Si tienen alguna pregunta sobre la práctica de la consciencia plena las contestaré con mucho gusto ahora.
P: ¿Se ha enojado alguna vez? ¿Cuándo fue la última vez que se enojó?
R: Como ser humano llevo en mi la semilla del enojo, pero gracias a la práctica soy capaz de manejar mi enojo. Si el enojo se manifiesta en mi, sé como cuidarlo. No soy un santo—pero como sé practicar, ya no soy víctima de mi enojo.
P: ¿Cuánto se tarda en llegar a practicar con éxito?
R: No es cuestión de tiempo. Si lo hacen correctamente y con placer, pueden tener éxito rápidamente, pero si dedican mucho tiempo a practicar y no lo hacen correctamente, no consiguen nada. Es como la respiración consciente. Si la practican correctamente, la primera inhalación les puede aportar algo de alivio y alegría. Pero si no la practican correctamente, tres o cuatro horas no les traerán el efecto buscado. Es bueno tener un amigo, un hermano o una hermana que practique con éxito y les ayude y apoye.
También pueden hacerlo solos. Al inhalar, permítanse hacerlo en forma natural. Concentren toda su atención en la inhalación. Al exhalar, permítanse exhalar en forma normal. Limítense a tomar consciencia de su exhalación; no interfieran con ella. No usen la fuerza. Si se permiten inhalar y exhalar de forma natural y toman consciencia de su respiración, habrá mejoría en apenas quince o veinte segundos. Empezarán a sentir placer inhalando y exhalando.
En una ocasión dirigí un retiro en Montreal, Canadá. Después de la primera sesión de meditación caminando una mujer se me acercó y me preguntó “Maestro, ¿me darías permiso para practicar la meditación caminando con otras personas?” Desde su venida a este país hace siete años, no había conseguido caminar con tanta serenidad y paz como las que había experimentado al cabo de sólo una sesión de meditación caminando en el retiro. Le resultaba tan sanador, tan refrescante, que quería compartir esta práctica de caminar conscientemente con otras personas. “¿Por qué no?,” le dije. Esta mujer demuestra que al cabo de una hora de meditación caminando una persona es capaz de hallar alivio y alegría. Pero esto no se mide en tiempo. Ya se trate de respirar conscientemente, de caminar conscientemente, de comer conscientemente o de trabajar conscientemente, si perciben el efecto de inmediato y éste es placentero, la práctica es correcta.
P: ¿Cuánto tiempo debo dedicar a la práctica?
R: La clase de meditación que yo propongo se puede hacer en cualquier momento. Andando de un lugar a otro pueden practicar las técnicas del caminar con plena consciencia. Cuando hacen su trabajo pueden practicar trabajando con plena consciencia. Al tomar su almuerzo pueden practicar comiendo con plena consciencia. No hace falta que fijen una hora determinada para practicar; se puede practicar en cualquier momento del día.
Ahora bien, si la situación lo permite, pueden reservar una hora para hacer determinadas cosas—como despertar quince minutos antes para disfrutar de quince minutos de meditación sentados. O antes de dormir, incluso cuando hayan apagado las luces, se pueden sentar en la litera y dedicar quince minutos a respirar conscientemente. Como hay cosas que deben hacer con otras personas, quizá no sean capaces de hallar una hora específica para hacer lo que quieran hacer. Dependerá de lo creativos que consigan ser con su tiempo. Sin embargo, recuerden que la práctica está a su alcance en cualquier momento—incluso cuando están orinando o trapeando el piso.
Pueden trapear el piso como hombres libres o como esclavos—esto depende de ustedes. Aquí, todos deben hacer ciertas cosas, pero las pueden hacer como hombres libres. Pueden cultivar su libertad. Esto da mucha dignidad y todo el mundo se dará cuenta. Con la práctica son libres de verdad, independientemente de la situación en que se encuentren.
Les propongo que cada vez que vayan al aseo—cada vez que orinen, defequen, o que se laven las manos—inviertan el cien por cien de su ser en el acto. Detengan todo pensamiento; limítense a disfrutar haciéndolo. Puede ser muy placentero. En pocas semanas notarán los maravillosos efectos de esta práctica.
Extracto del libro:
Sea libre donde esté
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet