La información antropológica, psicológica, evolutiva, histórica,… de las relaciones, de toda clase de relaciones, es un tema interesantísimo que no podemos desarrollar aquí en su diversidad. Interesa ir directamente a la manera que el Budismo Zen propone para unas relaciones sanas, normales, equilibradas y de menor conflicto o innecesario conflicto.
El punto de partida útil es el de la afinidad entre todos los seres vivos y cosas, su semejanza o su identidad esencial. El contrapunto lo ofrecen las relaciones egocéntricas, egoístas con las características de hoy.
En el Budismo Zen las relaciones de no diferencia o indiferencia (por lo anecdótico y personal) nos sitúan en principio con claridad sobre lo superfluo y convencional de la frecuencia en las relaciones entre personas más maduras, interdependientes y autónomas. En lugar de correr tras relaciones de cualquier tipo como propone el Ego, especialmente sexuales y de diversión como ocurre en los jóvenes o de productividad en maduros.
La explicación Zen es de carácter natural, las relaciones se alientan y desarrollan espontáneamente a la vez que se alimentan compartiendo los variados asuntos en que se ocupan los Zenistas. Las que llamamos Conducentes y propias de la Práctica Budista Zen, evitando las inconducentes.
Es un programa capaz de saciar las más genuinas necesidades de los seres humanos.
Bibliografía:
La luciérnaga ciega: Soko Daido Ubalde
Fotografía tomada de internet