viernes, 21 de julio de 2017

LA REALIDAD FILTRADA


Quiero decir otra cosa sobre nuestra percepción de la realidad. La diré en forma de analogía: El presidente de los Estados Unidos necesita información acerca de lo que piensa la ciudadanía. el Papa en Roma necesita información acerca de toda la iglesia. Literalmente hay millones de datos que se les podrían dar, pero ellos no podrían recibirlos todos, y menos comprenderlos. Por eso tienen personas a quienes confían la elaboración de extractos, que resumen las cosas, les hacen seguimiento, las filtran ; al final de esto les llega al escritorio. Bien, eso es lo que nos pasa a nosotros. Estamos recibiendo información de la realidad a través de todos los poros o células vivas de nuestro cuerpo y a través de todos nuestros sentidos. pero constantemente filtramos las cosas. ¿Quién las filtra? ¿Nuestro condicionamiento? ¿Nuestra cultura? ¿Nuestra programación? ¿La forma en que nos enseñaron ver las cosas y a experimentarlas? Hasta nuestro idioma puede ser un filtro. Hay tanto filtro que a veces no vemos las cosas que están ahí. Es suficiente mirar a una persona paranoica que siempre se siente amenazada por algo que no está ahí, que constantemente interpreta la realidad en función de ciertas experiencia del pasado o de ciertos condicionamientos que tenga.

Pero también hay otro demonio que filtra. Se llama el apego, el deseo, el anhelo. La raíz de la tristeza es el deseo. El deseo vehemente distorsiona y destruye la percepción. Nos persiguen los temores y los deseos. Samuel Johnson dijo: "Saber que dentro de una semana va a estar colgado del patíbulo concentra maravillosamente la mente de un hombre". Bloquea todo lo demás y se concentra únicamente en el miedo, o en el deseo o en el anhelo. A nosotros nos drogaron de muchas maneras cuando jóvenes. Nos criaron para necesitar a las personas. ¿Para qué? Para que nos acepten, nos aprueben, nos aprecien, nos aplaudan - para lograr lo que llamaban el éxito . Esas son palabras que no corresponden a la realidad. Son convencionalismos, cosas inventadas, pero no nos damos cuenta de que no corresponden a la realidad. ¿Qué es el éxito? es lo que un grupo decidió que podría ser una cosa buena. Otro grupo decidirá que la misma cosa es mala. Lo que es bueno en Washington puede considerarse malo en un monasterio cartujo. El éxito en un círculo político puede considerarse como un fracaso en otros círculos. Son convencionalismos pero los tratamos como si fueran realidades, ¿verdad? Cuando éramos jóvenes nos programaron para la desdicha. Nos enseñaron que para ser felices se necesita dinero, éxito, una pareja hermosa o bien parecida, un buen empleo, amistad, espiritualidad, Dios - y todo lo demás . Nos dijeron que si no conseguíamos esas cosas no seríamos felices. Ahora, eso es lo que yo llamo un apego. 

Un apego es creer que sin algo no seremos felices. Una vez que nos convencemos de eso - y se nos mete en el subconsciente, queda impreso en las raíces de nuestro ser - se acabó. "¿Cómo puedo ser feliz a menos que tenga buena salud?", dice usted. Pero le voy a decir algo: He conocido personas que se estaban muriendo de cáncer y eran felices. ¿Cómo podían ser felices si sabían que se iban a morir? Pero eran felices. "¿Cómo puedo ser feliz ni no tengo dinero?" Una persona tiene un millón de dólares en el banco y se siente insegura; la otra persona prácticamente no tiene dinero, pero no parece sentir ninguna inseguridad. La programaron de manera diferente, eso es todo. Es inútil exhortar a la primera hacer lo que debe hacer; necesita comprender. Las exhortaciones no ayudan mucho. Necesita comprender que la programaron; es una creencia falsa. Véala como falsa, véala como una fantasía. ¿Qué hace la gente durante toda la vida? Está ocupada peleando; pelea, pelea, pelea. A eso lo llaman sobrevivir. Cuando el estadounidense promedio dice que se está ganando la vida, no se está ganando la vida. ¡Ah, no! Tiene mucho más de lo que necesita para vivir. Vengan a mi país y lo verán. Para vivir ellos no necesitan todos esos automóviles. Para vivir no necesitan un televisor. Para vivir no necesitan maquillaje. Para vivir no necesitan toda esa ropa. Pero trate de convencer de esto a un estadounidense. Les han lavado el cerebro; los han programado. de manera que trabajan y luchan por obtener el objeto deseado que los hará felices. Escuche esta triste historia - su historia, mi historia, la historia de todo el mundo - : "Hasta que consiga esto (dinero, amistad, cualquier cosa) no seré feliz; tengo que luchar por conseguirlo y luego, cuando lo consiga, tengo que luchar por conservarlo. Tengo una emoción pasajera. ¡Ah, estoy tan emocionado! ¡Ya lo conseguí! Pero ¿cuánto tiempo dura eso? Unos minutos, máximo unos días. Cuando consigue su automóvil nuevo ¿cuánto tiempo dura la emoción? Hasta que su siguiente apego se vea amenazado.

La verdad sobre una emoción es que después de un tiempo me canso de ella. Me dijeron que la oración era algo extraordinario; me dijeron que Dios era algo extraordinario; me dijeron que la amistad era algo extraordinario. Y sin saber qué era realmente la oración y sin saber qué era realmente Dios, sin saber lo que era realmente la amistad, les dimos mucha importancia. Pero después de un tiempo nos aburrimos de ellos - nos aburrimos de la oración, de Dios, de la amistad. ¿No es eso patético? Y no hay manera de escapar, sencillamente no hay manera de escapar. Es el único modelo que nos dieron: ser felices. No nos dieron ningún otro modelo. Nuestra cultura, nuestra sociedad y, siento decirlo, nuestra religión, no nos dieron ningún otro modelo. Lo acaban de nombrar cardenal. ¡Qué gran honor! ¿Honor? ¿Dijo usted honor? Se equivocó de palabra. Ahora otros van a aspirar a lo mismo. Usted cayó en lo que los evangelios llaman "el mundo" y va a perder su alma. El mundo, el poder, el prestigio, el triunfo, el éxito, el honor, etc., no existen. Usted gana mundo pero pierde el alma. Toda su vida ha estado vacía y sin alma. Ahí no hay nada. Sólo hay una manera de escapar, ¡Y es desprogramarse! ¿cómo se hace eso? Tomando consciencia de la programación. Usted no puede cambiar por un esfuerzo de la voluntad; no puede cambiar por medio de ideales; no puede cambiar adoptando nuevos hábitos. Su comportamiento puede cambiar, pero no usted. Usted sólo cambia por medio de la consciencia y la comprensión. Cuando usted vea una piedra como una piedra y un pedazo de papel como un pedazo de papel, ya no piensa que la piedra es un diamante precioso y no piensa que el pedazo de papel es un cheque por mil millones de dólares. Cuando vea esto, cambia. Ya no hay violencia en el intento de cambiar. De otra manera, lo que usted llama cambio es sencillamente cambiar de sitio los muebles. Su comportamiento cambia, pero usted no.


Extracto del libro:
Despierta (charlas sobre la espiritualidad)
Anthony de Mello
Fotografía tomada de internet