El trabado es bueno, pero no debería volverse una adicción.
Muchas personas han convertido su trabajo en una droga para poder olvidarse de sí mismas en él... igual que un borracho que se olvida en el alcohol.
Uno debería ser tan capaz de no hacer como de hacer... entonces uno es libre. Uno debería ser capaz de sentarse, de no hacer nada, tan perfecta, hermosa y felizmente como cuando trabaja con ahínco y hace muchas cosas; entonces uno es flexible.
Hay dos tipos de personas: las que están pegadas a su letargo y el otro extremo pegado a su ocupación. Ambas están en cárceles. Uno debería ser capaz de pasar de uno a otro sin esfuerzo. Entonces dispones de una cierta libertad, tu ser tiene una cierta gracia y espontaneidad.
No estoy en contra del trabajo, no estoy en contra de nada... pero nada debería volverse una adicción. De lo contrario, te encuentras en un estado muy confuso. Si el trabajo es una ocupación y uno se oculta en él, entonces se convierte en algo repetitivo, mecánico. Es más como una obsesión, estas poseído por un demonio.
Extracto del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 239
Osho
Día 239