domingo, 31 de diciembre de 2017

NAM MYOHO RENGE KYO







Nam-myoho-renge-kyo podría ser descrito como un juramento, la expresión de la determinación de abrazar y manifestar nuestra naturaleza de Buda. Es el compromiso con nosotros mismos de no ceder jamás ante las dificultades y remontarnos victoriosos sobre nuestros sufrimientos. Al mismo tiempo, es el juramento de ayudar a los demás a revelar esta ley en sus propias vidas y alcanzar la felicidad.





Nam proviene del sánscrito “namas“, que significa “dedicar o consagrar la vida”.





Myo puede traducirse como “místico” o “maravilloso”, y ho significa “ley”. Esta ley es llamada mística porque resulta difícil de comprender. Pero, ¿qué resulta exactamente difícil de comprender? Es el prodigio de las personas comunes que, acosadas por la ilusión y el sufrimiento, despiertan a la ley fundamental en sus propias vidas, dándose cuenta de que inherentemente son Budas, capaces de resolver sus propios problemas y los de los demás.





Renge significa “flor de loto”. La flor de loto es pura y fragante, inmaculada a pesar del agua fangosa en la que crece. Del mismo modo, la belleza y la dignidad de nuestra humanidad se revelan en medio de los sufrimientos de la realidad diaria.





Kyo significa literalmente “sutra” y en este caso indica la Ley Mística que se asemeja a una flor de loto, la ley fundamental que permea la vida y el universo, la verdad eterna.





Link para el mantra:


https://www.youtube.com/watch?v=ad4hN3FbwFo


https://www.youtube.com/watch?v=KfRcUpoPl7w




NAM MYOHO RENGE KYO


Nam-myoho-renge-kyo podría ser descrito como un juramento, la expresión de la determinación de abrazar y manifestar nuestra naturaleza de Buda. Es el compromiso con nosotros mismos de no ceder jamás ante las dificultades y remontarnos victoriosos sobre nuestros sufrimientos. Al mismo tiempo, es el juramento de ayudar a los demás a revelar esta ley en sus propias vidas y alcanzar la felicidad.

Nam proviene del sánscrito “namas“, que significa “dedicar o consagrar la vida”.

Myo puede traducirse como “místico” o “maravilloso”, y ho significa “ley”. Esta ley es llamada mística porque resulta difícil de comprender. Pero, ¿qué resulta exactamente difícil de comprender? Es el prodigio de las personas comunes que, acosadas por la ilusión y el sufrimiento, despiertan a la ley fundamental en sus propias vidas, dándose cuenta de que inherentemente son Budas, capaces de resolver sus propios problemas y los de los demás.

Renge significa “flor de loto”. La flor de loto es pura y fragante, inmaculada a pesar del agua fangosa en la que crece. Del mismo modo, la belleza y la dignidad de nuestra humanidad se revelan en medio de los sufrimientos de la realidad diaria.

Kyo significa literalmente “sutra” y en este caso indica la Ley Mística que se asemeja a una flor de loto, la ley fundamental que permea la vida y el universo, la verdad eterna.

Link para el mantra:
https://www.youtube.com/watch?v=ad4hN3FbwFo
https://www.youtube.com/watch?v=KfRcUpoPl7w

PLEGARIA INDÍGENA (No te detengas en mi tumba a llorar)




Do not stand at my grave and weep.





Do not stand at my grave and weep


I am not there. I do not sleep.


I am a thousand winds that blow.


I am the diamond glint on snow.


I am the sunlight on ripened grain.


I am the gentle autumn rain.


When you awaken in the morning's hush


I am the swift uplifting rush


Of quiet birds in circling flights.


I am the soft star shine at night.


Do not stand at my grave and cry;


I am not there. I did not die.





No te acerques a mi tumba sollozando.


No estoy allí. No duermo ahí.


Soy como mil vientos soplando.


Soy como un diamante en la nieve brillando.


Soy la luz del sol sobre el grano dorado.


Soy la lluvia gentil del otoño esperado


cuando despiertas en la tranquila mañana.


Soy la bandada de pájaros que trina.


Soy también las estrellas que titilan,


mientras cae la noche en tu ventana.


Por eso, no te acerques a mi tumba sollozando.


No estoy allí. Yo no morí.








Mary Elizabeth Frye

PLEGARIA INDÍGENA (No te detengas en mi tumba a llorar)

Do not stand at my grave and weep.

