domingo, 29 de julio de 2018

SEIS SOMBREROS PARA PENSAR


Con toda probabilidad, el autor que mejor ha analizado las claves del pensamiento lateral —o intuitivo— es el maltés Edward de Bono. Más que una alternativa al pensamiento lógico o vertical, considera que es un complemento necesario para que podamos alcanzar una mayor profundidad creativa.

Éstas son algunas de las características del pensamiento lateral:

Se basa más en la provocación que en el análisis. En lugar de determinar cómo son las cosas, juega a cómo podrían ser si...

No sigue un itinerario prefijado, sino que bebe de una espontaneidad aparentemente caótica. Un ejemplo de ello sería una sesión de brainstorming, en la que todo el mundo puede dar rienda suelta a su imaginación sin ponerse límites.

Prescinde de valoraciones previas o juicios; es decir, se trata de generar ideas sin prejuicios.

Acepta todos los caminos y rehúye las etiquetas.

No utiliza la información como un fin sino como un medio de generar nuevas ideas de forma libre.

El pensamiento lateral puede parecer fuera del alcance de las personas acostumbradas a racionalizar, pero también es cierto que una dinámica exclusivamente intuitiva tampoco permite llevar las ideas a la práctica.

Para escapar de los modelos rígidos que limitan la creatividad, Edward de Bono desarrolló un método propio llamado «Seis sombreros para pensar». Asumiendo que en la escuela nos transmiten muchos conocimientos pero no nos enseñan a pensar, este autor propone un trabajo de grupo —aunque también puede realizarse individualmente— con seis modalidades distintas de pensamiento.

Como si el color del sombrero determinara nuestra forma de pensar, al ponérnoslo simbólicamente desarrollaremos uno de los seis aspectos. Esto nos permitirá flexibilizar la mente y multiplicar nuestras perspectivas sobre un problema. Imaginemos que nos hallamos en un probador con estos seis sombreros mágicos, cada uno de los cuales nos aporta una visión distinta. Se trata, en esencia, de ampliar nuestro horizonte para ver todas las posibilidades a nuestra disposición.

Para tratar un determinado problema o situación, iremos probando uno tras otro asumiendo durante unos minutos un determinado rol mental:

Sombrero blanco. Nos hace mirar los acontecimientos objetivamente. «Los hechos son los hechos.» Este modo de pensar valora los datos de manera fría y analítica.

Sombrero gris. Es el de la lógica negativa, es decir, el de la crítica, el juicio y la prudencia. Nos incita a ver lo que va mal y prever lo que puede ir mal.

Sombrero verde. El modo de pensar más creativo se enfoca sólo a las ideas nuevas, barajando todas las posibilidades e insights.

Sombrero rojo. Hace prevaler los sentimientos, la dimensión emocional del sujeto y del problema, así como las intuiciones que brotan de nuestra sabiduría interior.

Sombrero amarillo. Es el de la lógica positiva, el pensamiento optimista que nos orienta hacia lo factible y sus posibles beneficios.

Sombrero azul. Hace que nos centremos en el control y gestión del propio pensamiento. Dicho de otro modo, más que en crear ideas nuevas, se interesa en comprender cómo hemos llegado hasta las que tenemos.

Aunque a priori pueda parecer un «juego de roles», este ejercicio nos permite ampliar nuestra paleta de colores a la hora de abordar creativamente una cuestión. Los seis sombreros para pensar son, en este sentido, un gran antídoto contra la rigidez mental y la estrechez de miras.

Los creadores de nuevas realidades, como los que diseñaron Google y con ello cambiaron radicalmente nuestra relación con la información, han partido de puntos de vista nuevos o inusuales.

Si desatamos nuestra creatividad y estimulamos el pensamiento lateral, los cambios llegarán a nuestra vida como consecuencia natural. Entonces probablemente descubriremos que el tesoro estaba mucho más cerca de lo que imaginábamos.

Del libro:
El mapa del tesoro
Álex Rovira/
   Francesc Miralles
Fotografía tomada de internet