lunes, 25 de enero de 2016

AYUDAR A QUE EL AMOR VUELVA A APARECER


En Plum Village hay una hermana aún muy joven, sólo tiene veintidós años, que ayudó a su madre y a su hermana a reconciliarse después de que hubiesen prometido no verse nunca más. En tres horas fue capaz de ayudarlas a resolver el conflicto. Al final, ambas practicaron la meditación del abrazo. Se abrazaron con dulzura e inspiraron y espiraron conscientemente varias veces. Hicieron la práctica de: «Inspirando, soy consciente de que estoy viva; espirando, soy consciente de que mi ser amado sigue con vida, entre mis brazos». Practicaron ser conscientes del regalo que suponía para cada una la presencia de la otra y mantuvieron un profundo contacto con el momento presente, poniendo el cien por cien de sí mismas en el acto de abrazar a la otra persona. Fue muy curativo para ellas. A través de la práctica descubrieron que se querían muchísimo, pero que no lo sabían porque no habían sido hábiles en la relación que habían mantenido, en su forma de hablarse ni de escucharse.

Sólo porque la ira o el odio estén presentes, no significa que la capacidad de amar y de aceptar no esté ahí. Si eres hábil como meditador, como pacificador, puedes ayudar a que el amor y la comprensión vuelvan a aparecer en ti y en la otra persona. Te ruego que no creas que aquel amor ya no está en ti, porque no es cierto, el amor siempre ha estado en tu interior. Es como la luz del sol, que aunque llueva siempre sigue ahí, un poco más arriba que las nubes. Si asciendes por encima de estas, verás brillar el sol. Así que si crees que en ti no hay amor, que odias a la otra persona, estás equivocado. Y si no te lo crees, espera a que ella muera. Entonces no cesarás de llorar y desearás que vuelva a la vida, lo cual te demuestra que el amor siempre ha estado ahí. Debes dar una oportunidad al amor para que se manifieste mientras la otra persona sigue con vida. Y para ayudar a que el amor vuelva a aparecer, debes saber manejar la ira que sientes. La ira siempre va acompañada de confusión e ignorancia.

Extracto del libro:
LA IRA (El dominio del fuego interior)
Thich Nhat Hanh
Fotografía de Internet