-Últimamente te veo muy risueña… ¿me he perdido algo?- le dijo a una compañera de trabajo en un descanso, antes de ir a fumarse su rutinario cigarro de media mañana.
-Si no te has dado cuenta de que contenemos varios personajes en nuestro interior que en realidad no somos nosotras, sí que te has perdido algo…
-Pero, ¿de qué hablas? Ponme un ejemplo para que lo entienda.
-Mira, dentro de mi hay una parte intelectual que tiende a hacer predicciones negativas, otra emocional que se siente desmerecedora de afecto, la tercera es la sexual creativa que en mi caso se autosabotea y por último una material que hace ziczac entre el derroche y la precariedad. Para hacerlo divertido y tomar distancia con ellas les he puesto nombres con motes y hasta apellidos: Manolita la dramática, Mimí Tontoncita Show, Concha Candado y Consuelito la Caprichosa, respectivamente. En cada persona es diferente, claro. Observarlas actuar desde mi parte esencial me ayuda a conocerlas, a domarlas ¡y además es muy divertido!
Bajó las escaleras pensando si su compañera se haía vuelto loca o tendría razón “¿llevaré dentro una Antoñita Chimenea que me impulsa a fumar? En lugar de satisfacerla, voy a aprovechar el descanso para seguir meditando sobre esos personajes interiores…”
