martes, 6 de junio de 2017

EL SUBVERSIVO







Por los caminos anduvo Isaac Libenson, sin casa ni documentos.





De profesión, justiciero: a su paso iba dejando líos, sindicatos y cooperativas. Nunca salió de pobre, ni le interesó ese asunto.





Una medianoche de 1929, en Buenos Aires, nació su hijo Carlos, así llamado en homenaje a cierto barbudo profeta. Seis años después, cuando las profecías del profeta empezaban a cumplirse y estaba crujiendo el mundo, llegó la hora de enviar al hijo a la escuela:





—Vamos a esperar un poco —dijo Isaac—. El socialismo no puede demorar, y así el pibe recibirá una educación solidaria.





—Prefiero un burro capitalista —decidió la mujer, y al día siguiente envió al hijo a la escuela del barrio.





El socialismo todavía no había llegado un par de años después, cuando Isaac fue expulsado de la Argentina. Entonces se marchó a pelear a la guerra de España, con toda la familia.












Tomado de:


Cuentos de Galeano en la Jornada


Eduardo Galeano


Fotografía de internet