Do not stand at my grave and weep
I am not there. I do not sleep.
I am a thousand winds that blow.
I am the diamond glint on snow.
I am the sunlight on ripened grain.
I am the gentle autumn rain.
When you awaken in the morning's hush
I am the swift uplifting rush
Of quiet birds in circling flights.
I am the soft star shine at night.
Do not stand at my grave and cry;
I am not there. I did not die.

No te acerques a mi tumba sollozando.
No estoy allí. No duermo ahí.
Soy como mil vientos soplando.
Soy como un diamante en la nieve brillando.
Soy la luz del sol sobre el grano dorado.
Soy la lluvia gentil del otoño esperado
cuando despiertas en la tranquila mañana.
Soy la bandada de pájaros que trina.
Soy también las estrellas que titilan,
mientras cae la noche en tu ventana.
Por eso, no te acerques a mi tumba sollozando.
No estoy allí. Yo no morí.


Mary Elizabeth Frye

MENTE CLARA






MENTE CLARA


sábado, 30 de diciembre de 2017

EL BRAHMÍN ASTUTO







Era en el norte de la India, allí donde las montañas son tan elevadas que parece como si quisieran acariciar las nubes con sus picos. En un pueblecillo perdido en la inmensidad del Himalaya se reunieron un asceta, un peregrino y un brahmín. Comenzaron a comentar cuánto dedicaban a Dios cada uno de ellos de aquellas limosnas que recibían de los fieles. El asceta dijo:





--Mirad, yo lo que acostumbro a hacer es trazar un círculo en el suelo y lanzar las monedas al aire. Las que caen dentro del círculo me las quedo para mis necesidades y las que caen fuera del círculo se las ofrendo al Divino.





Entonces intervino el peregrino para explicar:





--Sí, también yo hago un círculo en el suelo y procedo de la misma manera, pero, por el contrario, me quedo para mis necesidades con las monedas que caen fuera del círculo y doy al Señor las que caen dentro del mismo.





Por último habló el brahmín para expresarse de la siguiente forma:





--También yo, queridos compañeros, dibujo un círculo en el suelo y lanzo las monedas al aire. Las que no caen, son para Dios y las que caen las guardo para mis necesidades.





***





El Maestro dice: Así proceden muchas personas que se dicen religiosas. Tienen dos rostros y uno es todavía más falso que el otro.









Tomado del libro:


101 Cuentos clásicos de la India


LA TRADICIÓN DE UN LEGADO ESPIRITUAL


Recopilación de Ramiro Calle


Fotográfía de Internet


EL BRAHMÍN ASTUTO


Era en el norte de la India, allí donde las montañas son tan elevadas que parece como si quisieran acariciar las nubes con sus picos. En un pueblecillo perdido en la inmensidad del Himalaya se reunieron un asceta, un peregrino y un brahmín. Comenzaron a comentar cuánto dedicaban a Dios cada uno de ellos de aquellas limosnas que recibían de los fieles. El asceta dijo:

--Mirad, yo lo que acostumbro a hacer es trazar un círculo en el suelo y lanzar las monedas al aire. Las que caen dentro del círculo me las quedo para mis necesidades y las que caen fuera del círculo se las ofrendo al Divino.

Entonces intervino el peregrino para explicar:

--Sí, también yo hago un círculo en el suelo y procedo de la misma manera, pero, por el contrario, me quedo para mis necesidades con las monedas que caen fuera del círculo y doy al Señor las que caen dentro del mismo.

Por último habló el brahmín para expresarse de la siguiente forma:

--También yo, queridos compañeros, dibujo un círculo en el suelo y lanzo las monedas al aire. Las que no caen, son para Dios y las que caen las guardo para mis necesidades.

***

El Maestro dice: Así proceden muchas personas que se dicen religiosas. Tienen dos rostros y uno es todavía más falso que el otro.


Tomado del libro:
101 Cuentos clásicos de la India
LA TRADICIÓN DE UN LEGADO ESPIRITUAL
Recopilación de Ramiro Calle
Fotográfía de Internet

MÁS ALLÁ DEL PENSAMIENTO






MÁS ALLÁ DEL PENSAMIENTO


viernes, 29 de diciembre de 2017

PREGUNTAS







Inés, de tres años, hija de Alejandra Rosencof:





—¿Qué tengo yo, mamá? ¿Tengo hambre o tengo sueño?





Julieta, de tres años, hija de Nelly Hughes:





—¿Por qué me voy a ir, si aquí estoy más?





