Tonglen es una práctica que crea espacio, que ventila el aire de nuestras vidas para que la gente pueda respirar libremente y relajarse. Cuando nos encontramos con cualquier tipo de sufrimiento, la instrucción tonglen nos dice que debemos inspirarlo con el deseo de que todo el mundo se libere del dolor.
Bo y Sita Lozoff llevan más de veinte años ayudando a personas que están en prisión. Enseñan meditación, dan conferencias y editan un boletín con consejos espirituales llenos de inspiración y muy realistas. Cada día su apartado de correos se llena de cartas de gente que espera su respuesta, y cada día responden todas las cartas que pueden. Sita me dijo que a veces las cartas están tan llenas de desgracias y miseria, que se siente agobiada. A continuación, sin haber oído nunca hablar de tonglen, empezó de manera natural a inspirar el dolor de las cartas y a enviarles alivio.
Muchas personas que están muriendo de sida han empezado a hacer tonglen. Inspiran por todos los demás que están en el mismo barco, inspiran el sufrimiento de millones de hombres, mujeres y niños que tienen sida, y espiran bienestar y bondad. Como dijo un hombre: «No me hace daño, y me hace sentir que mi dolor no es en vano, que no estoy solo ni soy un inútil. Hace que todo esto merezca la pena.»
Si nos protegemos para no sentir dolor, la protección se convierte en una especie de armadura que aprisiona la delicadeza de nuestro corazón. Hacemos todo lo que se nos ocurre para no sentirnos amenazados. Tratamos de prolongar las buenas sensaciones que sentimos hacia nosotros mismos. Cuando miramos fotos de las revistas en las que aparece gente divirtiéndose en la playa, muchos de nosotros deseamos seriamente que la vida pudiera ser así de buena.
Cuando aceptamos el dolor inspirándolo, éste atraviesa de algún modo esa armadura. Ahora la manera de protegernos es suavizándonos. Comenzamos entonces a ver que esa pesada, chirriante y oxidada armadura no era tan monolítica. Con la inspiración la armadura empieza a caerse a pedazos, y descubrimos que podemos respirar profundamente y relajarnos. Comienzan a emerger la ternura y la bondad. Ya no tenemos que tensarnos como si estuviéramos toda la vida en el sillón del dentista.
Extracto del libro:
Cuando Todo Se Derrumba
Pema Chödron
Fotografía de Internet