domingo, 28 de julio de 2013

HERRAMIENTAS


La mayor parte de las veces, para encontrar la respuesta correcta lo único que hace falta es el sentido común.

Y es el sentido común el que, sin lugar a dudas, nos grita desde nuestro yo interno más sabio: ¡Utilizá todo lo que tenés para redoblar tu posibilidad de llegar adonde querés!

A todo esto que tenemos lo llamo recursos.

Así como el curso de un río es el lecho por el que el río corre, el curso de una vida es el camino por el que esa vida transcurre. Desde este punto de vista, toda herramienta que permite retomar el curso, recuperar el rumbo, reencontrar el camino o encontrar nuevas salidas ante las situaciones a resolver, es un recurso.

En nuestra vida nos encontramos con obstáculos que nos impiden el paso. Si uno quiere seguir avanzando va a tener que despejar el camino para continuar por él o encontrar otro curso para seguir. Es interesante asociar el término recurso con el verbo recurrir, porque de verdad es una asociación que mucha gente no puede hacer fácilmente.

Un recurso es un elemento interno o externo al cual nosotros recurrimos, es tomar de nuestra reserva la 
herramienta guardada para lograr un fin determinado, que puede ser disfrutar algo, solventar una dificultad, 
traspasar un obstáculo, encontrarse de cara con una situación, solucionar un problema.

Un recurso es toda herramienta 
de la cual uno es capaz de valerse
para hacer otra cosa; para enfrentar, allanar
o resolver las contingencias
que se nos puedan presentar.

En cierto modo, la mayoría de las herramientas nos vienen dadas, están disponibles, sin embargo 
algunas otras hay que fabricarlas.
Una de las diferencias entre los animales superiores y el hombre es la capacidad excluyente de éste de 
fabricar algunas herramientas utilizando otras herramientas. Un mono puede agarrar un palo para cazar 
algunas hormigas, una paloma puede valerse de ramas para hacer un nido, pero lo que ningún animal puede 
hacer es fabricar una herramienta a partir de otra.

Hay muchos tipos de herramientas:
Algunas sirven para muchos fines y otras son muy específicas.
Algunas son simples y rudimentarias y otras extremadamente sofisticadas y difíciles de describir.
Algunas están siempre disponibles y otras hay que salir a conseguirlas.

Hay, por fin, algunas herramientas que se pueden usar intuitivamente desde la primera vez que uno las 
descubre; sin embargo, hay otras que habrá que aprender a utilizarlas.

Yo puedo tener una herramienta, pero si no sé usarla no me sirve. ¿Cómo podría servirme de una sierra 
eléctrica si no sé cómo se prende, cómo se usa, cómo se manipula? Lo más probable es que me lastime, que 
en lugar de hacer una cosa en mi beneficio haga algo que me perjudique.
Estas herramientas pertenecen a dos grandes grupos: recursos externos y recursos internos.

Ya hemos visto que desde muy pequeños hemos sido forzados a aprender qué es adentro y qué es 
afuera. No obstante, la mayoría de los pacientes que visitan un consultorio terapéutico sobreviven a un cierto 
grado de falta de conciencia en este punto. Y la consecuencia es nefasta. Se viven como propios algunos 
hechos y situaciones que en realidad son externos, o más frecuentemente, ven colocado afuera algo que en 
realidad está sucediendo adentro.

Por ello, es necesario hacer esta aclaración:
A todos aquellos recursos que están de la piel para adentro los llamaré internos, y a todos los que están 
de la piel para afuera, externos.

Del libro:
El Camino de la Auto-Dependencia
Jorge Bucay