Manuel, de cuatro años, hijo de Minou Tavárez Mirabal:





—¿Otra vez vas a salir, mamá? ¿Pero es que tú no sabes que me haces falta? ¿Que cuando tú te vas, yo lloro?





Soledad, de cinco años, hija de Juanita Fernández:





—¿Por qué los perros no comen postre?





Camilo, de seis años, hijo de Glenda Irazábal:





—¿Por qué me llamás «mi vida», mamá? Vos tenés tu vida y yo tengo la mía.





Vera, de seis años, hija de Elsa Villagra:





—¿Dónde duerme la noche? ¿Duerme aquí, abajo de la cama?





Luis, de siete años, hijo de Francisca Bermúdez:





—¿Se enojará Dios, si no creo en él? Ay, mamá, no sé cómo decírselo.





Carlitos, de cuarenta años, hijo de María Scaglione:





—Mamá: ¿a qué edad me sacaste la teta? Mi psicóloga quiere saber.






Tomado de:


Cuentos de Galeano en la Jornada
Eduardo Galeano
Fotografía de internet


PREGUNTAS


Inés, de tres años, hija de Alejandra Rosencof:

—¿Qué tengo yo, mamá? ¿Tengo hambre o tengo sueño?

Julieta, de tres años, hija de Nelly Hughes:

—¿Por qué me voy a ir, si aquí estoy más?

Manuel, de cuatro años, hijo de Minou Tavárez Mirabal:

—¿Otra vez vas a salir, mamá? ¿Pero es que tú no sabes que me haces falta? ¿Que cuando tú te vas, yo lloro?

Soledad, de cinco años, hija de Juanita Fernández:

—¿Por qué los perros no comen postre?

Camilo, de seis años, hijo de Glenda Irazábal:

—¿Por qué me llamás «mi vida», mamá? Vos tenés tu vida y yo tengo la mía.

Vera, de seis años, hija de Elsa Villagra:

—¿Dónde duerme la noche? ¿Duerme aquí, abajo de la cama?

Luis, de siete años, hijo de Francisca Bermúdez:

—¿Se enojará Dios, si no creo en él? Ay, mamá, no sé cómo decírselo.

Carlitos, de cuarenta años, hijo de María Scaglione:

—Mamá: ¿a qué edad me sacaste la teta? Mi psicóloga quiere saber.

Tomado de:
Cuentos de Galeano en la Jornada
Eduardo Galeano
Fotografía de internet

FALSAS IDEAS






FALSAS IDEAS


jueves, 28 de diciembre de 2017

LA FUNCIÓN DEL MAESTRO







Los maestros no dicen la verdad; aunque quisieran, no podrían hacerlo. Es imposible. Entonces, cuál es su función? ¿Qué es lo que siguen haciendo?





No pueden decir la verdad, pero pueden evocar la verdad que dormita en ti. Pueden provocarla, pueden desafiarla. Pueden conmoverte, pueden despertarte. No pueden darte ni Dios ni verdad ni nirvana, pues todo ello ya está en ti. Tú naciste con todo ello. Es innato, es intrínseco. Forma parte de tu naturaleza misma. Por tanto, cualquiera que pretenda darte la verdad simplemente está explotando tu estupidez, tu credulidad; esa persona es astuta, astuta e ignorante al mismo tiempo. No sabe nada; ni siquiera ha vislumbrado la verdad. 





La verdad no se te puede dar, pues ya está en ti. Puede evocarse, suscitarse, provocarse. Puede generarse el contexto, o el espacio, para que surja en ti y no dormite más, para que despierte. 





La función del maestro es mucho más compleja de lo que crees. Sería mucho más fácil, más simple, si la verdad se pudiera transmitir. Pero no puede transmitirse, por lo que deben crearse maneras y mecanismos indirectos. 





La función del maestro es llamar: "Lázaro, sal de la cueva! Sal de tu tumba! Sal de tu muerte!" El maestro no puede darte la verdad, pero puede suscitar la verdad. Puede despertar algo en ti. Puede desencadenar un proceso en ti que encenderá una llama. La verdad eres tú, pero se ha acumulado mucho polvo a tu alrededor. La función del maestro es negativa: es darte un baño, lavarte, para que desaparezca el polvo. 





Los maestros iluminan. Colman tu ser de una gran luz, son luz. Esparcen luz sobre tu ser. Son como un reflector: enfocan su ser en tu ser. De repente la linterna de un maestro comienza a iluminar algunos territorios olvidados de tu ser. Están en tu interior, el maestro no los crea, simplemente está aportando su luz, enfocando su ser en ti. El maestro enfoca sólo cuando el discípulo se abre, cuando se entrega, cuando está dispuesto, listo para aprender y no para argüir; cuando el discípulo llega, no a acumular conocimientos sino a conocer la verdad; cuando el discípulo no es simplemente un curioso sino un buscador de la verdad y está dispuesto a arriesgarlo todo. Aun si es preciso arriesgar y sacrificar la vida, el discípulo está dispuesto a hacerlo. En realidad, al arriesgar tu adormilada vida, al sacrificarla, alcanzas una calidad de vida totalmente diferente: la vida de luz, de amor, la vida que está más allá de la muerte, más allá del tiempo, más allá del cambio. 






El maestro te ayuda a realizar tu propia experiencia. No te ofrece las Vedas, ni el Corán, ni la Biblia. Te enfrenta contigo mismo. Te hace tomar conciencia de tus recursos interiores, de tu propia sustancia, de tu propia divinidad. Te libera de las escrituras, de las interpretaciones ajenas. Te libera de toda creencia, de toda especulación, de toda conjetura. Te libera de la filosofía, de la religión, de la teología. En resumen, te libera del mundo de las palabras.





FUENTE: OSHO: El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos, Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 64

LA FUNCIÓN DEL MAESTRO


Los maestros no dicen la verdad; aunque quisieran, no podrían hacerlo. Es imposible. Entonces, cuál es su función? ¿Qué es lo que siguen haciendo?

No pueden decir la verdad, pero pueden evocar la verdad que dormita en ti. Pueden provocarla, pueden desafiarla. Pueden conmoverte, pueden despertarte. No pueden darte ni Dios ni verdad ni nirvana, pues todo ello ya está en ti. Tú naciste con todo ello. Es innato, es intrínseco. Forma parte de tu naturaleza misma. Por tanto, cualquiera que pretenda darte la verdad simplemente está explotando tu estupidez, tu credulidad; esa persona es astuta, astuta e ignorante al mismo tiempo. No sabe nada; ni siquiera ha vislumbrado la verdad. 

La verdad no se te puede dar, pues ya está en ti. Puede evocarse, suscitarse, provocarse. Puede generarse el contexto, o el espacio, para que surja en ti y no dormite más, para que despierte. 

La función del maestro es mucho más compleja de lo que crees. Sería mucho más fácil, más simple, si la verdad se pudiera transmitir. Pero no puede transmitirse, por lo que deben crearse maneras y mecanismos indirectos. 

La función del maestro es llamar: "Lázaro, sal de la cueva! Sal de tu tumba! Sal de tu muerte!" El maestro no puede darte la verdad, pero puede suscitar la verdad. Puede despertar algo en ti. Puede desencadenar un proceso en ti que encenderá una llama. La verdad eres tú, pero se ha acumulado mucho polvo a tu alrededor. La función del maestro es negativa: es darte un baño, lavarte, para que desaparezca el polvo. 

Los maestros iluminan. Colman tu ser de una gran luz, son luz. Esparcen luz sobre tu ser. Son como un reflector: enfocan su ser en tu ser. De repente la linterna de un maestro comienza a iluminar algunos territorios olvidados de tu ser. Están en tu interior, el maestro no los crea, simplemente está aportando su luz, enfocando su ser en ti. El maestro enfoca sólo cuando el discípulo se abre, cuando se entrega, cuando está dispuesto, listo para aprender y no para argüir; cuando el discípulo llega, no a acumular conocimientos sino a conocer la verdad; cuando el discípulo no es simplemente un curioso sino un buscador de la verdad y está dispuesto a arriesgarlo todo. Aun si es preciso arriesgar y sacrificar la vida, el discípulo está dispuesto a hacerlo. En realidad, al arriesgar tu adormilada vida, al sacrificarla, alcanzas una calidad de vida totalmente diferente: la vida de luz, de amor, la vida que está más allá de la muerte, más allá del tiempo, más allá del cambio. 

El maestro te ayuda a realizar tu propia experiencia. No te ofrece las Vedas, ni el Corán, ni la Biblia. Te enfrenta contigo mismo. Te hace tomar conciencia de tus recursos interiores, de tu propia sustancia, de tu propia divinidad. Te libera de las escrituras, de las interpretaciones ajenas. Te libera de toda creencia, de toda especulación, de toda conjetura. Te libera de la filosofía, de la religión, de la teología. En resumen, te libera del mundo de las palabras.

