lunes, 12 de enero de 2015

APRENDE A ESCUCHAR PROFUNDAMENTE


Comunicarse es una práctica, y para hacerlo no basta con tener buena voluntad, sino que has de ser hábil, aprender a comunicarte: Quizá hayas perdido la capacidad de escuchar. Tal vez la otra persona te haya hablado tan a menudo con amargura, condenándote y culpándote siempre, que ya has tenido bastante, te resulta imposible escucharla más y empiezas a evitarla. Ya no eres capaz de escuchar más a esa persona.

Intentas evitarla por miedo, porque no deseas sufrir, pero esta actitud hace que ella malinterprete la situación y piense que tú la desprecias, lo cual puede producir mucho sufrimiento.

Le das la impresión de que quieres boicotearla, ignorar su presencia. No puedes afrontar a esa persona pero, al mismo tiempo, tampoco puedes evitarla. La única solución es aprender de nuevo a comunicarte, y para ello has de escuchar profundamente a esa persona.

Sabemos que mucha gente sufre y siente que nadie es capaz de comprenderla, ni a ella ni la situación en que se encuentra.

Todo el mundo está demasiado ocupado y nadie parece tener la capacidad para escuchar, pero todos necesitamos que alguien nos escuche.

En la actualidad hay gente que practica la psicoterapia y se supone que están ahí para ti, para sentarse y escucharte, a fin de que les abras tu corazón, pero para ser verdaderos terapeutas han de saber escuchar profundamente. Los verdaderos terapeutas tienen la capacidad de escuchar con todo su ser, sin albergar ningún prejuicio, sin juzgar.

No sé cómo se preparan los terapeutas para adquirir esta capacidad de escuchar, porque un terapeuta también puede estar lleno de sufrimiento. Mientras está sentado y escucha a su paciente, las semillas del sufrimiento que hay en él pueden ser regadas. Si el terapeuta está anegado por su propio sufrimiento, ¿cómo puede escuchar adecuadamente a su paciente? Cuando uno estudia para ser terapeuta, debe aprender el arte de escuchar profundamente.

Escuchar con empatía significa que lo haces de tal modo que la otra persona siente que la estás escuchando y comprendiendo de veras, que la escuchas con todo tu ser, con tu corazón. Pero ¿cuántos de nosotros podemos escuchar así? En un principio aceptamos que hemos de escuchar con el corazón, para oír de verdad lo que el otro está diciendo.

Aceptamos que debemos dar al que habla la sensación de que está siendo escuchado y comprendido, y que sólo así se sentirá mejor. Pero en realidad, ¿cuántos de nosotros podemos escuchar de ese modo?

Extracto del libro:
LA IRA (El dominio del fuego interior)
Thich Nhat Hanh
Fotografía de Internet