sábado, 21 de septiembre de 2013

EL PRECIO POR LA AUTODEPENDENCIA


Miguel y Tomás salen de una reunión. Pasan por el guardarropa y la hermosa niña que atiende le alcanza a Miguel un sobretodo negro. El hombre saca un billete de cincuenta pesos y se lo deja sobre el mostrador. La niña sonríe seductora y dice: “Gracias”.

Ya en la calle, Tomás le dice a Miguel acusadoramente:
—¿Vos viste la propina que le diste?
Miguel, casi sin mirarlo le contesta:
—¿Vos viste el sobretodo que me dio?

El precio que pagamos por la autodependencia siempre es barato, porque es la única forma de asegurarnos que no pasaremos frío el próximo invierno.

Cuando uno toma decisiones para hacer cosas con el otro, cosas importantes como hacer el amor, o no 
importantes como caminar por una plaza, o quizás tan importantes como caminar por una plaza o no tan 
importantes como hacer el amor, tiene que darse cuenta que son decisiones voluntarias, tomadas para hacer al 
lado del otro, pero no “por” el otro, sino “con” el otro.
Es importante empezar a darnos cuenta que nuestra relación con el mundo, con los demás, con el 
prójimo, en realidad es hacer cosas “con” los otros.
Y que este “con el otro” es autónomo, que depende de nuestra libre decisión de hacerlo.

Que no hago cosas por vos y que por eso no me debés nada.
Que no hacés cosas por mí y por eso no te debo nada.
Que, en todo caso, hacemos cosas juntos.
Y estamos alegres por eso.

Aprender a caminar juntos será un nuevo desafío, el del camino que sigue: El camino del Encuentro.
Entonces no me quedaré dependiendo de vos y no trataré de que dependas de mí.
Dejaré de transitar este espacio de intentar que me temas.
Detestaré la necesidad de que me odies.
Cancelaré la postura de víctima, para que nunca me tengas lástima.
Y no intentaré más que me necesites.
Me conformaré con que me quieras o no.

Y en todo caso, si vos no me querés, no te angusties por mí, siempre habrá alguien capaz de quererme.


Del libro:
El Camino de la Auto-Dependencia
Jorge Bucay