martes, 10 de enero de 2017

PROYECCIONES










Existencia 


Dios 


Deseo 


Realidad 


Trinidad 


Unidad Maya 


Mente





Un hombre comprensivo nunca está feliz ni triste; no siente angustia ni placer: y ése es el placer. Simplemente existe, sin ninguna proyección. Nada puede hacerlo más feliz, y nada puede hacerlo más infeliz. Está simplemente en un estado de profunda satisfacción por primera vez (nada lo molesta), y puede ver qué es la existencia.





Quienes han visto así, sin la mente, dicen que el mundo no existe, pero Dios sí existe. El mundo es una proyección; Dios no es una proyección, Dios es la realidad. Y te la estuviste perdiendo. Te la estuviste perdiendo con tus proyecciones: ves otra cosa, lo que quieres ver.





No existe una mujer ni existe un hombre. Existe la mujer porque tú eres sexual. Si en tu interior desaparece el sexo, desaparece la mujer. Pero quedará alguien; tu esposa no va a desaparecer en el aire. Quedará ahí, pero ya no será una esposa, ya no será una mujer. De pronto, desaparecen todas las proyecciones, y está Dios. Tu mujer se transforma en un dios, la roca se transforma en un dios. La existencia es Dios; la existencia es divina, pero no lo puedes ver, porque es la pantalla sobre la cual se depositan todas tus proyecciones.





Por eso, los Budas siempre dicen que, si tienes cierto deseo, no puedes acceder a la verdad, porque todo deseo la colorea. Si quieres conseguir algo, no podrás conocer la realidad. El esfuerzo mismo por lograr algo (un deseo) la colorea. Cuando no tienes deseos, cuando no eres para nada ambicioso, cuando no estás aspirando a conseguir nada, cuando eres simplemente un ser, absolutamente quieto e inmóvil, la realidad aparece ante ti de repente. Entonces, el mecanismo es el siguiente: tú y la realidad, y entre los dos la mente. Éste es el mecanismo de lo irreal, de lo ilusorio, maya. Tú y la realidad, sin más mente en el medio: de repente, se descubre todo lo que existe, todos los misterios se abren. Pero, cuando cae la mente, cae el puente: tú y la realidad forman una unidad, porque no hay línea divisoria. En este momento, tú estás allí, tu mente está allí y el mundo está allí; la trinidad de la cual han hablado todas las religiones: el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo. Los hindúes lo llaman Trimurti. Debes haber visto las tres imágenes de Brahma, Vishnú, Mahesh: tres rostros jun­tos. Estos tres rostros desaparecen, pues los tres son ilusorios. Oculta detrás de estas tres caras, hay una sola. Con ésa no hay objeto ni sujeto; simplemente, ves lo que existe. Aquello que existe, se descubre. Pero, para llegar a este nivel de comprensión, tienes que entender tus ilusiones, y conociste muchas. Pero nunca aprendiste nada.





Haz algo nuevo cada día. No prestes atención a la antigua rutina. De hecho, si la mente afirma algo, respóndele: "Esto es lo que hemos hecho siempre; ahora, hagamos algo diferente." Aunque sean pequeños cambios... en el modo en que siempre te has comportado con tu esposa, sólo pequeños cambios; en la forma en que siempre caminas, solo pequeños cambios; en el modo en que siempre hablas, pequeños cambios, y verás que la mente va perdiendo su poder de dominarte, a la par que tú te vas liberando.









Referencia:


El dios de todos (Osho)


Un camino espiritual para descubrir a Dios


Fotografía tomada de internet