El ojo se ciega ante los cinco colores.
Las cinco notas aturden el oído.
Los cinco sabores tornan insensible el paladar.
La prisa y la ambición enloquecen el corazón.
Los objetos preciosos perturban la conducta.
Por eso, el Sabio actúa para el cuerpo, no para el ojo.
Extracto del libro:
Lao-Tsé
Tao Te King
Fotografía tomada de internet