lunes, 31 de octubre de 2016

TONTERÍA





Meditación 


Superficialidad 


Descubri­miento





He conocido a una mujer, y no una mujer del montón: una profesora de una univer­sidad. Había meditado una vez, y vino y me dijo: Aún no he descubierto a Dios.





¡Una sola meditación! ¡Cuánto exiges de Dios! Sólo por sentarte tontamente durante unos cuarenta minutos (y estarás sentado ton­tamente, porque un tonto no puede sentarse de otra manera).





Puedes aparentar ser un Buda, pero se trata de algo meramente superficial. Por dentro cir­cula y dialoga el tonto. Adentro de ti hay un mono. Puedes controlar tu cuerpo, pero el mo­no que hay dentro salta permanentemente de una rama a otra y parlotea permanentemente.





Por eso, siempre pienso que Darwin debía tener razón. No sé si su teoría es científica­mente correcta o no pero, desde el punto de vista espiritual, cuanto más observo al hombre, más convencido estoy de que debía tener ra­zón. El hombre tiene que derivar del mono porque, en el fondo, sigue siendo un mono. Sólo la superficie ha cambiado; sólo el cuerpo es algo diferente, pero la mente es igual. ¿Y sólo por sentarse una vez puede alguien em­pezar a esperar lo infinito?





Nadie parece estar relajado. Si estuvieras relaja­do, no habría necesidad de meditar, ya que la me­ditación es terapéutica: es una medicina. Si eres saludable, no la necesitas. Y jamás he encontrado un solo ser- humano que no necesite meditación. Esto quiere decir que la humanidad entera está enferma; toda la Tierra es un gran hospital.





Trata de verlo.









Referencia:




El dios de todos (Osho)


Un camino espiritual para descubrir a Dios



Fotografía tomada de internet