sábado, 17 de noviembre de 2012

MEDIOCRIDAD

Nunca te resignes a una mediocridad, porque es un pecado contra la vida. Nunca pidas que la vida carezca de riesgos y jamas pidáis seguridad, porque eso es pedir la muerte.

Muchas personas, casi el noventa por ciento, han decidido vivir en terreno llano, seguro, sin asumir ningún riesgo. Jamás caen en las profundidades, nunca se elevan a las alturas. Su vida es aburrida, ordinaria, monótona, sin cumbres ni valles, sin noches ni días. Simplemente viven en un mundo gris, sin colores... el arco iris no existe para ellos. Llevan una vida gris, y poco a poco también ellas se vuelven grises y mediocres. 

El mayor peligro es alcanzar las mayores cumbres de la divinidad y caer a las mayores profundidades del infierno. Conviértete en viajeros entre esos dos puntos, sin temor. Poco a poco llegaras a entender que existe una trascendencia. Llegaras a saber que no eres ni la cumbre ni la profundidad, ni la cumbre ni el valle. Llegaras a saber que eres los observadores, los testigos. 

Algo en tu mente alcanza la cumbre, algo en tu mente desciende al valle, pero algo que hay más allá está siempre ahí -vigilando, tomando nota de ello-, y ese algo eres tú. Ambas polaridades están en ti, pero tú no eres ninguna, te elevas muy por encima de ellas. El terreno es alto y bajo, tanto el cielo como el infierno están ahí, pero, de algún modo, tú te encuentras lejos de ambos. Simplemente observas todo el juego, toda la actividad de la conciencia.

OSHO
Día a Día
Día 41