Según un antiguo maestro chino, la verdad no es así ni de la otra forma. Es como un perro que anhela lamer un cuenco de aceite hirviendo. No puede dejarlo porque es demasiado deseable,, y tampoco puede lamerlo porque está demasiado caliente.
¿Cómo actuamos ante un aprieto así? De algún modo, alguien tiene que acabar animándonos a ser inquisitivos con ese territorio desconocido y con la pregunta incontestable de qué es lo que va a ocurrir a continuación.
El estado de presencia en el instante está a nuestra disposición en el momento en que estamos en un aprieto. Ese momento extraño y ambiguo es nuestra mente sabia. Allí mismo, en la incertidumbre del caos cotidiano, está nuestra mente sabia.
Necesitamos coraje para experimentar y probar este tipo de cosas. Es muy expuesto y quizá sintamos que no estamos preparados para ello, pero ésa es la cuestión. Ahí mismo, en ese mismo sentimiento de inadecuación e inquietud, está nuestra mente sabia. Podemos experimentar, no tenemos nada que perder; podemos experimentar con el hecho de no dejarnos desplazar por lo que creemos correcto o equivocado y aprender a relajarnos en la falta de suelo bajo los pies.
Extracto del libro:
Cuando Todo Se Derrumba
Pema Chödron
Fotografía de Internet