FUENTE: OSHO: El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos, Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 64

PELEAR POR DIOS






PELEAR POR DIOS


miércoles, 27 de diciembre de 2017

EL ATOLLADERO







He aquí que un hombre entró en una pollería. Vio un pollo colgado y, dirigiéndose al pollero, le dijo:





--Buen hombre, tengo esta noche en casa una cena para unos amigos y necesito un pollo. ¿Cuánto pesa éste?





El pollero repuso:





--Dos kilos, señor.





El cliente meció ligeramente la cabeza en un gesto dubitativo y dijo:





--Éste no me vale entonces. Sin duda, necesito uno más grande.





Era el único pollo que quedaba en la tienda. El resto de los pollos se habían vendido. El pollero, empero, no estaba dispuesto a dejar pasar la ocasión. Cogió el pollo y se retiró a la trastienda, mientras iba explicando al cliente:





--No se preocupe, señor, enseguida le traeré un pollo mayor.





Permaneció unos segundos en la trastienda. Acto seguido apareció con el mismo pollo entre las manos, y dijo:





--Éste es mayor, señor. Espero que sea de su agrado.





--¿Cuánto pesa éste? -preguntó el cliente.





--Tres kilos -contestó el pollero sin dudarlo un instante.





Y entonces el cliente dijo:





--Bueno, me quedo con los dos.





***





El Maestro dice: En un atolladero tal se halla todo aspirante espiritual cuando verdaderamente no se compromete con la Búsqueda.












Tomado del libro:


101 Cuentos clásicos de la India


LA TRADICIÓN DE UN LEGADO ESPIRITUAL


Recopilación de Ramiro Calle


Fotográfía de Internet





EL ATOLLADERO


He aquí que un hombre entró en una pollería. Vio un pollo colgado y, dirigiéndose al pollero, le dijo:

--Buen hombre, tengo esta noche en casa una cena para unos amigos y necesito un pollo. ¿Cuánto pesa éste?

El pollero repuso:

--Dos kilos, señor.

El cliente meció ligeramente la cabeza en un gesto dubitativo y dijo:

--Éste no me vale entonces. Sin duda, necesito uno más grande.

Era el único pollo que quedaba en la tienda. El resto de los pollos se habían vendido. El pollero, empero, no estaba dispuesto a dejar pasar la ocasión. Cogió el pollo y se retiró a la trastienda, mientras iba explicando al cliente:

--No se preocupe, señor, enseguida le traeré un pollo mayor.

Permaneció unos segundos en la trastienda. Acto seguido apareció con el mismo pollo entre las manos, y dijo:

--Éste es mayor, señor. Espero que sea de su agrado.

--¿Cuánto pesa éste? -preguntó el cliente.

--Tres kilos -contestó el pollero sin dudarlo un instante.

Y entonces el cliente dijo:

--Bueno, me quedo con los dos.

***

El Maestro dice: En un atolladero tal se halla todo aspirante espiritual cuando verdaderamente no se compromete con la Búsqueda.



Tomado del libro:
101 Cuentos clásicos de la India
LA TRADICIÓN DE UN LEGADO ESPIRITUAL
Recopilación de Ramiro Calle
Fotográfía de Internet

DIFERENCIAS ESPIRITUALES






DIFERENCIAS ESPIRITUALES


martes, 26 de diciembre de 2017

COMPLICIDAD






COMPLICIDAD


MENTE EN MOVIMIENTO






MENTE EN MOVIMIENTO


ORACIÓN DE LOS INDIOS LAKOTA







Wakan Tanka, Gran Misterio,


enséñame a confiar


en mi corazón,


en mi mente,


en mi intuición,


en mi sabiduría interna,


en los sentidos de mi cuerpo,


en las bendiciones de mi espíritu.





Enséñame a confiar en estas cosas,


para que pueda entrar en mi Espacio Sagrado


y amar más allá de mi miedo,


y así Caminar en Equilibrio


con el paso de cada glorioso Sol.

ORACIÓN DE LOS INDIOS LAKOTA


Wakan Tanka, Gran Misterio,
enséñame a confiar
en mi corazón,
en mi mente,
en mi intuición,
en mi sabiduría interna,
en los sentidos de mi cuerpo,
en las bendiciones de mi espíritu.

