La intención de la naturaleza es que todos seamos emperadores; la naturaleza crea solo reyes, pero jamás lo aceptamos; parece demasiado bueno para ser verdad.
Solo la felicidad es el criterio para saber si nos acercamos o no a la verdad. Cuanto más próximo estAs a la verdad, más feliz eres; cuanto más lejos estas de la verdad, más desdichado. La desdicha no es otra cosa que distancia de la verdad; la felicidad es proximidad, intimidad. Y cuando uno se ha convertido en uno con la verdad, esa es la felicidad definitiva que no se te puede arrebatar, porque toda distancia ha desaparecido, todo espacio entre tu y la verdad ha desaparecido.
La verdad existe en el núcleo central de nuestro ser, pero nosotros existimos en la periferia, vivimos en la periferia. Vivimos en el porche de un palacio y hemos olvidado por completo dicho palacio. Hemos decorado nuestro pequeño porche y creemos que es todo lo que hay. Somos mendigos autocondenados.
La intención de la naturaleza es que todos seamos emperadores; la naturaleza crea solo reyes, pero jamás lo aceptamos; parece demasiado bueno para ser verdad. Somos felices en nuestra desdicha. Esta da algo, y eso es el ego. La desdicha aporta ego, y la felicidad se lo lleva.
Nos gustaría ser aunque fuéramos desdichados; no queremos desaparecer. Y eso es lo que está en juego, ese es el juego. Uno ha de desaparecer, y solo entonces la felicidad y la verdad son posibles.
Del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 180
DÍA A DÍA
Osho
Día 180