Los buenos maestros de los tiempos remotos formaban
uno con las misteriosas fuerzas invisibles.
Eran tan profundos que no podemos conocerlos.
No conociéndolos,
apenas sabemos describir su apariencia.
Eran tardos, como los que atraviesan un río en invierno,
prudentes, como los que temen estar rodeados de
vecinos,
discretos, como los invitados,
pasajeros, como el hielo que se funde,
sencillos, como la tela sin cortar,
amplios, como el valle,
y opacos, como el agua turbia.
¿Quién sabe cómo ellos, a través del reposo,
¿Quién sabe, como ellos,
a través de la constancia,
establecer gradualmente la calma?
Quien se atiene al SENTIDO
no anhela la abundancia.
Por no estar colmado
puede ser humilde,
eludir lo nuevo
y alcanzar la plenitud.
Extracto del libro:
Lao-Tsé
Tao Te King
Fotografía tomada de internet