domingo, 6 de agosto de 2017

SÉ UN GUERRERO







Meditación 


Misterio 


Problema 


Unidad 


El yo





Meditación significa: disuélvete ante ese misterio, aniquílate ante ese misterio, dispérsate ante ese misterio. Deja de existir y deja que el misterio sea tan total que te absor­ba. Y de repente una nueva puerta se abre y se obtiene una nueva percepción. De repente, el mundo terrenal de la división, de la separación, ha desaparecido, y un mundo diferente, com­pletamente diferente, de unidad, aparece ante ti. Todo pierde sus límites. Todo está con otras cosas, no está separado del resto, sino que for­ma unidades.





Esto sólo se puede lograr si haces algo con­tigo. Si debes resolver un problema, tienes que hacer algo con él. Debes encontrar una clave, una pista. Tienes que trabajar en el problema; tienes que moverte en un laboratorio: debes ha­cer algo. Si debes encontrar un misterio, tienes que hacer algo contigo; con el misterio no se puede hacer nada.





Somos impotentes frente a un misterio. Ésta es la razón por la cual nos la pasamos transfor­mando los misterios en problemas, porque con los problemas podemos hacer algo, sentimos que tenemos el control. Con los misterios, somos impotentes: no podemos hacer nada. Con los misterios, nos enfrentamos a la muerte y no hay control posible.





Ésta es la razón por la cual, cuanto más matemático y ló­gico se torna el intelecto humano, tanto menos abiertas es­tán las posibilidades de éxtasis a la mente humana; tanto menos es posible la poesía. Se pierde el romance; la vida se vuelve fáctica y deja de ser simbólica.





Te digo que la meditación es el mayor coraje y la aventura más grande, porque ni siquiera en un campo de batalla estás tan cerca de la muerte. Aunque sientas que estás próximo a ella, se trata sólo de la muerte física. La muerte física es una muerte superficial: de la cubierta, del cuerpo. Tu casa está por morir; no tú. Tu cascarón está por ser destrui­do: no tú. Pero, en la meditación, eres tú el que va a ser destruido (no sólo el refugio, sino su huésped; no sólo la casa, sino su huésped). El yo va a ser des­truido. Por eso, los guerreros más grandes siempre se interesan por la meditación.









Referencia:


El dios de todos (Osho)


Un camino espiritual para descubrir a Dios


Fotografía tomada de internet