La mejor postura para relajarte profundamente es con el cuerpo tendido. Centra ahora tu atención en una parte del cuerpo, como el corazón. Mientras inspiras, tomas conciencia del corazón y mientras espiras, le sonríes. Le envías tu amor, tu ternura.
La energía de ser consciente es como un rayo de luz que nos muestra con gran claridad cada parte de nuestro cuerpo. Los hospitales modernos tienen escáneres que pueden explorar nuestro cuerpo para ver cada zona con claridad. Pero el rayo de luz de un escáner es un rayo X y no el afectuoso rayo de ser consciente.
A esta práctica de explorar el cuerpo con el rayo de ser consciente la llamamos Relajación Profunda (más adelante abordaremos con más detalle la Relajación Profunda). Otro modo de respirar conscientemente es: «Inspirando, tranquilizo todo mi cuerpo; espirando, tranquilizo todo mi cuerpo». Tu cuerpo quizá esté agitado y tenso, y el hecho de abrazarlo con la energía de ser consciente puede ayudarlo a relajarse y a calmarse de nuevo. Cuando el cuerpo funciona plácidamente, se empieza a curar, lo cual ayuda a la mente a relajarse y a curarse también.
Según esta enseñanza, la respiración forma parte del cuerpo. Cuando tenemos miedo de algo o estamos enojados, nuestra respiración se vuelve superficial y de baja calidad. La respiración es entonces corta, ruidosa y en absoluto tranquila. Pero si sabes cómo empezar a inspirar y espirar conscientemente, calmando tu respiración, mejorará en pocos minutos. Se volverá más ligera, silenciosa y armoniosa, y tu mente empezará a calmarse.
La respiración, al igual que la meditación, constituye un arte. Para dirigir la inspiración y la espiración has de ser muy hábil, así podrás restablecer la armonía en tu cuerpo y tu mente. Si dominas la respiración con violencia, no podrás crear armonía y paz en tu cuerpo ni en tu conciencia. Una vez la respiración se haya vuelto más tranquila y profunda, sigue respirando de esta forma para abrazar las distintas partes del cuerpo.
Mientras estás tendido, practica la respiración consciente y genera la energía de ser consciente. Explora tu cuerpo con el afectuoso rayo de ser consciente, desde la coronilla hasta las plantas de los pies. Tardarás de media hora a una hora en hacerlo. Esta práctica es la mejor forma de demostrar tu interés, tu amor y tu atención hacia tu cuerpo.
Cada uno de nosotros debe hacer esta práctica al menos una vez al día. Organiza tu planificación diaria para que, quizá antes de acostarse, toda la familia pueda tenderse cómodamente en el suelo y practicar una total relajación durante veinte o treinta minutos. Apaga el televisor e invita a todos a venir y participar. Al principio, tal vez prefieras poner un casete para que guíe a toda la familia en la práctica de una total relajación. Y, más tarde, si lo prefieres, puedes dirigirla tú, ayudando a toda la familia a calmar y cuidar sus cuerpos.
Extracto del libro:
LA IRA (El dominio del fuego interior)
Thich Nhat Hanh
Thich Nhat Hanh
Fotografía de Internet