La Sadbana de Mahamudra de Trungpa Rinpoche describe el samaya de cuerpo, discurso y mente de una manera muy hermosa: «Cualquier cosa que veamos con los ojos es vívidamente irreal en el vacío, y sin embargo tiene una forma.» Y continúa diciendo que la forma no es otra cosa que el aspecto de nuestro profesor. «Cualquier cosa que  oigamos  con  los  oídos  es  el  eco  del  vacío,  y  sin embargo es real.» Y estos sonidos ordinarios y cotidianos son la expresión de nuestro profesor. Todos nuestros pensamientos y recuerdos, «buenos y malos, alegres y tristes»,  todos  ellos  «desaparecen  en  el  vacío  como  la huella de un pájaro en el cielo». Todos estos pensamientos que surgen constantemente son la mente de nuestro profesor.  Aquí  es  donde  la  sadhana  empieza  a introducirnos al hecho de que el profesor no está separado de  nuestra  experiencia.  Nos damos  cuenta  de  que  no existe alternativa a la experiencia que estamos teniendo; nuestra experiencia es la única que hay: ella es el profesor definitivo. 
Según una famosa cita, el estudiante de budismo vajrayana siempre debe estar en estado de pánico. Nos resulta tan poco familiar adquirir un compromiso tan total con el despertar que nos ponemos nerviosos. En una ocasión en que estaba dedicando muchas horas a realizar una práctica, me sentía tan agitada que apenas podía mantenerme sentada. Más tarde le dije a Rinpoche que me sentía irritada con todo, hasta con las motas de polvo. Me respondió que eso ocurría porque la práctica me exigía estar cuerda y aún no estaba acostumbrada a ello.
Extracto del libro:
Cuando Todo Se Derrumba
Pema Chödron
Fotografía de Internet

