. Nos anima a despertar la valentía que existe en cada uno de nosotros sin excepción, incluyéndonos a ti y a mí.

La meditación es una preparación para seguir el camino del medio, para estar exactamente en el sitio. Se nos anima a no juzgar lo que surge en nuestra mente; de hecho, se nos anima a ni siquiera apegarnos a ello. Se nos pide que simplemente reconozcamos como pensamiento todo lo que solemos clasificar como bueno o malo, sin todo el drama habitual que acompaña al bien y al mal. 

Se nos instruye a dejar que los pensamientos vengan y vayan como si tocáramos una burbuja con una pluma. Esta disciplina directa nos prepara para dejar de luchar y descubrir así un estado de ser fresco y sin sesgo.

Extracto del libro:
Cuando Todo Se Derrumba
Pema Chödron

jueves, 19 de junio de 2014

EL INCREÍBLE KI (GRITO)


Un Maestro de combate a mano desnuda enseñaba su arte en una ciudad de provincia. Su reputación era tal en la región que nadie podía competir con el. Los demás profesores de artes marciales se encontraban sin discípulos. Un joven experto que había decidido establecerse y enseñar en los alrededores quiso ir un día a provocar a este famoso Maestro con el fin de terminar con su reinado.

El experto se presento en la escuela del Maestro. Un anciano le abrió la puerta y le pregunto que deseaba. El joven anunció sin dudar su intención. El anciano, visiblemente contrariado, le explicó que esa idea era un suicidio ya que la eficacia del Maestro era temible.

El experto, con el fin de impresionar a este viejo medio chocho que dudaba de su fuerza, cogió una plancha de madera que andaba por allí y de un rodillazo la partió en dos. El anciano permaneció imperturbable. El visitante insistió de nuevo en combatir con el Maestro, amenazando con romperlo todo para demostrar su determinación y sus capacidades. El buen hombre le rogó que esperara un momento y desapareció. Poco tiempo después volvió con un enorme trozo de bambú en la mano. Se lo dio al joven y le dijo:

El Maestro tiene la costumbre de romper con un puñetazo los bambúes de este grosor. No puedo tomar en serio su petición si usted no es capaz de hacer lo mismo.

El joven presuntuoso se esforzó en hacer con el bambú lo mismo que había hecho con la plancha de madera, pero finalmente renunció, exhausto y con los miembros doloridos. Dijo que ningún hombre podía romper ese bambú con la mano desnuda.

El anciano replicó que el Maestro podía hacerlo. Aconsejó al visitante que abandonara su proyecto hasta el momento que fuera capaz de hacer lo mismo. Abrumado, el experto juró volver y superar la prueba.

Durante dos años se entrenó intensivamente rompiendo bambúes. Sus músculos y su cuerpo se endurecían día a día. Sus esfuerzos tuvieron sus frutos y un día se presentó de nuevo en la puerta de la escuela, seguro de sí. Fue recibido por el mismo anciano. Exigió que le trajeran uno de esos famosos bambúes de la prueba y no tardo en calarlo entre dos piedras. Se concentró durante algunos segundos, levanto la mano y lanzando un terrible grito rompió el bambú. Con una gran sonrisa de satisfacción en los labios se volvió hacía el frágil anciano. Este le declaró un poco molesto:

Decididamente soy imperdonable. Creo que he olvidado precisar un detalle: el Maestro rompe el bambú… sin tocarlo.

El joven, fuera de sí, contestó que no creía en las promesas de este Maestro cuya simple existencia no había podido verificar. En ese momento, el anciano cogió un bambú y lo ató a una cuerda que colgaba del techo. Después de haber respirado profundamente, sin quitar los ojos de bambú, lanzó un terrible grito que surgió de lo más profundo de su ser, al mismo tiempo que su mano, igual que un sable, hendió el aire y se detuvo a 5 centímetros del bambú… que saltó en pedazos.

Subyugado por el choque que acababa de recibir, el experto se quedó durante varios minutos sin poder decir un palabra, estaba petrificado. Por último pidió humildemente perdón al anciano Maestro por su odioso comportamiento y le rogó que lo aceptara como discípulo.

Extracto del libro:
Recopilaciones "Cuentos y Fábulas del Buda"
Sri Deva Fénix

ADICCIÓN AL TRABAJO


El trabado es bueno, pero no debería volverse una adicción. 
Muchas personas han convertido su trabajo en una droga para poder olvidarse de sí mismas en él... igual que un borracho que se olvida en el alcohol. 

Uno debería ser tan capaz de no hacer como de hacer... entonces uno es libre. Uno debería ser capaz de sentarse, de no hacer nada, tan perfecta, hermosa y felizmente como cuando trabaja con ahínco y hace muchas cosas; entonces uno es flexible. 

Hay dos tipos de personas: las que están pegadas a su letargo y el otro extremo pegado a su ocupación. Ambas están en cárceles. Uno debería ser capaz de pasar de uno a otro sin esfuerzo. Entonces dispones de una cierta libertad, tu  ser tiene una cierta gracia y espontaneidad. 

No estoy en contra del trabajo, no estoy en contra de nada... pero nada debería volverse una adicción. De lo contrario, te encuentras en un estado muy confuso. Si el trabajo es una ocupación y uno se oculta en él, entonces se convierte en algo repetitivo, mecánico. Es más como una obsesión, estas poseído por un demonio.

Extracto del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 239