Nuestro pensamiento tiende a buscar soluciones «lógicas» a los problemas con los que nos encontramos. Se apoya en lo que es habitual, esto es, en los caminos neuronales que ya hemos recorrido otras veces. Este sería un pensamiento vertical, pero Edward de Bono publicó en 1967 El uso del pensamiento lateral, libro en el cual explica una forma de pensar inusual.
El pensamiento lateral nos permite encontrar nuevas soluciones a cualquier experiencia o reto desde múltiples puntos de vista, y para desarrollarlo podemos seguir cuatro vías de exploración:
- Comprobar suposiciones.
- Formular las preguntas adecuadas, preguntando desde lo más general hasta lo más específico.
- Ver las cosas de forma creativa, desde muchas perspectivas.
- Aplicar la lógica.
Según De Bono, dos trucos para desarrollar el pensamiento lateral serían dar la vuelta al problema para verlo desde otro punto de vista, así como fragmentarlo para tratar cada parte una a una.
Antonio y Cleopatra han muerto. Ambos están reposando en el suelo de una villa de Egipto. Cerca hay un recipiente roto. No tienen marcas en el cuerpo ni han sido envenenados. ¿Qué ha sucedido?
Solución: Ambos son peces y murieron al romperse la pecera.
Un hombre asiste a una fiesta y bebe del mismo ponche que beberán todos los demás invitados durante la noche. Él se va de la fiesta temprano y no le ocurre nada, pero el resto de los invitados mueren por envenenamiento. ¿Cómo es posible?
Solución: El veneno estaba en los cubitos de hielo, y hasta que estos no se derritieron el ponche no se contaminó.
Es justamente a este «pensar de modo distinto» a lo que apelaba Einstein en este aforismo.
Tomado del libro:
Einstein para despistados
85 soluciones atómicas para problemas
relativamente graves
Allan Percy
Fotografía de Internet