domingo, 8 de septiembre de 2013

LA ELECCIÓN DE SER POSIBLE EN LOS HECHOS


Libertad bajo ciertas condiciones.
Primera condición: La elección debe ser posible en los hechos 

¿Es posible hacer esto? (No pregunto si es deseable, si está mal, si el costo sería carísimo o si a los demás les gustaría. Ni siquiera pregunto qué pasaría si todos eligieran esto o si las consecuencias serían impredecibles. Pregunto: ¿es posible hacerse?)

Lo fácticamente imposible es solamente aquello cuya imposibilidad depende de hechos concretos, cosas que no dependen de nosotros ni de nuestras opiniones ni de las opiniones de los otros.

Por ejemplo, pensemos en una situación determinada.

Me he comprometido a llevar a tres amiguitos de mis hijos a sus casas. Son las nueve menos veinte y tengo que repartir a todos antes de las nueve. Uno vive en Mataderos, otro en Belgrano y el tercero en Avellaneda.

¡Imposible! ¡No depende de mí en este momento el no poder hacerlo!

No es un tema de libertades. Yo no puedo elegir que sean las ocho para poder llegar a horario ni puedo conseguir que el otro papá se equivoque y piense que llego a las diez cuando quedé a las nueve, tampoco tener un avión en la puerta en lugar de un auto, no puedo elegir que el otro no viva en Belgrano y viva en Caballito o que Avellaneda esté al lado de Flores.

En este ejemplo yo puedo elegir a quién dejo primero, puedo elegir quién va a llegar a horario y quién no, puedo elegir por qué camino voy, puedo elegir llamar o no por teléfono para avisar que voy a llegar más tarde.

Todo eso depende de mí, pero dentro de lo que no está en mis posibilidades, allí no puedo elegir.

La libertad es tu capacidad de elegir algo que está dentro de tus posibilidades. Para saber cuáles son las posibilidades, necesitás lucidez para diferenciar qué es posible y qué no lo es.

Cuando planteo este tema en las charlas, una de las primeras respuestas es: “Cuando estoy enfermo o deprimido, no puedo elegir”.

La depresión es una enfermedad de la voluntad, entonces hay cosas que verdaderamente un deprimido no puede hacer. Pero aunque no está dentro de sus posibilidades elegir, no deja de ser libre. Está enfermo, que es otra cosa. Y dentro de lo posible, el enfermo puede elegir hacer algo por su enfermedad o no, cosa que un enfermo terminal por ahí no puede hacer. Si es enfermo terminal no puede elegir no estar enfermo, porque estar enfermo o no estar enfermo no está dentro de las cosas que posiblemente uno pueda elegir.

Que yo tenga una ética que guía mi conducta no quiere decir que deje de ser libre, porque en realidad yo puedo seguir siendo libre y estar atado a mi ética, porque soy libre internamente, yo hago lo que quiero, solo que algunas cosas no quiero hacerlas porque están en contra de mi moral.

Yo elijo de acuerdo a mi propia ética y a mi propia moral.

Pero, muchas veces, poner como condición para hacer tal o cual cosa el respeto por el otro, condicionar mi accionar para no dañarte u ofenderte, es muy arecido a decir: “Yo puedo hacer esto siempre y cuando a vos no te moleste”... ¿Dónde está la libertad?

Del libro:
El Camino de la Auto-Dependencia
Jorge Bucay