Quizá en tu vida haya habido una época en la que no podías comunicarte con tus padres. Aunque vivieras en la misma casa, quizá hayas sentido que tu padre y tu madre estaban muy distantes. En esa situación sufren tanto los padres como el hijo.
Cada uno cree que entre ellos sólo hay diferencias, odio y separación. Los padres y el hijo no saben que tienen muchas cosas en común y que son capaces de comprenderse, perdonarse y amarse. Por tanto, es muy importante reconocer los elementos positivos que siempre hay en nosotros, para evitar que la ira y otros elementos negativos nos dominen.
Cuando llueve creemos que el sol ha desaparecido, pero si volamos en un avión a gran altura y atravesamos las nubes, descubrimos el sol de nuevo, vemos que siempre ha estado ahí.
En una época en la que estamos llenos de ira o desesperanza, nuestro amor sigue también allí. Nuestra capacidad de comunicar, de perdonar y de ser compasivos sigue estando allí.
Has de creerlo, somos algo más que nuestra ira, que nuestro sufrimiento. Debemos reconocer que en nosotros tenemos la capacidad de amar, comprender y ser compasivos. Si lo tienes presente, cuando llueva no te desesperarás, porque sabrás que aunque esté lloviendo, el sol sigue estando presente en alguna parte. Pronto la lluvia cesará y el sol volverá a brillar en el cielo.
Ten esperanza. Si puedes recordar que los elementos positivos siguen estando presentes en ti y en la otra persona, sabrás que el sol acabará por abrirse paso entre las nubes, para que lo mejor de ambos pueda surgir y manifestarse de nuevo.
La práctica sirve para esto, te ayudará a sentir la luz del sol, al Buda, la bondad que hay en ti, para poder transformar la situación. Esta bondad puedes llamarla como prefieras, como te sea más familiar según tu tradición espiritual.
Has de saber en el fondo de ti mismo que eres capaz de ser paz. Desarrolla la convicción de que la energía del Buda está en ti. Lo único que necesitas hacer es pedirle que te ayude. Y lo lograrás haciendo la práctica de respirar, caminar y sentarte de manera consciente.
Extracto del libro:
LA IRA (El dominio del fuego interior)
Thich Nhat Hanh
Thich Nhat Hanh
Fotografía de Internet