viernes, 13 de mayo de 2016

USAR LA IRA, USAR EL SUFRIMIENTO


Para que el árbol de la iluminación crezca, hemos de usar bien nuestras aflicciones, nuestro sufrimiento. Es como cultivar flores de loto, no podemos cultivarlas sobre un mármol, ni tampoco hacerlo si no tenemos barro.

Los que practican la meditación no se oponen a sus formaciones interiores ni las rechazan. No nos transformamos en un campo de batalla, en un bando bueno luchando contra el malo, sino que tratamos con mucha ternura las aflicciones, la ira y la envidia que experimentamos. Cuando la ira surge en nosotros, empezamos a practicar la respiración consciente en el acto: «Inspirando, sé que la ira está en mí. Espirando, voy a cuidar de mi ira». Actuamos exactamente como lo haría una madre: «Inspirando, sé que mi hijo está llorando. Espirando, voy a cuidar de él». Esta es la práctica de la compasión.

Si no sabes tratarte con compasión ¿cómo podrás tratar a otra persona compasivamente? Cuando surja la ira, sigue respirando y caminando de manera consciente para generar la energía de la plena consciencia. Continúa abrazando tiernamente la energía de la ira que hay en ti. La ira puede que siga ahí durante algún tiempo, pero tú estarás a salvo, porque el Buda está en ti ayudándote a cuidar de tu ira. La energía de ser consciente es la energía del Buda. Cuando haces la práctica de respirar conscientemente y de abrazar la ira que sientes, el Buda te protege. No cabe ninguna duda de que el Buda te está abrazando a ti y a tu ira con mucha compasión.

Extracto del libro:
LA IRA (El dominio del fuego interior)
Thich Nhat Hanh
Fotografía de Internet