martes, 12 de agosto de 2014

EL AMOR A UNO MISMO (No puedo vivir sin mi)


Si yo no pienso en mi, quién lo hará
Si pienso sólo en mi, quién soy
Si no es ahora, cuándo
(del Talmud)

Autoestima y egoísmo son tomados generalmente como términos antagónicos, aunque ambos comparten un significado muy emparentado: la idea de quererse, valorarse, reconocerse y ocuparse de si mismo.

Cuenta una vieja historia que había una vez un señor muy poco inteligente al que siempre se le perdía todo.

Un día alguien le dijo:

- Para que no se te pierdan las cosas, lo que tenés que hacer es anotar dónde las dejás.

Esa noche, al momento de acostarse, agarró un papelito y pensó: “Para que no se me pierdan las cosas...”.

Se sacó la camisa, la puso en el perchero, agarró un lápiz y anotó: “la camisa en el perchero”, se sacó el pantalón, lo puso a los pies de la cama y anotó: “el pantalón a los pies de la cama”, se sacó los zapatos y anotó: “los zapatos debajo de la cama”, se sacó las medias y anotó: “las medias dentro de los zapatos debajo de la cama”.

A la mañana siguiente, cuando se levantó, buscó las medias donde había anotado que las dejó, se las puso, los zapatos donde estaban anotados, los encontró y se los puso, lo mismo sucedió con la camisa y el pantalón.

Y entonces preguntó:

- ¿Y yo dónde estoy?
Se buscó en la lista una y otra vez, y como no se vio anotado, nunca mas se encontró a si mismo.

A veces nos parecemos mucho a este señor estúpido. Sabemos donde está cada cosa y cada persona que queremos, pero muchas veces no sabemos dónde estamos nosotros. Nos hemos olvidado de nuestro lugar en el mundo. Podemos rápidamente ubicar el lugar de los demás, el lugar que los demás tienen en nuestra vida, y a veces hasta podemos definir el lugar que nosotros tenemos en la vida de otros, pero no olvidamos de cuál es el lugar que nosotros tenemos en nuestra propia vida.

Nos gusta enunciar que no podríamos vivir sin algunos seres queridos. Yo propongo hacer nuestra la irónica 
frase con la que sintetizo mi real vínculo conmigo:

No puedo vivir sin mi.

Extracto del libro:
El Camino del Encuentro
Jorge Bucay