lunes, 25 de noviembre de 2013

LA TRAMPA DEL RETO PERSONAL


Una mujer atractiva e inteligente había entrado en un juego perverso por culpa de su ego. Le llovían pretendientes y podría haber elegido a cualquiera, sin embargo, tuvo la mala suerte de encontrar un hombre «ni contigo, ni sin ti», que se resistió a caer rendido a sus pies: un día quería y al otro no sabía qué hacer. La mujer, acostumbrada aganar siempre, se sintió afectada en su autoestima e hizo lo que nadie debería hacer en una situación como ésta: convirtió la conquista en un reto personal.

Los retos en el amor no son aconsejables; es como jugar con una granada de mano sin el seguro puesto. Cuando la gente me dice que su relación se ha convertido en un «reto» o en un «desafío», sé que ésta no es buena. Mi paciente estuvo tres años enganchada entre el odio y la alegría esporádica a un amor totalmente indeciso. Es el síndrome del «cazador cazado»: de tanto insistir e intentar resolver lo que no tenía solución, terminó enamorada hasta la médula. ¡Tres años metida de los pies a la cabeza, sin más objetivo en la vida que convencer al otro de que la amara a tiempo completo! Aristófanes, el gran comediante griego, afirmaba: «Si no te quieren como tú quieres que te quieran, ¿qué importa que te quieran?». Dicho de otra forma: si no saben que te quieren, ¿de qué te sirve ese amor?

Extracto del libro:
Manual Para No Morir de Amor
Walter Riso