Decir «Cariño, te quiero» es bueno, es importante. Es natural que compartamos nuestra alegría y nuestros buenos sentimientos con el ser amado, pero cuando sufres, cuando estás enojado con esa persona, también debes decírselo. Has de expresar lo que sientes, tienes todo el derecho, ya que esto es el verdadero amor. Intenta hacer todo lo posible para decirle con serenidad: «Cariño, estoy enojado contigo. Estoy sufriendo». Quizá haya un tono de tristeza en tu voz, pero está bien, lo importante es no decir algo para castigar o culpar a la otra persona. Cuando dices: «Cariño, estoy enojado. Estoy sufriendo y necesito que lo sepas», es el lenguaje del amor, porque habéis prometido apoyaros mutuamente, como pareja, como marido y mujer. El padre y el hijo, la madre y la hija, también son una pareja, o sea que aunque sea tu hijo o tu padre, debes expresar lo que piensas.
Si estás sufriendo tienes el deber de decírselo, y cuando seas feliz, comparte también tu felicidad con él o con ella.
Cuando sufras, cuenta a tu ser amado que estás sufriendo.
Aunque creas que él ha causado tu ira, debes mantener la promesa que le hiciste. La única condición es decírselo con serenidad y de una manera afectuosa.
Hazlo lo antes posible, sin ocultar más de veinticuatro horas la ira o el sufrimiento que sientes.
De lo contrario, esta carga será demasiado pesada para ti y te emponzoñará por dentro. No decírselo demostrará que no la amas lo suficiente y confías poco en la otra persona. Así que has de contarle el sufrimiento y la ira que sientes lo más pronto que puedas.
Veinticuatro horas es el plazo máximo de tiempo que puedes esperar para hacerla.
Quizá sientas que no puedes decírselo enseguida porque aún estás demasiado alterado, demasiado enojado. En ese caso, practica la respiración consciente y sal a pasear. Y cuando te hayas tranquilizado y te sientas preparado para compartir tu dolor, díselo. Pero si el plazo de tiempo está a punto de terminar y aún no te has calmado, escribe lo que sientes.
Redacta una «nota de paz», un mensaje de paz. Mándale la carta y asegúrate de que la reciba antes de que hayan transcurrido veinticuatro horas. Es algo muy importante. Los dos habéis de comprometeros a actuar de este modo cuando os enojéis. De lo contrario no estaréis respetando los términos de vuestro tratado de paz.
Extracto del libro:
LA IRA (El dominio del fuego interior)
Thich Nhat Hanh
Thich Nhat Hanh