La comprensión es la sustancia con la que fabricamos compasión. ¿A qué clase de comprensión me refiero? A la comprensión de que el otro también sufre. Cuando sufrimos tendemos a creer que somos víctima de otras personas, que somos los únicos que sufren. Esto no es cierto, la otra persona también sufre. También tiene sus dificultades, sus miedos y sus preocupaciones. Si sólo fuéramos capaces de ver el dolor que hay en él o en ella, empezaríamos a comprenderlos. Una vez que la comprensión está presente, la compasión es posible.
¿Tenemos bastante tiempo para analizar la condición de la otra persona? La otra persona puede ser otro recluso como nosotros o un guardia. Si observamos, podemos ver que hay mucho sufrimiento en él. Quizás no sepa manejar su sufrimiento. Quizás permite que su sufrimiento crezca porque no sabe manejarlo, y esto le hace sufrir a él y hace sufrir a otras personas que le rodean. Con esta clase de consciencia, empezarán a comprender, y la comprensión despertará su compasión. Si hay compasión en ustedes, sufrirán menos, y les motivará el deseo de hacer algo, o de no hacer nada para que esa persona sufra menos. Su manera de mirarle o sonreírle podrá ayudarle a sufrir menos y hará que tenga fe en la compasión.
Yo describiría mi práctica como la práctica de cultivar la compasión. Pero sé que la compasión no es posible sin comprensión. Y la comprensión sólo es posible si tienen tiempo para observar profundamente. Meditar significa observar profundamente para comprender. En el monasterio donde vivo, por las mañanas tenemos mucho tiempo para la tarea de observar profundamente. En un centro correccional hay también mucho tiempo y muchas posibilidades para observar profundamente. Es un entorno muy propicio para la práctica de observar compasivamente para que la compasión pueda crecer como factor liberador. Estoy convencido de que si uno de ustedes o diez o veinte de ustedes, practican la observación compasiva, podrán transformar este lugar en muy poco tiempo. Pueden traer el paraíso aquí mismo.
Para mí, el paraíso es un lugar donde hay compasión. Cuando hay compasión en sus corazones, sólo necesitan inhalar y exhalar y observar profundamente, y la comprensión vendrá. Se comprenderán a sí mismos y tendrán compasión hacia sí mismos, sabrán manejar su sufrimiento y se sabrán cuidar. Luego, serán capaces de ayudar a otra persona a hacer lo mismo, y la compasión crecerá entre ustedes. De esta manera se convierten en un Buda, en un bodhisattva que trae compasión a este entorno y convierte el infierno en paraíso. El Reino de Dios existe ahora o no existe nunca. Esto es la verdad. Y es posible que tengan más posibilidades de practicar que muchos de nosotros. ¿Qué les parece
Extracto del libro:
Sea libre donde esté
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet