P. D. Ouspensky, uno de los grandes discípulos de Gurdjieff estaba muriéndose. Los médicos le ordenaron reposo pero él no quería descansar, al contrario, siguió caminando toda la noche. Pensaron que se había vuelto loco. Estaba muriendo, su energía se estaba esfumando, ¿qué estaba haciendo? Era el momento de descansar; si seguía caminando, moriría más pronto. Pero no paraba. Alguien le preguntó: ‘Qué estás haciendo?’ y él respondió:
-Quiero morir consciente, despierto. No quiero morir dormido, pues me perderé de la belleza de la muerte.
Y murió caminando.
FUENTE: OSHO: ‘El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos’, Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 274