Enséñame a confiar en estas cosas,
para que pueda entrar en mi Espacio Sagrado
y amar más allá de mi miedo,
y así Caminar en Equilibrio
con el paso de cada glorioso Sol.

lunes, 25 de diciembre de 2017

SOBRE LA RELIGIÓN







Entendemos que su religión (la del hombre blanco) está escrita en un libro. Si fuera para nosotros también, ¿por qué el Gran Espíritu no nos la ha dado a nosotros? ¿Por qué no les dio a nuestros ancestros el conocimiento de ese libro, con los medios para entenderlo apropiadamente? 





Hermano, dices que sólo hay una manera de rendir culto y servir al Gran Espíritu. Si existe una sola religión, ¿por qué es que ustedes los hombres blancos difieren tanto al respecto? ¿Por qué no están de acuerdo entre ustedes, siendo que todos pueden leer el libro? 





Hermano, el Gran Espíritu nos ha creado a todos. Pero ha creado grandes diferencias entre sus hijos blancos y sus hijos rojos. Nos ha dado un color de piel diferente y costumbres diferentes. Puesto que ha creado diferencias tan grandes entre nosotros en otras cosas, ¿por qué no podemos concluir que nos ha dado una religión diferente, de acuerdo a nuestra propia comprensión? 





Hermano, no deseamos destruir ni quitarte tu religión. Únicamente queremos gozar de la nuestra. 








Jefe Casaca Roja de los Seneca, 1805

SOBRE LA RELIGIÓN


Entendemos que su religión (la del hombre blanco) está escrita en un libro. Si fuera para nosotros también, ¿por qué el Gran Espíritu no nos la ha dado a nosotros? ¿Por qué no les dio a nuestros ancestros el conocimiento de ese libro, con los medios para entenderlo apropiadamente? 

Hermano, dices que sólo hay una manera de rendir culto y servir al Gran Espíritu. Si existe una sola religión, ¿por qué es que ustedes los hombres blancos difieren tanto al respecto? ¿Por qué no están de acuerdo entre ustedes, siendo que todos pueden leer el libro? 

Hermano, el Gran Espíritu nos ha creado a todos. Pero ha creado grandes diferencias entre sus hijos blancos y sus hijos rojos. Nos ha dado un color de piel diferente y costumbres diferentes. Puesto que ha creado diferencias tan grandes entre nosotros en otras cosas, ¿por qué no podemos concluir que nos ha dado una religión diferente, de acuerdo a nuestra propia comprensión? 

Hermano, no deseamos destruir ni quitarte tu religión. Únicamente queremos gozar de la nuestra. 


Jefe Casaca Roja de los Seneca, 1805

SER COMÚN Y CORRIENTE







Ser común y corriente es lo más extraordinario del mundo porque todo el mundo quiere ser extraordinario. Nadie quiere ser común y corriente. Ser común y corriente es lo más extraordinario. Pocas veces ocurre que alguien se relaje y se vuelva común y corriente. Si se les pregunta a los maestros Zen: 'Ustedes qué hacen?', te dicen: Recogemos leña en el bosque, cargamos agua del pozo. Comemos cuando tenemos hambre, bebemos cuando tenemos sed, dormimos cuando estamos cansados. Es todo. 





No parece nada muy atractivo, recoger leña, cargar agua, dormir, meditar, comer. Dirás: 'Son cosas comunes y corrientes. Todo el mundo las hace'. Pero no son cosas comunes y corrientes y nadie las hace. Cuando estás recogiendo leña, menosprecias esa actividad. Quisieras ser presidente de algún país. No deseas ser leñador. Menosprecias el presente a cambio de algún futuro imaginario. 





Cuando cargas agua del pozo, tienes la impresión de estar malgastando tu vida. Te irrita. No estás hecho para cosas tan ordinarias. Estabas destinado a conducir al mundo entero hacia una paraíso, una utopía. 





Son ficciones del ego. Son el resultado de estados de conciencia. Al ser común y corriente, de repente lo que has llamado trivial deja se ser trivial, lo que has llamado profano deja de profano. Todo se vuelve sagrado. El acto de recoger leña se vuelve sagrado. Cargar agua del pozo se convierte en un acto sagrado. 





Cuando cada acto se vuelve sagrado, cuando cada acto se convierte en una meditación, en una oración, sólo entonces logras penetrar la profundidad de la vida, y sólo entonces la vida te revela todos sus misterios. En ese momento te vuelves hábil, te vuelves receptivo. Entre más receptivo seas, más disponible está la vida para ti. Es ésta la esencia de mi enseñanza: ser común y corriente... tan común y corriente que desaparezca todo deseo de ser extraordinario. 








FUENTE: OSHO: El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos‘, Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 44