domingo, 13 de diciembre de 2015

MIL MANERAS DIFERENTES DE NO HACER UNA BOMBILLA


Carta 19

Mil maneras diferentes de no hacer una bombilla

«La gente que dice que no se puede hacer no debería interrumpir a quienes lo están haciendo.»
Thomas Alva Edison

Querido/a lector/a:

Siempre he pensado que lo que convierte a alguien en un genio es la capacidad de hacer obvio lo que hasta el momento estaba oculto y a la vez era evidente.

Que la Tierra gira alrededor del Sol hoy está fuera de toda duda. Que la gravedad existe, es un hecho. Que la sangre circula por nuestro cuerpo, también.

Que nuestros genes y los de los monos tienen muchísimo en común, es obvio (a veces, descaradamente obvio). Que hay recuerdos y vivencias del pasado que no somos capaces de evocar porque resultan muy dolorosas y en algunos casos insoportables, es tristemente evidente...

Los genios miran la realidad de una manera diferente. Utilizan su cerebro para imaginar, para crear, partiendo de datos fiables y contrastables. Luego traducen sus descubrimientos a un lenguaje comprensible para todos. Parece fácil, pero para ello hacen falta cuatro cosas:

Saber pensar: tener modelos de referencia.
Tener buena información: preguntar, observar, escuchar y en definitiva ayudarse de los sentidos.
Arriesgarse a salir de lo conocido hasta el momento (se necesita coraje).
—Y, sobre todo, arriesgarse a comunicarlo (se necesita mucho coraje, que se lo digan si no a Copérnico, Galileo, Newton, Einstein, Servet, Darwin,

Freud, Mandela y tantos otros que fueron ignorados e incluso perseguidos en su tiempo, cuando decidieron mostrar una nueva manera de comprender al hombre y al universo).

Pero hay un ingrediente más. Last but not least, o sea, que no por mencionarlo el último es el menos importante. Es la perseverancia.

En las biografías de madame Curie, Thomas Edison, Albert Einstein, Santiago Ramón y Cajal, Antoni Gaudí, Sigmund Freud... se constata que todos los hoy considerados genios perseveraron y trabajaron mucho en sus proyectos.

Y aunque cuando pensamos en ellos sólo nos vienen a la cabeza los clichés de sus éxitos, conviene recordar que antes de esos éxitos hubo... ¡fracasos!

Un ensayo y error, una preparación, una tenacidad y una gran fe en el resultado.

Decía, brillante, Giacomo Leopardi que «la paciencia es la más heroica de las virtudes, precisamente porque carece de toda apariencia de heroísmo».

¡Cuánta verdad!

Es famoso el hecho de que Edison realizó más de mil intentos antes de lograr su primera bombilla eléctrica (piénsalo despacio, mil intentos:uno, dos, tres...). Cuando alguien le preguntó cómo era capaz de perseverar en el intento tras tantos fracasos su respuesta fue firme, irónica y contundente:«Perdone que le corrija. No he fracasado ni una sola vez. De hecho, ahora conozco mil maneras diferentes de no hacer una bombilla».

Muy pocos nacen siendo genios... Detrás de la genialidad hay una creatividad que muchas veces procede de la perseverancia, paciencia y especialización que escasos humanos son capaces de alcanzar. Pablo Picasso lo dejó muy claro: «No sé en qué momento llegan la inspiración y la creatividad... Lo que sé es que hago todo lo posible para que, cuando lleguen, me encuentren trabajando».

Para vivir «oportunidades geniales» es imprescindible que seamos perseverantes a la hora de intentar sacar provecho de los talentos o habilidades que tenemos y del entusiasmo que nace cuando hacemos de nuestra pasión el objeto de nuestro trabajo.

Las casas no se construyen de golpe ni caen del cielo. Las construcciones más sólidas e impresionantes, como las catedrales, se forman piedra a piedra y dejando tiempo, años, para que se vayan asentando en el terreno.

PARA QUE LAS OPORTUNIDADES SEAN SÓLIDAS, SE TIENEN QUE REVESTIR CON EL CEMENTO DE LA PERSEVERANCIA

No me malinterpretes: no digo que tengamos que ser genios. Sólo que podemos aprovechar y seguir su ejemplo. Si ellos fueron tenaces, ¿qué no tendremos que hacer nosotros?

Puedes invertir tu tiempo en resignarte y quejarte o puedes aprovecharlo para hacer realidad tus sueños. Eso sí, lo segundo implica dedicación, trabajo y voluntad de hacerlo bien.

Recuerda: lo que nos dificulta o impide realizar nuestros anhelos somos nosotros mismos. Los demás pueden ser la excusa perfecta para argumentar nuestra ausencia de logros.

Muy afectuosamente,
Álex

P. D. «¿Amas la vida? Pues no puedes malgastar tu tiempo, porque de eso está hecha la vida», dijo Benjamín Franklin. Y un relato lo ilustra así:

Mi meta estaba a 1.000 km. Un poco lejos, en efecto. Así que partí de donde estaba, definí el rumbo y empecé a andar.

Ocurrió que cuando estaba justo en la mitad, cuando llevaba ya recorridos 500 kilómetros, me desanimé. Me sentía cansado y no veía el final.

Así que decidí regresar al punto de partida, volviendo sobre mis pasos y recorriendo de vuelta los 500 kilómetros andados en la ida.

Cuando llegué al origen de mi viaje me sentí cansado, triste y desanimado, porque todo el esfuerzo hecho y el tiempo dedicado no había servido de nada.

Me paré por un momento a pensar, cosa que no había hecho cuando decidí volver... ¡y me di cuenta de que era un completo imbécil!

Porque había andado 1.000 kilómetros y estaba donde al principio, mientras que si los hubiera andado hasta el final me habrían llevado hasta mi objetivo.

Por tanto,

PERSEVERA... Y NO LO DEJES PARA MAÑANA.

Porque mañana será un hoy y tendrá también un mañana... Que nunca se convertirá en hoy... Es mejor dar el primer paso hoy, aquí y ahora... ¡ya!

Extracto del libro: 
La brújula interior
Conocimiento y éxito duradero 
Álex Rovira Celma