Aquello de lo que estamos avergonzados es lo que no dejamos de esconder en nuestro interior; en el inconsciente. Va penetrando cada vez más en nuestro ser, circula por nuestra sangre, no cesa de manipularnos entre bambalinas.
Si quieres reprimir, reprime algo hermoso. Nunca reprimas algo que te avergüence, porque sea lo que fuere lo que reprimas, es profundo, y lo que sea que expreses se evaporará en el cielo. Así que expresa aquello que te avergüence, para eliminarlo de una vez. Lo que sea hermoso guárdalo como un tesoro en tu interior, para que no deje de influir en tu vida.
Pero siempre hacemos lo contrario. No dejamos de expresar lo que es hermoso; de hecho, nos excedemos. Expresamos más que lo que hay. No paras de decir: «Amo, amo, amo», y quizá ni siquiera sea tanto. Pero no dejas de reprimir la ira, el odio, los celos, la posesividad, y poco a poco descubres que te has convertido en todo lo que has reprimido, y entonces surge una profunda culpabilidad.
No hay nada de qué estar avergonzados; todo es perfecto tal como está. No puede haber un mundo más perfecto que este. Ahora mismo, este momento es el clímax de toda la existencia, la misma matriz alrededor de la cual gira todo. Nada puede ser más perfecto, así que relájate y disfruta.
Abre tus puertas al sol, al aire, al cielo... no las cierres jamás. Entonces siempre te renovará un aire fresco, te iluminarán nuevos rayos de sol. Deja que el tráfico de la existencia pase por ti. Nunca seas un camino cerrado, de lo contrario solo acumularás muerte y polvareda. Despréndete de toda noción de vergüenza y nunca juzgues nada.
Extracto del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 333
Osho
Día 333
Fotografía tomada de internet