viernes, 11 de diciembre de 2015

TEN CLARO POR QUÉ TE SEPARASTE


Ya hemos dicho que por más dolorosa que sea una ruptura afectiva, puedes sacar provecho psicológico de ella. Tomar los aspectos positivos de la experiencia, revisar los errores cometidos y tratar de comprender lo ocurrido son algunas de las tantas maneras de hacer tu inventario personal. Que la reflexión te sirva para crecer y no para hundirte en la culpa, el arrepentimiento o la depresión. La siguiente guía de seis pasos, te ayudará a pensar ordenadamente la cuestión. 

1. TEN CLARO POR QUÉ TE SEPARASTE 

Es muy importante que sepas las razones por las cuales tu relación se fue a pique. Aunque parezca extraño, mucha gente no es capaz de explicar por qué se separó, y esa ignorancia respecto a la disolución del vínculo genera incertidumbre y malestar. ¿Cómo resolver algo que desconozco? Entre mis pacientes recién separados es muy común la frase: «No sé qué pasó... De pronto, todo se derrumbó...». Yo les pregunto dónde estaban mientras tanto, porque ninguna relación se acaba «de pronto». 

¿Cómo puede ser posible tal desconocimiento, si somos los principales implicados? 

Las parejas se deterioran más fácilmente si uno se queda de brazos cruzados, y lo que hoy parece una queja menor mañana podría convertirse en un problema gigantesco. 

¿Por qué se separa la gente? Los motivos son muchos y variados. No obstante, a modo de ejemplo, veamos el siguiente listado: 
  • Críticas, evaluación negativa y descalificación 
  • Aburrimiento, tedio o rutina 
  • Insultos, agresión física 
  • Infidelidad y/o celos 
  • Proyectos de vida discordantes 
  • Dificultades sexuales 
  • Discrepancias en la educación de los hijos 
  • Adicciones de algunos de los miembros de la pareja 
  • Malas relaciones familiares 
  • Presión y/o dificultades económicas 
  • Relaciones no equitativas 
  • Vida social incompatible. 
¿Te ubicas en alguna de estas posibilidades o en varias? Los motivos no tienen que ser catastróficos o dramáticos, ser infeliz o no ser feliz es suficiente razón para no seguir adelante con una relación, aunque a la gente no le guste. Haz la prueba, y si alguien te pregunta por qué te has separado, simplemente, dile: «Porque no era feliz». Notarás en seguida que no sabrá qué decir y probablemente te responda con un escueto: «Claro, claro...». La sociedad en que vivimos espera algo más trágico, más dramático e irreconciliable (por ejemplo, infidelidad descontrolada, homosexualidades latentes, maltrato), para que la decisión esté justificada. La causa de tu separación no tiene por qué estar en lo profundo del inconsciente o en algún trauma oscuro y retorcido de la niñez: a veces sencillamente no funciona y el síntoma, lo que se nota e impacta, es que la infelicidad va en aumento. 

Si reconoces errores por tu parte, asúmelos, sin culpa ni autocastigo: hazte cargo de ellos y, a ser posible, enmiéndalos o no vuelvas a repetirlos en el futuro. Conviértete en un experto de tu propia vida, de cada desenlace, de cada tropiezo y de cada éxito. Sin llegar a la obsesión, examina los momentos relevantes que viviste en pareja, lo que hiciste y dejaste de hacer, lo que te hicieron, las insatisfacciones y las alegrías. Examina todo, no dejes nada al azar. Como ya dije antes: los que actúan mecánicamente y sin conocimiento de causa caen en los mismos errores una y otra vez. La vida les pasa por las narices y no se dan cuenta.

Extracto del libro: 
Manual Para No Morir de Amor 
Walter Riso
Fotografía de internet