domingo, 5 de abril de 2015

DISFUNCIÓN SEXUAL, ANTICIPACIONES DEL FRACASO


El 95% de los hombres y las mujeres que tienen disfunciones sexuales (anorgásmia, eyaculación precoz, impotencia) tienen lo que se llama la anticipación del fracaso. Esto es, piensan que no van a poder y entonces después no pueden, piensan en lo que tendría que pasar y después no pasa. Gran parte de nuestro fracaso sexual depende de esto.

A partir de los estudios sexuales realizados desde los años `60 para acá, hoy sabemos que el 75% de los problemas sexuales se curan solos cuando el individuo cancela la expectativa de que tiene que ser diferente.

La mayoría de los terapeutas sexuales recetan a sus pacientes un ejercicio casi infalible:

Vayan a la cama, hagan de todo, pero no cojan.

Esto es: cancelen la exigencia de estar lubricados, erecto, firme durando, etc. Y lo que sucederá será que bajará la expectativa y la sexualidad comenzará a funcionar de otra manera.

No puede elegir el que tiene una exigencia previa. Y el que tiene una exigencia previa tiene que aprender que su pito y su vagina no responden a la emoción al sentir el cuerpo y la vivencia del encuentro.

Hay, por supuesto, algunas pocas razones físicas que podrían determinar una incapacidad de erección o de excitación pero representan en conjunto el 2% de todas las consultas por disfunción. Los demás la inmensa mayoría, llegan a este odioso lugar desde sus propios bloqueos personales.

Un tipo que tenía una impotencia muy grave y una relación muy complicada con su mujer, empezó a ir a un médico que hacía hipnosis. Después de ocho sesiones, el tipo llega a la casa, le dice a la esposa que lo espere un minutito va al baño y se encierra cinco minutos. Al rato sale hecho una furia... excitado, erotizado, transpirado, sudoroso, erecto. Se tira arriba de la mujer, le arranca la ropa con los dientes y le hace el amor espectacularmente.

Al día siguiente llega, se encierra otra vez en el baño cinco minutos, sale y otra vez se le tira encima, hace todas las posiciones, colgado de la lámpara, el salto del tigre... todo.

Al otro día otra vez: los números, las categorías, los animalitos, los personajes de la televisión, los dibujitos, ¡todo!.

Pero siempre, antes de hacer el amor, se encierra en el baño. Entonces ella llama la atención. ¿Qué hará el baño? ¿será una parte de su terapia?, se pregunta. Hasta que un día decide espiarlo...

El tipo entra, se mete en el baño y la mujer lo mira por el ojo de la cerradura. Entonces ve al tipo mirándose atentamente frente al espejo diciendo: “No es mi esposa... No es mi esposa... No es mi esposa...”


Una de las cosas que deserotiza a los hombres de un modo bastante complicado tiene que ver con cargar a su compañera de rótulo de esposa.

(posiblemente un resabio de aquello de la puta y la madre ¿se acuerdan?).


Extracto del libro:
El Camino del Encuentro
Jorge Bucay
Fotografía  tomada de internet