jueves, 24 de noviembre de 2016

SERVIDORES DE LA PAZ










EXTRACTO DEL CAPÍTULO 16 





Servidores de la paz 





Lo que diferencia a las paramitas de las acciones ordinarias es que aquéllas se basan en prajna. Prajna es una manera de ver que disuelve continuamente cualquier tendencia a utilizar las cosas para afirmar el suelo bajo nuestros pies; es como un detector de basura que nos protege de creernos virtuosos o que tenemos siempre la razón. 





SUPÓN QUE HUBIERA un lugar al que pudiéramos ir a aprender el arte de la paz, una especie de campamento de entrenamiento para guerreros espirituales. En lugar de pasar horas y horas disciplinándonos para derrotar al enemigo podríamos pasar horas y horas disolviendo las causas de la guerra. 





Un proyecto así podría llamarse entrenamiento para bodhisattvas, o formación para los servidores de la paz. La palabra bodhisattva hace referencia a aquel que se ha comprometido con el camino de la compasión. El campamento podría ser dirigido por Nelson Mándela, por la Madre Teresa y por Su Santidad el Dalai Lama, pero es más probable que fuera dirigido por personas de las que nunca hemos oído hablar, como los hombres y mujeres ordinarios de todo el mundo que dedican su vida a ayudar a otros a liberarse del dolor. 





Los métodos aprendidos en el entrenamiento para bodhisattvas podrían incluir la práctica de la meditación y el tonglen. También podrían incluir las seis paramítas: las seis actividades de los servidores de la paz.





La palabra paramita significa «pasar a la otra orilla». Estas acciones son como una balsa que nos lleva al otro lado del río del samsara. Las paramitas también reciben el nombre de acciones transcendentes porque se basan en ir más allá de las nociones convencionales de virtud y falta de virtud. Nos preparan para ir más allá de las limitaciones de las visiones dualistas y para desarrollar una mente flexible.





Uno de los mayores desafíos del campamento sería el de evitar volvernos moralistas. Estando presente gente de todas las naciones, habría muchas opiniones conftictivas sobre lo que es ético y lo que no lo es, sobre lo que nos ayuda y lo que no. ¡Muy pronto necesitaríamos a las personas más tranquilas y despiertas del lugar para que dirigieran un curso sobre flexibilidad y humor!





A su manera, Trungpa Rinpoche diseñó un curso de este tipo para sus estudiantes. Hacía que memorizáramos ciertos cantos, y a los pocos meses, cuando ya los teníamos memorizados, cambiaba los textos. Nos enseñaba ciertos rituales y era extremadamente preciso respecto a cómo habían de ser realizados. Más o menos cuando empezábamos a criticar a la gente que los hacía mal, volvía a enseñar los rituales de una manera completamente distinta. Imprimíamos manuales que describían todos los procedimientos adecuados, pero generalmente se quedaban obsoletos antes de salir de la imprenta. Después de años de este tipo de formación, uno empieza a soltar el apego. Si la instrucción dice que hoy hay que ponerlo todo a la derecha, uno lo hace con toda la impecabilidad que puede. Cuando mañana la instrucción sea ponerlo todo a la izquierda, uno lo hará de todo corazón. La idea de que hay una forma correcta de hacer las cosas se va disipando en la niebla.





NOTA: En el budismo, los Pāramitās o Pāramī son virtudes o perfecciones que se deben cumplir para purificar el karma y vivir una vida sin obstrucciones en el camino al bodhisattva (iluminación).












Extracto del libro:


Cuando Todo Se Derrumba


Pema Chödron


Fotografía de Internet