Las palabras no son simplemente palabras. Tienen sus propios estados de ánimo, sus propios ambientes.
Cuando una palabra se asienta en tu interior, aporta una atmósfera diferente a tu mente, un enfoque y una visión distintos. Llama a la misma cosa con un nombre diferente y lo verás: de inmediato algo es distinto.
Hay palabras que provienen de los sentimientos y palabras intelectuales. Despréndete cada vez más de las intelectuales. Emplea cada vez más las palabras que provienen de los sentimientos. Hay palabras políticas y palabras religiosas. Despréndete de las políticas. Hay palabras que de inmediato crean conflicto. En cuanto las pronuncias, surge una discusión. De modo que nunca emplees un lenguaje lógico y argumentativo. Utiliza el lenguaje del afecto, del cariño, del amor, para que no surja ninguna discusión.
Si uno empieza a sentir de esta manera, ve que surge un cambio tremendo. Si uno está un poco alerta en la vida, se pueden evitar muchas desdichas. Una sola palabra dicha con inconsciencia puede crear una larga cadena de desdicha. Una leve diferencia, simplemente un pequeño giro, y eso produce un gran cambio. Uno debería tener mucho cuidado y emplear las palabras cuando sea absolutamente necesario. Evita las palabras contaminadas. Utiliza palabras frescas, carentes de controversia, que no sean discusiones sino simples manifestaciones de tus sentimientos. Si uno puede convertirse en un experto en palabras, la vida será muy distinta.
Si una palabra provoca desdicha, ira, conflicto o discusión, déjala. ¿Qué sentido tiene seguir con ella? Sustitúyela por algo más apropiado. Lo mejor es el silencio. Lo mejor es cantar, la poesía, el amor.
Extracto del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 201
Osho
Día 201