Lo suave siempre vence a lo duro. Lo suave está vivo, lo duro está muerto.
Lo suave es como una flor, lo duro es como una roca. Lo duro parece poderoso pero es impotente. Lo suave parece frágil pero está vivo.
Cualquier cosa viva es siempre frágil, y cuanta más elevada la calidad de vida, mayor su fragilidad. De manera que cuanto más ahondas, más suaves te vuelves, o cuanto más suaves te vuelves, más ahondas. El núcleo más interior es absolutamente suave.
Esa es toda la enseñanza de Lao Tse, la enseñanza del Tao: se suave, se como el agua; no seas como una roca. El agua cae en la roca. Nadie puede imaginar que al final el agua vaya a ganar. Es imposible creer que el agua va a ganar. La roca parece tan fuerte, tan agresiva, y el agua tan pasiva. ¿Cómo va a ganar el agua sobre la roca? Pero con el tiempo la roca desaparece. Poco a poco lo suave continúa penetrando en lo duro.
De modo que permite que sea un recordatorio constante. Siempre que empieces a sentir que te vuelves duro, relájate de inmediato y vuélvete suave, sin importar las consecuencias. Aunque seas derrotado y momentáneamente veas que va a ser una pérdida, deja que así sea, pero vuélvete suave... a la larga, la suavidad siempre gana.
Extracto del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 266
Osho
Día 266
Fotografía tomada de internet