viernes, 28 de octubre de 2016

PERFECCIONISMO


Perfeccionismo (o la angustia de ser falible) 

Las mentes rígidas se obsesionan por hacer las cosas de manera impecable. Su funcionamiento cotidiano está contaminado de grandes cantidades de perfeccionismo, lo que impide que disfruten.62 La creencia de que existe una solución perfecta para las cosas, y que si esa solución no se obtiene sobreviene la catástrofe, no sólo es irracional sino que, paradójicamente, incrementa la probabilidad de cometer errores, puesto que a más miedo más bloqueo de las propias capacidades.63 En la estructura perfeccionista no hay cabida para el humor, porque ante lo paradójico, lo ingenioso o la simple broma, las reglas y la metodología se desvanecen. Si la meta personal es no equivocarse nunca, el pensamiento lúdico será visto como el principal enemigo. 

Puedes jugar para divertirte o para ganar y puedes hacer actividades relajadas para pasarlo bien o para hacerlas muy bien. La diferencia entre un estilo y otro es evidente: en uno manda la alegría y en el otro, el deber alcanzar las metas. Por ejemplo, la incertidumbre puede producir risa (como en el caso de los budistas) o podría afectar a tu sistema digestivo (como en el caso de alguien muy preocupado con su éxito profesional). No estoy diciendo que porque somos inherentemente falibles hagamos de la irresponsabilidad un motivo de vida y de risa. Lo que sostengo es que, dependiendo de las circunstancias, habrá momentos en que es necesario ser perfeccionistas (por ejemplo, un cirujano plástico en plena intervención, un ministro de asuntos exteriores cuando escribe una nota diplomática debido a un incidente crítico, el piloto de un avión cuando los radares fallan), y habrá situaciones en las que el perfeccionismo es un verdadero estorbo (por ejemplo, al apreciar un paisaje, hacer el amor o tener una conversación entre amigos). ¿Cuál es la premisa para no irse a un extremo y hacer uso de un pensamiento flexible en el tema de la solemnidad?

Es bueno tomar algunas cosas en serio, pero no todas. Es conveniente que los proyectos de vida sean importantes, pero no sagrados e inamovibles. El perfeccionismo nos quita energía, nos pone tan alerta que no hay espacio para el disfrute.

62. Ferrari, J. R. y Mautz, W. T. (1997). «Predicting 
perfectionism: Applying test of rigidity.» Journal of 
Clinical Psychology, 53, 1-6.
63. Ellis, A. y Harper, R. A. (2003). Una nueva guía para una 
vida racional. Barcelona: Obelisco.


Extracto del libro:
El arte de ser flexible
Walter Riso
Fotografía tomada de internet