sábado, 15 de julio de 2017

LEY DE LA GRAVEDAD


La ley de la Gravedad no es responsable de que la gente caiga enamorada. 
(Albert Einstein)

La teoría Triangular del Amor, formulada por Robert Stenberg, afirma que este sentimiento tiene tres componentes esenciales: pasión, o el deseo de estar con la otra persona; intimidad, o la capacidad de compartir nuestros pensamientos con el otro; y compromiso, o la certeza de que esa persona no nos dejará de lado.

Estos componentes dividen el amor en seis clasesdependiendo de cómo se combinen entre sí:

– Amistad: solo existe la intimidad.
– Encaprichamiento: solo hay pasión.
– Amor vacío: la pasión y la intimidad no existen y solo queda el compromiso.
– Amor fatuo: solo existen la pasión y el compromiso.
– Amor romántico: sus ingredientes son la pasión y la intimidad.
– Amor sociable: relación en la que ha desaparecido la pasión, pero quedan la intimidad y el compromiso.
– Amor completo —o ideal—: el que cuenta con las tres características; es también el más difícil de mantener y tiende a convertirse, con el tiempo, en uno de los anteriores.

En cuanto a los compases iniciales de un vínculo, la expresión «noto mariposas en el estomágo» es característica del enamoramiento y tiene mucho que ver con las alteraciones biológicas, ya que las hormonas nos hacen sentir así.

Entre los responsables de esa revolución interior encontramos el neurotransmisor fenitelitamina, llamado «la molécula del amor», el cual, segregado en el hipotálamo, nos provoca euforia y felicidad, así como la ceguera que sentimos en la primera fase del amor.

Además, también están en juego la serotonina, una hormona que altera el estado de ánimo, y la dopamina, que nos afecta durante la primera fase centrando la atención en la persona deseada.

Este cóctel se encuentra en nuestro riego sanguíneo y, como todo, no dura eternamente; de ahí que con el tiempo los sentimientos puedan menguar. Pero existe un segundo proceso, en el cual actúan la oxitocina, segregada con el orgasmo, que estrecha los lazos de la pareja.


Tomado del libro:
Einstein para despistados
Allan Percy
Fotografía de Internet