Crecer hasta alcanzar tu destino requiere coraje, intrepidez, y la intrepidez* es la cualidad más religiosa.
Las personas llenas de miedo no pueden avanzar más allá de lo conocido. Lo conocido proporciona una especie de consuelo, de seguridad, porque es conocido. Uno es perfectamente consciente. Sabe cómo tratar con ello. Se puede permanecer casi dormido y ocuparse de ello... no hay necesidad de estar despierto; esa es la comodidad que tiene lo conocido. En cuanto cruzas el límite de lo conocido, surge el miedo, porque a partir de ese momento seras ignorante, no sabrás qué hacer, qué no hacer. Ya no estarás tan seguro de ti mismo, ya se pueden cometer errores; puedes perderte. Ese es el temor que mantiene a las personas atadas a lo conocido, y en cuanto una persona está atada a lo conocido, está muerta.
La vida solo puede vivirse peligrosamente... no hay otra manera de vivirla. Únicamente a través del peligro la vida alcanza su madurez, su desarrollo. Hace falta ser un aventurero, siempre listo para arriesgar lo conocido por lo desconocido. De eso trata ser un buscador. Pero en cuanto uno ha probado los gozos de la libertad y la intrepidez, uno jamás se arrepiente, porque entonces se conoce lo que es vivir de forma óptima. Entonces se sabe lo que significa quemar la antorcha vital por ambos extremos a la vez. E incluso un único momento de esa intensidad es más gratificador que toda la eternidad de vida mediocre.
* Del inglés fearlessness, miedo trascendido. (N. del T.)
Extracto del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 315
Osho
Día 315
Fotografía tomada de internet