sábado, 3 de octubre de 2015

LA RELATIVIDAD DE EINSTEIN


Cuando un hombre se sienta con una chica bonita durante una hora, parece que pase un minuto. Pero deja que se siente sobre una plancha caliente durante un minuto y le parecerá más de una hora. Eso es la relatividad.
Albert Einstein

Existe el tiempo que marca el reloj y el tiempo psicológico. 

Este último es subjetivo y está ligado a cada individuo; sería nuestra percepción del tiempo físico, y no es cuantificable.

Quienes empezaron a medir el tiempo fueron los egipcios y los babilonios, que observaban el firmamento para delimitar meses y estaciones. A pesar de que en la actualidad disponemos de dispositivos asombrosamente precisos para medir horas, minutos y segundos, el tiempo no es igual para todos, ya que nuestro cerebro es el verdadero responsable de regularlo.

El cerebro humano funciona de tal forma que almacena los sucesos nuevos y emocionantes, a la vez que filtra e ignora aquellos que considera comunes. Por ese motivo tenemos la sensación de que el tiempo marcha más deprisa o más lentamente dependiendo de lo que vivimos.

Según la revista Redes para la ciencia, la rutina hace que el tiempo pase más deprisa, mientras que cambiar de costumbres y caminos nos lleva a realizar nuevas conexiones neuronales y, por ello, a sentir que el tiempo transcurre más lentamente.

Ese es el motivo por el que durante nuestra niñez el tiempo parece más laxo, porque todo es nuevo y fresco, y estamos aprendiendo. Luego, según crecemos, todo parece pasar más deprisa, como si la arena de nuestro reloj se terminara.

El tiempo físico es el mismo para todos, pero cómo lo experimentamos depende totalmente de nosotros. Para alargar los días, las horas y los minutos, no hagas las cosas siempre de la misma manera; cambia tus rutinas y abre la puerta a la novedad y el asombro.
 
La eternidad reside en el momento presente.

Tomado del libro:
Einstein para despistados
85 soluciones atómicas para problemas 
relativamente graves
Allan Percy
Fotografía de Internet