Despertarse es la única experiencia que vale la pena. Abrir bien los ojos para ver que la infelicidad no viene de la realidad, sino de los deseos y de las ideas equivocadas. Para ser feliz no has de hacer nada, ni conseguir nada, sino deshacerte de falsas ideas, ilusiones y fantasías que no te dejan ver la realidad.
Tú ya eres felicidad, eres la felicidad y el amor, pero no lo ves porque estás dormido. Te escondes detrás de las fantasías, las ilusiones y también de las miserias de las que te avergüenzas. Nos han programado para ser felices o infelices (según aprieten el botón de la alabanza o de la crítica), y esto es lo que te tiene confundido. Has de darte cuenta de esto, salir de la programación y llamar a cada cosa por su nombre.
Si tú te empeñas en no despertar, nada se puede hacer: «No te puedes empeñar en hacer cantar a un cerdo, pues perderás tu tiempo y el cerdo se irritará». Ya sabes que no hay peor sordo que el que no quiere oír. Si no quieres oír, para despertar seguirás programado, y la gente dormida y programada es la más fácil de controlar por la sociedad.
Del libro:
La Iluminación es la Espiritualidad
Anthony de Mello